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Wednesday, September 29, 2010

Los mimes de la herencia

Según el diccionario de que dispongo- “Mime”: en Rep. Dominicana y Puerto Rico- mosquito pequeño y muy picador. Caerle a alguien “mimes”- tener mala suerte. Creo que el Larousse tiene una pequeña confusión: los “mayes”, no los “mimes”, son los que pican, por lo menos en nuestra República Dominicana. Bueno, pido excusas a mis lectores por escribir que hay un problema con el diccionario. Atreverse a contradecir un diccionario no es poca cosa. Un amigo me aclara que “mime” es palabra española y que “maye” es taína.

El punto es que hasta donde lo he usado toda mi vida, los mayes pican y pican duro, viven cercanos al agua y presentan una curiosa biología; los “mimes” son unos “amemados” (¿vendrá de “amimado”?), no hacen nada, solo son eso, mimes. Nos dicen, eso sí, cuando un guineo, una naranja, una lechosa, un mango o cualquier otra fruta está fermentando. Sobrevuelan frutas fermentadas, atraídos por el alcohol y luego por el vinagre que se produce: son las moscas del vinagre o moscas de las frutas.

En las cocinas y nuestras mesas los vemos como mosquitas que se espantan con una toallita y pocos saben que son los organismos sobre los cuales se construyó toda la nueva ciencia de la biología en el siglo XX, y aún aparecen como parte importantísima de la experimentación en
las ciencias de la vida en este siglo XXI.

No que antes del siglo XX no se notaran. Jean Deutsch (de la Universidad Pierre y Marie Curie de París) en sus escritos sobre ciencia y organismos interesantes (El gusano que usaba el caracol como taxi y otras historias naturales; Fondo de Cultura Económica, 2009) trae a nuestra atención que el gran Rèamur, en el quinto de sus seis tomos de historia de los insectos (1734-1742), comentó sobre esta pequeña mosca y ofrece una lectura que es un modelo de estilo y discusión de los problemas científicos de la época.

El nombre científico del mime es Drosophila melanogaster (amante del rocío de vientre oscuro), la famosa mosquita drosófila, algo inseparable de toda la genética moderna y esto sólo de inicio.

Es una pequeñísima mosquita de unos milímetros de tamaño, ojos rojos y con sólo cuatro cromosomas. Se conocen más de dos mil especies y solo en Hawái, ese archipiélago en el Pacífico que es un estado de la unión de Estados Unidos de América, viven unas mil especies distintas. ¡A la evolución siempre le ha gustado jugar en las islas! Solo dos especies, la D. melanogaster y la D. simulans son universales, eso sí, por el estudio de sus relojes génicos sabemos que se separaron como especies distintas hace 2.5 millones de años, más o menos tan viejas como el género Homo.

En el 1909 con T. H. Morgan y su “cuarto de moscas” en la Universidad de Columbia, en New York, se inició la aventura de estos mimes como objeto de investigación. Y muy curioso, en un moderno texto de Zoología General, de impresionante tamaño además, al presentar los beneficios de los insectos menciona muchos, ¡pero olvida su papel clave en la investigación científica! Bueno, parece que no sólo en los diccionarios se escapan los detalles.

La drosófila es fácil de obtener, simple de alimentar y cuidar, pequeña de tamaño y de un ciclo de vida - nacimiento/reproducción- de unas dos semanas, lo que la convirtió en ideal para estudios en la incipiente genética del siglo XX, al poder fácilmente obtener varias generaciones de individuos en corto tiempo. Del “cuarto de moscas” de Columbia salió la teoría cromosómica de la herencia, el mapeo de genes (en cromosomas gigantes que presentan las drosófilas en sus glándulas salivales), como producir mutantes con sustancias químicas y radiaciones y múltiples conocimientos y aplicaciones más.

De capital importancia fue la cultura científica que inició T. H. Morgan: todo el que quisiera recibía ejemplares de sus moscas, las técnicas de cría y los resultados e ideas que se debatían. Las drosófilas se extendieron a laboratorios de biólogos de todo el mundo (y hoy, por supuesto, sus datos y estudios están todos al alcance por internet).

Al año 2000, más de 70,000 artículos científicos y 30,000 resúmenes de ponencias se habían publicado sobre estos mimes de la herencia. En el 2007, el genoma (la totalidad de genes de una especie) de 12 especies de drosófilas fue publicado y la manipulación de genes y de sus productos y el elevado número de mutaciones en estas mosquitas que resultan en malformaciones y enfermedades que también presentamos los humanos la ha convertido en un organismo que llegó a los laboratorios de investigación para quedarse.

Recién en estos días leía un estudio de evolución experimental en drosófilas, donde se discute la masculinización del genoma (hecho también encontrado en ratones y humanos), lo que significa que una mayor parte del genoma opera en funciones masculinas que en femeninas y que los genes de machos evolucionan más rápido que los de las hembras. Bueno, una garantía evolutiva de que el sexo seguirá siendo la forma de reproducción de muchos organismos y que la nueva era de los genomas y de las drosófilas refuerzan aún más las ideas y teorías evolucionistas. Los mimes de la herencia son ahora también los mimes de la evolución.

Cuando veas los mimes sobrevolando las frutas en tu hogar, piensa, no sólo estás observando la evolución en movimiento, sino como supo la ciencia por qué te pareces a tu hermano, a tu mamá y con algo de suerte, a tu papá.

La abuela

Llega como siempre – es un negocio anual- el Día de las Madres. Y si bien es un gran negocio, en millones de personas es un día especial: visitas a sus madres vivas con un presente, un regalito , un cariño. También se visitan las madres idas y les llevan flores al cementerio. Es una actividad altamente emotiva en casi todas las personas (aunque también emotiva en los comerciantes, es otra clase de emoción, claro).

Las personas jóvenes y los adultos con suerte tienen además una celebración especial: acompañar a sus padres a visitar a las abuelas.

Y las abuelas, que ni siquiera, como tales, tienen un día especial han saltado a la actualidad de una manera muy atractiva.

El nro. 1 del volumen 33 de este año 2010 de la prestigiosa revista científica Behavioral and Brain Sciences ( Ciencias del Cerebro y la Conducta) viene monográfico dedicado a los abuelos y en especial a las abuelas. Desde hace unos años los científicos de diversas ramas del saber vienen prestando atención a este segmento poblacional, y cientos de artículos y revisiones lo atestiguan y por más de un motivo.

Quizás el detonante haya sido el aumento de personas en la llamada cuarta edad en los países desarrollados y el problema económico de mantener las prestaciones sociales y de jubilación a un número de personas en contínuo aumento y camino a convertirse en una mayoría relativa e importante.

En algún lado leí que para mantener un jubilado , hace unos años, existían 20 personas trabajando y pagando impuestos, pero que en un futuro no lejano, si continua el ritmo actual, sólo dos personas estarían trabajando por cada jubilado, haciendo así imposible la continuidad de las prestaciones sociales a esta capa de la población, con todo lo que ello implica.

Quizás esa realidad de países desarrollados y en segundo lugar, y a pasos lentos, de Latinoamérica- en Africa y muchos países asiáticos la jubilación es aún un sueño- ha llevado a muchos científicos a ver el problema de la vida de estas personas. Quizás también hay otras causas.

Resulta que los seres humanos somos los únicos animales cuyas hembras sobreviven la menopausia. Todos los demás animales mueren cuando pierden la capacidad de reproducirse. Y no es un asunto moderno o de los últimos años. El hecho de que ahora, según las estadísticas de población, presentamos un mayor promedio de años de vida (hasta 1940 la expectativa de vida era de alrededor de 40-50 años – en Africa y Haiti aún lo es- mientras hoy es de 70-80 en muchos países) es un reflejo, más que de mayor vida, de menos muertes al nacer y antes de los cinco años. Claro, el avance de la ciencia y de la medicina y las políticas públicas correspondientes son responsables de la situación; pero en siglos pasados, si una mujer llegaba a los 40 años de edad, era muy probable que viviese hasta los 70.
Y la pregunta es ¿por qué la hembra humana es la única que sobrevive la pérdida de su capacidad reproductiva? Estudios señalan que no ocurre así en chimpancés (nuestros primos más cercanos) y datos (muy discutidos) de la antropología muestran que tampoco en los Australopitecus- esos animales hoy fósiles, pero ya en camino de hominización. Es con el género Homo, con H.erectus, cuando se considera que apareció esta adaptación evolutiva.

La historia, con muchísima discusión en los detalles, es que una abuela ayudaba a la hija en la cría de los nietos y estos tenían así más posibilidades de sobrevivir, pasando los genes de larga vida de la abuela ( que son sus genes) a sus propios hijos.

Se han realizado cientos de investigaciones y observamos muchas controversias, tanto en los datos como en sus teorías explicativas. Algo curioso, en el número citado de Behavioral and Brain Sciences se muestran estudios- realizados en Alemania- en los cuales la abuela materna ( de los cuatro posibles abuelos) es la que más invierte tiempo y energías en sus nietos.

Curioso que el citado estudio no presentara los datos que señalan que precisamente es la abuela materna la que más genes comparte con los nietos, ya que además del ¼ de los genes nucleares (igual a los otros tres abuelos) ofrece la totalidad de los genes mitocondriales, que en mamíferos sólo se heredan por vía materna.

Es así que nuestra abuela materna es la más emparentada con nosotros, sus nietos, genéticamente hablando.

Desde que los biólogos evolucionistas introdujeron los conceptos de aptitud (fitness) y aptitud inclusiva ( inclusive fitness) – según el diccionario de ecología, taxonomía y evolución, 2da edición en español (2009) traducida de la 2da. Edición en inglés (1998) (editado por el Fondo de Cultura Económica de México, y obtenido gracias a la pasada Feria del Libro) “por lo general cuantificada como el número de promedio de progenie superviviente de genotipos en competencia”- su uso en explicaciones evolucionistas se ha convertido en un planteamiento de primer orden; y así, teóricamente nuestra abuela materna debería ser la que más se preocupe por nosotros- y así parece ser según los datos de los estudios recientes.

Pero, aún más, la psicología evolucionista ha agregado que en efecto, la abuela materna es la que más se preocupa por los nietos, aunque de tener una nieta de hija, al ser ésta la que efectivamente transmitirá todos sus genes a la descendencia (nucleares y mitocondriales) pasará, por mecanismos psicológicos adaptativos, a ser la preferida de la abuela.

El Día de las Madres debería verse como también el Día de la Abuela. La aparición de abuelos parece ser tan parte de que seamos humanos como nuestro pensar y nuestro lenguaje y probablemente anterior a estas siempre pensadas como características humanas básicas y únicas.

Aunque un cómico estadounidense expresó, notando que lo mejor para un bebé en ausencia de la madre era la abuela, que esa era la causa por la que todos los abuelos salían huyendo hacia la Florida. Causa pleistocénica pudiéramos agregar.

Que el Día de las Madres sea también el de la Abuela, esa personita dulce que sólo sabe de malcriarnos y de gozar nuestras imprudencias. Se lo merece. Es la que nos hizo humanos.

Una molécula, una sola molécula.

El sueño de lo simple ha perseguido a los humanos por milenios. El rasante, la famosa navaja del franciscano Guillermo de Ockham lo plasma en términos filosóficos: cuando tenemos que escoger entre varias soluciones posibles la más simple es por lo general la más indicada, el famoso principio de la parsimonia.

La vida simple, a despecho de los intelectuales, parece ser la más fructífera en términos humanos de emociones positivas, aunque evitemos confundir simpleza y felicidad con primitivismo y pobreza, que ya eso es otra historia.

Pero, a pesar de desearse lo simple, el mundo aparenta complicado. Nadie observa la Tierra girando alrededor del Sol, sino todo lo contrario y la búsqueda de lo real necesita cuidarse de las apariencias: estas siempre son simples y encubridoras. Así, los científicos investigadores aconsejan constantemente a sus alumnos: hay que ir con cuidado y confirmar y reconfirmar todo, no existe la “bala de plata” que cure todas las enfermedades. Me pregunto a veces si esta expresión procede del famoso Llanero Solitario o de la bala de plata para matar vampiros de las novelas de misterio.

Pero continuamente aparecen contraejemplos. La simpleza de que una sola molécula sea la responsable de complejas conductas y catastróficas enfermedades nos hace de nuevo pensar en lo simple y esperar seguir encontrando eventos únicos que nos expliquen y aclaren las enmarañadas verdades que buscamos conocer.

Estudiando un pequeño gusano, hoy ya famoso como animal de experimentación, el Caenorhabditis elegans, se encontraron dos variantes. Una se alimenta en solitario y la otra en grupos. La única diferencia entre las dos variedades es un aminoácido en una proteína receptora. Transferir el receptor de un gusano de alimentación social a uno solitario causa que este socialice con sus congéneres para comer.

Otra proteína, ahora en el mime de las frutas, la famosa Drosophila de los genetistas, llamada “estéril” gobierna la conducta de enamoramiento y se expresa distinto en moscas machos y hembras. Recientemente investigadores en Viena reportaron que cuando las hembras expresan la proteína del macho empiezan a intentar montar machos y a enamorarlos. Además, para que los mimes de las frutas desarrollen el circuito neural de enamoramiento y preferencia sexual, el gen responsable de la proteína “estéril” debe estar presente y activo en el desarrollo temprano del insecto, si se coloca cierto tiempo después, no surtirá ningún efecto.

La CREB, proteína encontrada por vez primera en el molusco Aplysia o liebre de mar es un componente molecular clave para el proceso de consolidación de los recuerdos, tanto en caracoles, moscas y ratas como en humanos.

En nuestro cromosoma 4 tenemos un gen responsable, si no funciona, del terrible Mal de Huntington, que se hereda de un sólo pariente. Primero aparece dolor, debilidad muscular y problemas sutiles de coordinación: fue llamado el Baile de San Vito, porque los enfermos peregrinaban a Ulm, en Alemania, a rezar e implorar a la Capilla de San Vitus. La enfermedad sigue su curso y los enfermos se vuelven paranoicos, responden violentamente a discusiones menores, tiranizan a quienes los rodean con grandes celos, son obsesivos, con dificultades de concentración y finalmente, llega la demencia.

En el gen de Huntington aparecen las bases CAG que significan unir el aminoácido glutamina a la proteína que forma. En genes saludables esta combinación-CAG- aparece unas 28 veces, pero si aparece entre 35-40 hay problemas. Mientras más se repite esta tríada, codón en el ARN, dicen los especialistas, más temprano y más severa aparece la terrible enfermedad. Y se me ocurre pensar, ¿no será que quien tenga 28 repeticiones del codón, aunque normal, sea una persona mucho más celosa, por ejemplo, que quien tenga sólo 26 repeticiones? Es sólo un pensar.

Y recientemente otra única molécula parece jugar un papel decisivo en la capacidad de una persona, o de un mono Rhesus, para superar una situación traumática. El gen de la serotonina, un neurotransmisor cerebral involucrado en múltiples conductas y presente en varios lugares neurales, existe en dos variantes: una versión corta y una larga. Como todo gen, tenemos dos versiones-la que heredamos de nuestro padre y la que viene por vía materna, alelos, le llaman los genetistas.

Es variable en las razas, un tercio de la población blanca tiene las dos copias largas y un 17% las dos cortas. El resto, entre los blancos, presenta las dos variantes juntas.

Si un niño sufrió abuso físico o sexual y presenta las dos versiones largas del gen, por lo general al llegar a adulto su vida transcurrirá sin el peso de ese trauma infantil, pero si por el contrario posee las dos versiones cortas tendrá una alta probabilidad de sufrir en su adultez los efectos del trauma y desarrollará depresión con su secuela de relaciones personales y de trabajo difíciles, mala salud y abuso de sustancias. Uno solo de los alelos corto y la probabilidad de que el trauma permanezca de por vida será moderada, pero existente.

Las investigaciones acerca de la influencia de las variaciones del gen de la serotonina sobre los efectos posteriores de distintos traumas infantiles se han replicado experimentalmente con éxito en monos Rhesus, monos con un 96% de su ADN idéntico al nuestro. Hoy día, firmas comerciales, bajo recomendación médica, realizan los análisis del gen en pacientes para buscar las terapias más apropiadas en casos de abuso infantil y de otros traumas mayores presentes también en adultos. Nuestra predisposición a olvidar traumas y abusos y seguir con nuestras vidas depende así de una sola molécula.

Los ejemplos de una particular molécula responsable de variaciones drásticas en conductas y temperamentos tanto en humanos como en otros animales, inducen a intentar nuevos esfuerzos por encontrar causas primeras simples a muchos de nuestros males e inclusive, a nuestra forma de ser y de ver la vida. Imagínense, encontrar la molécula que hace mentirosos a los políticos y oportunistas, egoístas y corruptos a funcionarios de distintas vertientes. Sería el paraíso si pudiéramos conocer el por qué y luego poder cambiarlo, curar eso, por lo menos aquí en los trópicos

Violencia y cerebro

A diferencia de otros primates estudiados, muy probablemente no existan grupos humanos exclusivamente violentos o pacíficos todo el tiempo y en todas las circunstancias, pero sí podemos encontrar individuos exclusivamente violentos o exclusivamente tímidos. Nos preocupan más los primeros, por el daño que pueden causar a otros y a ellos mismos. Por muchas razones, nos parece que la mayoría de los humanos son más bien pacíficos gran parte de sus vidas y han desarrollado estrategias adecuadas para resolver conflictos. De hecho, nuestras principales hormonas liberadas bajo estrés se corresponden con la de mamíferos sociales dados a la huida y no al ataque.

¿Entonces, por qué algunos individuos son tan violentos? La violencia nace en el cerebro y este termina de formarse al llegar a adultos, con una intensa fase de formación de conexiones en los primeros años de vida.

A mediados del siglo XX se realizó un estudio hoy clásico: Harry Harlow en la universidad de Winsconsin expuso monos recién nacidos a madres sustitutas de alambre o de alambre forrado con alfombras. Al llegar a adultos, los monos así criados presentaron conductas desviadas, eran retraídos y en especial altamente agresivos. Algunos, cuya madre sustituta se movía de lado a lado, “meciendo” a las crías, al llegar a adultos presentaban las conductas violentas más atenuadas. En ese tiempo no se asoció este hecho a nada especial; el movimiento desarrollaba el cerebelo y éste no jugaba ningún papel en conductas emotivas y no se investigó más el asunto. Hoy sabemos cosas nuevas.

El cerebelo, que inclusive es clave en ciertos tipos de aprendizaje, tiene muchas conexiones con núcleos del tallo cerebral responsables de las principales vías de serotonina, noradrenalina y dopamina, importantísimos neurotransmisores, estas vías llegan al sistema límbico cerebral y a la corteza premotora, que intervienen en muchas de nuestras conductas, incluyendo aquellas de escape/ataque frente a peligros y estresores ambientales.

Una investigación hoy ampliamente citada, el estudio Dunedin, de Nueva Zelandia, da seguimiento a 1000 niños nacidos en 1972-73 hasta hoy. El dato fundamental encontrado, en el aspecto del estudio de la agresividad, es que el maltrato a niños en la primera infancia los hace propensos a cometer crímenes y conducta antisocial cuando adultos. La neurociencia no se ha quedado atrás. El abuso a menores produce un estrés (una respuesta del organismo) que varía el desarrollo cerebral apropiado, y en menores de cinco años, el cambio resultante puede ser catastrófico.

El abuso físico y sexual en menores produce cambios notables en el electroencefalograma de entre un 70-77% de los niños. Además aparecen cambios de tamaño en el hipocampo y la amígdala límbica, núcleos correlacionados estrechamente con la agresividad. Ambas áreas límbicas varían sus conexiones con el lóbulo prefrontal, cuya estimulación experimental disminuye la agresividad en todos los mamíferos y es considerado responsable del auto control y auto-disciplina; área inhibida durante la etapa de ritmo MOR (considerada como la responsable de los sueños) mientras dormimos.

Por otro lado, los niños abusados procesan las emociones negativas sólo en el hemisferio derecho, mientras el resto de la población lo hace con los dos hemisferios y en niñas abusadas sexualmente disminuyen las conexiones del cuerpo calloso (principal vía de unión de los hemisferios cerebrales), fenómeno que también se observa en varoncitos si son desatendidos. Y agreguemos a todo esto que hoy sabemos que la agresión, así como la avaricia, activa los centros de placer o recompensa, los mismos que son activados por las drogas recreativas ilegales.

La genética agrega otro componente a este escenario: la actividad de un gen responsable de la síntesis de la enzima MAOA (monoaminoxidasa), la responsable del tiempo de actuación de los neurotransmisores serotonina, noradrenalina y dopamina antes citados. El gen tiene cinco variantes, de las cuales se han investigado a profundidad dos: la variante que produce bajos niveles de la enzima ( presente en el 30% de los varones) y la que produce los niveles más elevados, presente en algo más de un 60% de los varones humanos estudiados.

Un 35% de los niños maltratados del estudio Dunedin y con una MAOA elevada, realizaron conductas antisociales, pero la unión de maltrato con genes de baja producción de MAOA resulta en un 80% de individuos con conductas antisociales y más de un 30% de ellos fueron condenados judicialmente, responsables de actos muy violentos. En el 2005, otros estudios corroboraron estos datos. No estaba muy equivocado el famoso psiquiatra Hans J. Eynsek, cuando en los años 60 del pasado siglo proponía que la criminalidad era altamente heredada, un balde de hielo en una época que creía que todos los males eran sociales, y que por supuesto hizo que nadie le prestase atención.

Hoy se acepta que el maltrato infantil aumenta en un 50% la probabilidad de volverse criminal, pero no todos los niños maltratados lo son, su genética los defiende.
Se habla de varios factores que predisponen a la violencia en estos estudios: cuidado parental duro e inconsistente que no premia las acciones buenas, familias en conflicto, cambios repetidos de la principal persona que cuida al niño y un solo padre/madre. Por lo general los niños hablan tarde, tienen dificultades de aprendizaje, son hiperactivos, impulsivos y muestran ira. Una primera falta grave (o arresto en sociedades desarrolladas) entre los 7 y los 11 años es uno de los indicadores más seguros de una continua conducta ofensiva cuando adultos.

Pueden llegar estos niños abusados a presentar el desorden de personalidad limítrofe (Border-line): ven las cosas sólo en blanco y negro, colocan personas sobre un pedestal para luego de una pequeña falta posterior crucificarla. Presentan explosiones volcánicas de ira y episodios transitorios de paranoia o psicosis. En su vida llevan una historia de relaciones intensas e inestables, se sienten vacíos e inseguros de su personalidad, se convierten en hiperreligiosos temporales y pueden tener ideas suicidas.

El dato reciente de la extrema violencia contra niños en nuestra América, 9 niños muertos cada hora, principalmente por violencia doméstica, nos indica que en el futuro los sobrevivientes de dicha violencia serán la fuente a su vez de una mayor violencia social.

La exposición a un fuerte estresor temprano en la vida, acompañado de un genotipo particular genera efectos neurobiológicos y moleculares que alteran el desarrollo del individuo de una manera adaptativa, preparando su cerebro adulto para sobrevivir y reproducirse en un mundo peligroso. Que haya sido su estrecho nicho social el peligro, y no toda la sociedad, puede entonces producir un individuo mal adaptado, violento y peligroso o puede retardar profundamente su desarrollo, como el caso de los niños abandonados en los orfanatos de Rumanía, caso ya famoso, o en lo literario el caso de Yilal Gravoski, el niño de Simón y Elena, adoptado en Viet-Nam y que era mudo sin ser sordo, por el trauma de una guerra que nunca entendió, en la novela de Mario Vargas Llosa “Travesuras de la niña mala” (Alfaguara, 2006).

La expresión por mí escuchada en una entrevista de un alto funcionario gubernamental encargado de la represión legal de la violencia en nuestro país, expresando que si él fuese hijo de una familia paupérrima fuese un ladronzuelo, es no sólo patética, sino infundada, salvo que él sepa porqué lo dice. Tenemos más de la mitad de la población por debajo del índice de pobreza y no me parece que todos esos niños sean violentos y ladronzuelos, al contrario, están en las escuelas y llenan nuestras universidades.

Los llamados a cero tolerancia contra la violencia infantil y doméstica en general no son un grito en el vacío. Es la opción más acorde con lo que nos muestra hoy todo el avance científico de los últimos 50 años para constituir una política preventiva de la criminalidad y la violencia antisocial

freud en el inconsciente

Freud se graduó de médico en 1881 y abandonó una carrera de investigación en neurología por una práctica médica que le retribuyera mayor beneficio económico.


El texto Historia de la Psiquiatría, 1966, de los doctores Alexander y Selesnick, dos psicoanalistas norteamericanos, aunque nacido en Budapest y entrenado en Budapest y Berlín el primero, lo dice todo:

“La introducción prematura de diseños de investigación pedantes y pseudoexactos” para referirse al modelo experimental y materialista de la ciencia a inicios del siglo XX; y ¿por qué triunfó Freud?, agregan los citados autores, “porque realizó la aplicación de la causalidad psicológica (de una manera) operacional”.

Y así continúan defendiendo lo indefendible ya en 1966; justificando palabras con más palabras, con muchas más palabras, pero sólo con palabras.

Este pasado 6 de mayo se cumplieron 150 años del nacimiento de Freud; nacido en 1856 primogénito de ocho hermanos, en lo que era Freiberg en el imperio Austro-Húngaro y que hoy es Pribor en la República Checa.

A sus cuatro años la familia se traslada a Viena. Sigismund Schlomo Freud, Sigmund para su familia y el resto del mundo, se graduó de médico en 1881 y abandonó una carrera de investigación en neurología por una práctica médica que le retribuyera mayor beneficio económico.

Desde 1891 hasta 1938 que tuvo que escapar de los nazis (nacionalistas socialistas, no lo olvidemos) su casa, 19 de la Berggasse en Viena constituyó su centro de investigaciones, con su famoso diván para sus pacientes, centro de peregrinación obligada y de estadía para sus seguidores, como la conocida psicoanalista, escritora y amante de personalidades como Nietzche y Rilke, Lou Andreas-Salomé, y el hogar para su familia de seis niños.

Sigmund Freud publica en noviembre de1899 su libro La Interpretación de los Sueños, en el cual establece los principios de su teoría psicoanalítica. El hecho curioso de que en la página del título se muestre la fecha de 1900, enfatizando el cambio de siglo, algo debe decirnos de este personaje.

Freud escribió en el citado texto: “recordando que las representaciones, las ideas y los productos psíquicos en general no deben ser localizados en elementos orgánicos del sistema nervioso, sino, por decirlo así, entre ellos (itálicas de Freud). ¿Entre ellos?, ¿dónde?, ¿separando los elementos orgánicos?, ¿pasando de uno a otro?, ¿fuera de los elementos orgánicos?

¿Por qué las ideas de este hombre que fundó un “Comité Secreto” a inicios del siglo XX para mantener “una doctrina psicológica pura” (como si estuviese prohibido o algo así) influenciaron tanto que todavía en 1966 dos psiquiatras académicos como Alexander y Salesnik son tan ríspidos en su defensa como vimos en nuestro primer párrafo?

¿Por qué hoy, cuando las ideas de Freud se consideran, a lo sumo marginales, se siguen vendiendo sus libros y los estudiantes de psicología, medicina, literatura, cuando pueden, compran por impulso sus obras completas, aunque un 90% de sus profesores les insisten que Freud es más literatura que ciencia; tan pseudociencia como la astrología como insistentemente señala el filósofo de la ciencia Mario Bunge y aunque el psicoanálisis que dice que lo cura todo no haya curado nunca a nadie?

Bueno, fue el propio Freud, ni mas ni menos, ¿quién más?, quien dijo que Copérnico y Einstein nos sacaron del centro del universo, Darwin del centro de lo vivo y Freud del centro de lo consciente, al “demostrar”, palabra que en su léxico particular tenía muchas acepciones, el valor del inconsciente en nuestras vidas, llamando a esas tres instancias las tres grandes revoluciones de la humanidad.

Las ideas principales de Freud no fueron aceptadas por la medicina vienesa de su época, se dice que por su insistencia en lo sexual como fuerza o energía principal de nuestros procesos mentales. Por esas mismas ideas se le separaron algunos de sus discípulos; pero sus ideas no eran tan originales: En 1803 J. C. Reil presenta el primer tratado sistemático

de psicoterapia insistiendo en un enfoque psicológico para tratar las enfermedades mentales y J. C. Heinroth (1773-1843) ya hablaba de tres niveles para explicar lo psíquico, las fuerzas del instinto ( que Freud llamó el Id), un segundo nivel que Heinroth llamó Ego ( ich) ( nombre que adoptó Freud) y un tercer nivel, el de la consciencia ( que Freud rebautizó como Superego). Kart B. Carus (1789-1869) por su parte expuso que: “la comprensión de la esencia de los procesos mentales descansan en la región del inconsciente”; entonces, ¿qué fue lo nuevo y original en Freud?: “por actualmente descubrir un método operacional para penetrar” en el inconsciente: la interpretación de los sueños y la asociación libre de ideas, nos recuerdan Alexander y Selesnick, antes citados. Muchos otros simplemente dicen: ¡sueña Pilarín!

Hoy, a 150 años de su nacimiento, los modernos “neuropsicoanalistas” quieren decirnos que lo que dijo Freud está de acuerdo con los nuevos descubrimientos de las neurociencias. Escogen pasajes de lo expresado por Freud y lo comparan positivamente con interpretaciones de resultados recientes. Creemos, como muchos, que simplemente interpretan otro sueño más. Pero nos falta por conocer por qué Freud hoy todavía es tan conocido que su nombre es una palabra común en nuestra cultura contemporánea, por qué editoriales serias tienen una Biblioteca Freud y sus obras aún hoy son negocio, por qué los psicólogos y psiquiatras y sus estudiantes adoptan un aire tan “froidiano” cuando nos hablan de la mente, de nuestros instintos…y de Freud. Materia para un segundo artículo sobre Sigismund Schlomo.

Freud en la cultura

Con la poderosa influencia de la escritora y “mujer- emancipada” Lou Andreas-Salomé, el nombre de Freud comenzó a irradiarse a poetas, novelistas, dramaturgos y escritores


Recordar a alguien 150 años después de su nacimiento no ocurre todos los días. Sin embargo, en casi todo el mundo, periódicos y revistas han presentado escritos y comentarios sobre la vida y obra de Sigmund Freud, nacido el 6 de mayo del 1856.
¿Qué se ha escrito sobre Freud en este aniversario del 2006? De todo y casi todo negativo. Desde su deshonestidad intelectual al no citar a predecesores y atribuirse sus ideas hasta la falsificación de resultados al reportar curaciones que no ocurrieron, como nos recuerda A. Daniels en The Times (Londres); pasando por la inutilidad de su obra, citándose a Sir Karl Popper, quien le llamó (junto al marxismo) “dogmatismo reforzado”, hasta la limitación contemporánea del psicoanálisis a campos muy alejados de la psicología y las ciencias, como nos recuerda el filósofo italiano Gianni Vattino en La Stampa ( Milán), trabajo traducido y publicado en Clarín de Buenos Aires.

Francia, considerada, junto a Argentina, uno de los países con mayor número de seguidores profesionales del psicoanálisis y de Freud, ya el año pasado con la publicación del Libro Negro del Psicoanálisis (Edition des Arènes) presentó 33 ensayos de médicos, psicólogos, historiadores y filósofos prominentes expulsando a Freud de su supuesto sitial rector en las ciencias de la conducta.

No es de extrañar la cantidad de ataques a Freud desde la visión científica y filosófica. Tanto en las ciencias como en la filosofía, los errores se recuerdan y se insiste en expulsarlos de sus premisas. Es una de las fortalezas de la actividad científica.

Lo que no encontré fue una explicación, así fuese somera, de cómo una persona y una obra con tantas fallas fundamentales se convirtieran en un icono del siglo XX y, con riesgo de simplificar tanto que no diga en realidad nada, presento algunas ideas al respecto.

Si bien es verdad, como muchas veces se ha escrito, que importancia histórica no es equivalente a mérito intelectual, ni que el hecho de que una idea ofrezca un enfoque equivocado de la realidad le impida tener influencia en la misma (el marxismo y la religión son muestras claras y recientes); simplemente enunciando sus incongruencias no se aclara el ascendiente social de un fenómeno.

Una de las premisas de Freud, la importancia de la sexualidad temprana, fue de las que mayores problemas le produjo ante la sociedad de su época, pero fue quizás la de mayor atractivo para una parte marginal de ella, que aún hoy, sin estudiar mucho a Freud, se siente “froidiana” y estos son los artistas, literatos e intelectuales. Con la poderosa influencia de la escritora y “mujer- emancipada” Lou Andreas-Salomé, quien sicoanalizaba pacientes sin haber sido psicóloga o ligada a la medicina, el nombre de Freud comenzó a irradiarse a poetas, novelistas, dramaturgos y escritores que llevaron con sus obras el nombre de Freud a las grandes masas. La pintura- para sólo citar a Picaso, Dalí y Miró- hizo también su parte al presentar resultados deformes como ejemplos de lo subconsciente; y el cine y la radio hizo el resto, convirtiendo el psicoanálisis de una técnica dudosa de estudio y clínica en un fenómeno de masas.

El psicoanálisis pasó a ser tan conocido y común que probablemente ese mismo éxito iniciara la sospecha de que la mente no podía ser algo tan simple. Los últimos años nos han mostrado a un Woody Allen, cineasta “newyorkino” más que estadounidense y receptor reciente del premio Príncipe de Asturias en Humanidades, fundamentar todas sus comedias en patrones de psicoterapias y psicoanálisis que ridiculizan la pretendida seriedad de muchos de estos enfoques.

Pero hay más. Luego de la II Guerra Mundial, intelectuales y científicos exiliados emigrantes judíos iniciaron movimientos y actividades destinadas a lograr su incorporación a la sociedad estadounidense. Es ya conocida la reticencia de Harvard, por ejemplo, a contratar a científicos judíos que llegaban de Alemania y sus territorios ocupados, lo que enormemente benefició a otras instituciones que sí los admitieron, como el MIT, elevando de esta manera su estatus intelectual.

Un texto reciente relata como los exiliados judíos actuaron a través de conferencias, escritos y la radio para lograr su aceptación en los Estados Unidos de la posguerra y muestra cómo uno de los más exitosos programas radiales semanales de la época convirtió a Freud en una “marca” entre los norteamericanos y al psicoanálisis en uno de los principales soportes de la psiquiatría estadounidense. El cine y la TV hicieron el resto. Freud se globalizó antes de que llegase la globalización.

Ahora bien, nuestro país, caracterizado por hacer las cosas mucho tiempo después que el resto de la humanidad, algo que ha sido llamado por algunos de nuestros intelectuales “arritmia”, “país-ficción” y por nuestros humoristas “país-paisaje”; cuando ya tanto Freud como el conductismo (la escuela norteamericana de psicología experimental) eran fantasmas, presentaba, por allá por 1980, sus únicas dos escuelas de psicología enfrentadas intelectualmente: la UNPHU era psicoanalista y la UASD, conductista.

Sin lugar a dudas somos buenos en ser malos seguidores de pésimas ideas ajenas: recuerdo al profesor de psicología de la UASD recomendándome que en mis clases de neurociencia cuando hablase de aprendizaje utilizara el vocabulario conductista, aún cuando yo había realizado estudios, experimentos y publicaciones en neurociencia y él nunca los había hecho en conductismo. No me extraña para nada que sigamos teniendo muchos seguidores de Freud (las librerías están llenas de sus obras, aunque en la biblioteca de la UASD no encontré ni una). Todo lo nuestro es como ser aguilucho, no importa que las Águilas Cibaeñas sigan perdiendo. Somos todos buenos dominicanos e insistimos en que el mundo siga por su lado y nosotros por el nuestro. A los 150 años de su nacimiento: ¡viva Freud!






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Muy bien, aunque en y con pocas palabras demostró un manejo histórico del tema, tanto en lo que se refiere al psicoanálsis en si mismo, como en lo que ha sido su origen y recorrido en Europa, los Estados Unidos de Norteamérica y la República Dominicana con sus rasgos y características. Además, resulta llamativa la descripción de la dinámica, el caracter y las ideosincracias de las y los dominicanos. Pienso que es un gran pensador y tiene una excelente capacidad de síntesis y lectura de la realidad, felicidades Her Profeseur.
Dr. Julio Enrique Castro Otto

el gusano de la vida

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Dedicado a la memoria de mi profesor de zoología Fidel Jeldes, el primero que me mostró un gusano transparente en un laboratorio.

Las disciplinas científicas se han conformado por los planteamientos de problemas en un contexto técnico  y, después, tecnológico; y gran parte de ese contexto es el objeto sobre el cual se hace el estudio para resolver el problema planteado. El uso de organismos de investigación- plantas, animales, hongos y bacterias, o virus particulares, ha sido parte del avance científico de las Ciencias de la Vida y por ende de la historia de la ciencia.

Mendel, el monje descubridor de las leyes de la genética, trabajó en una planta- el guisante- que presenta genes particulares para las características que observaba y medía. De usar otra especie no hubiese obtenido tan claramente los resultados que encontró.

La drosófila o mime de las frutas también jugó un papel en esa dirección; y lo hizo y aún lo hace el gusano de la vida, el Caenorhabditis elegans, el C. elegans de todos los laboratorios de investigación contemporáneos.

El C. elegans es un nemátodo y éstos son gusanos cilíndricos, con cuerpos sin segmentación. En el habla común son rechazados, ya que en nuestros libros de texto de Biología los gusanos nemátodos que estudiamos son todos parásitos, ya de humanos, de animales domésticos o de plantas. Y no es para menos, las lombrices intestinales, los bichos, la elefantiasis, la triquinosis, un tipo de ceguera, son producto de nemátodos  parásitos humanos y casi todos los vertebrados son parasitados por estos gusanos cilíndricos.

El que los nazis (nacional socialistas, no olvidemos) llamasen gusanos a los judíos (y Fidel Castro también a los que se le oponían y oponen) no es más que una forma de transformar a los enemigos en seres infrahumanos y desagradables, así es más fácil lograr el consenso de sus pueblos para las acciones gubernamentales en su contra.

Pero existen más de diez mil especies de nemátodos de vida libre conocidos y algunos investigadores creen que pueden llegar a medio millón los aún por conocer, y su hábitat común es el suelo, donde se alimentan de bacterias.

De entre todas esas especies el C. elegans es tratado ya como un animal doméstico y es en parte por considerarse “parte de esas especies que el hombre ha domesticado para su uso en laboratorio”.

Debemos a S. Brenner, quien recibió el Nobel de Medicina en el 2002 por sus trabajos que inició en la década del los 60 del pasado siglo, el uso y la conversión de C.elegans en un animal de laboratorio.

Este pequeño gusano, de menos de un milímetro de tamaño y transparente, que se alimenta básicamente de bacterias, con un ciclo de vida de cuatro días y una vida de dos a tres semanas en condiciones de laboratorio, con seis pares de cromosomas, que puede frizarse y volver a la vida y así guardarse, pasó a ser parte del arsenal biológico; y no sólo en el 2002, sino también en el 2006 y en el 2008 se ganaron Nobel por trabajos con este animal. No en balde Brenner en su discurso Nobel le llamó “el regalo de la naturaleza a la ciencia”.

Al ser transparente, el desarrollo de este pequeño gusano puede ser seguido al microscopio y hoy sabemos que presenta dos sexos, uno hermafrodita y el otro macho; naciendo en el laboratorio un macho por cada mil hermafroditas. El hermafrodita presenta sólo 950 células en su etapa de adulto, y de cada una de ellas se conoce de que célula se originó y así hasta llegar al huevo. Es el organismo que más conoce la ciencia hoy día y fue el primero del cual se obtuvo el genoma completo, en 1998, y adivinen que…presenta casi 20,000 genes, muy pocos menos que los que presentamos los humanos que hoy se considera entre 20 y 23,000 genes.

En C.elegans se descubrió la apoptosis, o muerte regulada de células y en el adulto hermafrodita sabemos que mueren 131 células que iban camino de ser neuronas o células nerviosas, de las cuales hay 302 formando un sistema nervioso con 7,800 sinapsis, o conexiones neuronales y el 50% de los genes que estudio Brenner se manifiestan en este sistema nervioso tan simple ( en comparación hoy se acepta que el 70% de los genes humanos se manifiestan en el cerebro de Homo sapiens). Asombra que este pequeño y simple sistema nervioso pueda hacerse adicto a la nicotina del tabaco y hacer que el animal se comporte con todas las características de una adicción. Los genes responsables de ésta afinidad con el alcaloide del Caribe, la nicotina del tabaco, se investigan hoy en C. elegans.

Aparte de los biólogos, la gran prensa supo de C.elegans cuando fueron de los pocos organismos que sobrevivieron a la explosión del transbordador espacial norteamericano Columbia hace un tiempo y el año pasado fueron enviados especímenes por dos semanas a la Estación Internacional Espacial, para estudiar su desarrollo bajo gravedad cero, algo de interés para los investigadores de los genes de la atrofia muscular, la diabetes y la geriatría.

Hoy día se estudia el genoma de varias especies del género Caenorhabditis para poder hacer comparaciones con lo ya conocido de C.elegans y su uso en genética casi rivaliza con la drosófila, además de que se emplea en múltiples áreas de estudio de las ciencias básicas de la medicina moderna.

Este pequeño gusanito transparente es ya tan parte de la ciencia contemporánea como cualquier otro organismo que se estudiase desde siempre y nos ha enseñado más que muchos otros modelos de laboratorio, por eso podemos llamarlo sin temor a equivocarnos el gusano de la vida.