ACENTO.COM.DO, 27 de noviembre de 2017.
De acuerdo a un estudio reciente, 36% de los estudiantes universitarios
estadounidenses no mejoran significativamente su pensamiento crítico durante
sus 4 años de estudios universitarios (que como se sabe, cuatro años es el
tiempo de graduarse de Bachelor, mal traducido como bachiller en español).“Estos estudiantes tienen problemas para distinguir hechos de opiniones y causa de correlación” dice la profesora de matemática Rebecca Goldin de la George Mason University. Su consejo: “estudien más matemática y ciencias de lo que se les exige y tómenlo en serio”, y agrega: “no puedo pensar un mejor instrumento que el pensar cuantitativo para procesar la información que me llega”.
Y es que esa tercera parte de los estudiantes universitarios estadounidenses de educación superior con problemas de pensamiento crítico no estudian nunca un curso de ciencias.
Una de las cosas que hace esta profesora y su grupo de trabajo (llamémosle
así) es ir a la prensa y agencias de prensa y ofrecerles talleres de trabajo
sobre intervalos de confianza, significación estadística (si algo es
estadísticamente significativo o no), valores de p, tipos de error, etc.
para el uso de los periodistas, como una manera de hacer llegar estos conceptos
al gran público.
Una de las ventajas de un pensar cuantitativo y estadístico es que al
hacerlo, antes de llegar a conclusiones, el resultado tendrá un apoyo científico,
en vez de usar el estudio para simplemente avanzar agendas.
Si no poseemos la habilidad de procesar información cuantitativa, podemos
llegar a conclusiones que en la práctica se basan más en nuestras creencias y
nuestros miedos y prejuicios que en la realidad.
Uno de los elementos básicos del pensar crítico es saber posicionar los
hechos. Por ej., no sabemos nada sobre feminicidios si solo aportamos un número
sin compararlo con lo que ocurre en otros países parecidos cultural y
económicamente al nuestro y si no presentamos una serie temporal de su
evolución que sea cuantitativamente comparable y si no presentamos su % dentro
de la cantidad de los homicidios en general. Y solo si conocemos y comprendemos
los indicadores cuantitativos de los feminicidios podemos pensar formas de
disminuir su número y lo más importante, si las políticas públicas que
empleamos para su disminución o eliminación están teniendo algún efecto.
En los últimos años, con la facilidad de la Internet y la apertura de
información, es que los dominicanos nos hemos enterado de los lugares que
ocupamos en listas de fenómenos mundiales y en muchos indicadores, como son el
nivel educativo, aspectos de salud pública, de seguridad ciudadana y de
violencia social, para solo mencionar los más visibles. La esencia de estos
conocimientos es que los “comparamos” con realidades de otros países. La
“comparación” estadística de una manipulación específica de un grupo de sujetos
o cosas con un grupo testigo o control no-manipulado es la esencia de lo que
hace un científico y lo que le otorga un nivel estadísticamente cierto de
conocimiento de un hecho o una relación.
Pretender que se llegue a un pensar crítico analizando historias o
narrativas sin cuantificación es una de las formas de pensar que más nos
llevaron al error y a la confusión de lo que es y de lo que no es cierto en las
relaciones de este mundo tan interrelacionado.
Proponer hacer transformaciones en nuestro sistema educativo y formación
profesional, por ejemplo, en los profesores, estudiantes, tipos de posgrado,
carreras ofertadas, procesos administrativos, servicios de extensión,
investigaciones publicadas, etc., sin tener claro el proceso de cuantificación
y sus valores estadísticos dentro de esos cambios, no son más que buenos deseos
y consensos sobre prejuicios que una y otra vez nos han llevado, y seguirán
llevándonos, al fracaso en la consecución de políticas públicas y del
mejoramiento de la vida ciudadana.
Es como decir ¡si no
cuantificamos, no pensamos!, a lo más repetimos narrativas sin nada que ver con
la realidad, con nuestra única y particular realidad