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Monday, October 1, 2018

IDEAS, LECTURAS Y RECUERDOS


Publicado en Acento.com.do, 1ro de octubre del 2018
A veces uno tiene ideas que quisiera escribir, no encuentra como darles una forma apropiada y las deja en el traspatio de la mente para otra ocasión.

Y por lo general, cuando uno es un lector apasionado y lee literatura y textos de su área de experticia se encuentra con escritos que le activan aquellas antiguas ideas ya guardadas en la memoria.

Ocasionalmente hay regalos en la vida: aparece un autor que no solo le recuerda a uno viejas ideas, sino que las presenta de una forma que causa asombro, y por qué no, inmensa alegría. Y hasta deseos de dejar el libro a un lado y ponerse de pie y aplaudirlo por un minuto, aunque uno se encuentre en su soledad de lector.

Algo así disfruté, y varias veces, cuando leí a Sapiens, el texto de Yubal Noah Harari, una Historia de la Humanidad, escrita por este joven historiador egresado de Oxford, y profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, para sus estudiantes de la universidad. Se publicó en hebreo en el 2010, en inglés en el 2014 y de ahí a múltiples lenguas, incluida la nuestra no hace mucho.

Hasta me puso a pensar en mis antiguos profesores de la UASD, Fidel Jeldes Aravena, chileno, zoólogo genial, experimentado y profundo; nuestro Rogelio Lamarche Soto, erudito de conocimientos inacabables y Carlos López Domínguez, español, un gran fisiólogo de aquella época, que estaría feliz de vivir, conocer y practicar la fisiología tan instrumental de hoy en día, de ellos soy su alumno agradecido.

Un júbilo y sorpresa de éste tipo he encontrado en estos días en el último libro del psicólogo de Harvard Steven Pinker, Ilustración Ahora (Enlightenment Now – The Case for Reason, Science,Humanism and Progress. Viking, Penguin Random House, 2018).

Claro, Pinker no necesita presentación. Es uno de los dos mejores psicólogos del mundo en la actualidad. En la página 9 del primer capítulo que llama ¡Atrévete a Comprender! cita a un historiador, David Wootton, de su libro La Invención de la Ciencia (Harper Collins, 2015), una joya que me hizo aplaudir de pie durante un minuto. Es la comprensión del mundo de un inglés educado en los albores de la Revolución Científica en el 1600:

“El cree que las brujas pueden llamar a las tormentas y hundir un barco en el mar…

El cree en los hombres-lobo, aunque ocurre que en Inglaterra no hay ninguno- sabe que se pueden encontrar en Bélgica…El cree que Circe en realidad transformó la tripulación de Odiseo en cerdos. El cree que los ratones aparecen por generación espontánea en las pilas de paja.

Cree en los magos contemporáneos…El ha visto un cuerno de unicornio, aunque no al unicornio.

El cree que un cuerpo asesinado sangrará en presencia de su asesino. El cree que hay ungüentos que, si son untados sobre una daga que haya causado una herida, ésta sanará. El cree que la forma, el color y la textura de una planta puede dar idea de cómo funcionará como medicamento porque Dios diseño la naturaleza para ser interpretada por la humanidad. El cree que cualquier metal se puede transformar en oro, aunque duda de que alguien sepa como hacerlo. El cree que la naturaleza aborrece el vacío. El cree que el arcoíris es un signo de Dios y que los cometas son proféticos de lo maligno. El cree que los sueños predicen el futuro, si sabemos cómo interpretarlos. El cree, por supuesto, que la Tierra no se mueve y que el sol y las estrellas circulan a su alrededor una vez cada 24 horas.”

Pinker continua, “un siglo y un tercio después, un descendiente educado de ese señor inglés no creería en ninguna de esas cosas”.

Recordemos el año: 1600, un siglo después de los europeos “descubrirnos”. ¿Qué tendrían en la mente esos indios que vivían en nuestra isla y que fueron exterminados?, ¿qué tendrían los muchos españoles analfabetos que llegaron con la conquista y los pocos educados que los dirigían en su cabeza?

Pensé en hoy, y como el abuso y desconocimiento de lo ecológico y de los avances de la medicina moderna (y un sistema de salud y educación catastrófico implementado por varios de los que nos gobiernan y han gobernado) todavía permite que haya múltiples “medicinas naturales”, “curas naturalistas” y anuncios al respecto en nuestros medios de comunicación de masas, algo en lo que cree el 70% de nuestra población, según leí hace poco y no digamos de las visitas secretas a brujas y comunicadores del futuro e intérpretes de sueños, que nos ayudarán en las múltiples loterías que nos gastamos y a ver si nuestras aspiraciones políticas se cumplirán, detalles que abundan en nuestras costumbres.

Recordé a mi abuelita cuando nos decía que comiéramos las remolachas hervidas que nos servía, “que eso daba sangre”, cuando abríamos muchos los ojos al ver el jugo rojo que salía de las rodajas mezclarse con la blancura del arroz de mediodía. (traducciones de j.r.a.p.).


Monday, September 3, 2018

POSGRADO EN LA EX-URSS. UNA EXPERIENCIA PERSONAL



Publicado en Acento.com.do, septiembre 3 del 2018
La universidad soviética estaba estructurada en facultades, y éstas solo son de ciencias y humanidades, no de tecnologías. Recuerdo en mi universidad, la Estatal de Kiev, las facultades de biología, física, geología, mecánico-matemática, química, literatura, idiomas, derecho.

En la ciudad también estaban los Institutos Docentes para estudiar carreras tecnológicas y profesionalizantes: Instituto Politécnico, Instituto de Medicina, Instituto de Aviación, Instituto Pedagógico y otros. No hay que confundir los Institutos Docentes con los también llamados Institutos de Investigación, estos últimos, centros de investigaciones avanzadas, estaban adscritos a ministerios (salud, educación, etc.) o a la Academia de Ciencias, museos, etc. Recuerdo el Instituto de Zoología, adscrito al Museo de Historia Natural, el Instituto de Fisiología, el Instituto de Matemáticas, adscritos a la Academia Ucraniana de Ciencias, etc.

Las universidades también presentan sus institutos de investigación, ligados a una cátedra y dependientes de las facultades. En mi facultad (Biología) y en mi cátedra (Fisiología Animal y Humana) teníamos el Instituto de Fisiología de la Universidad de Kiev. El director de la cátedra y del instituto eran la misma persona, aunque esto era la excepción y no la regla. El desarrollo de un Instituto de Investigaciones en las universidades dependía mas bien de factores personales; esto es, si en la cátedra hay un distinguido investigador muy sobresaliente (en nuestro caso el director de la cátedra era un miembro de la Academia de Ciencias, un Académico, como le llamábamos) ésta persona puede llegar a desarrollar su propio Instituto de Investigación. La estructura científico-administrativa de un instituto estaban separadas de las de la cátedra, y en nuestro caso nadie, salvo nuestro director, era miembro de ambas.

EL POSGRADO.-

Los soviéticos tenían dos niveles de posgrado académicos. La Aspirantura y Doctorado en Ciencias. Recuérdese, al terminar la universidad, un graduado de dicho país era un especialista. Terminan sus estudios (en Biología) fisiólogo, zoólogo, botánico, biofísico y no solo biólogo general. Estos estudios transcurren en cinco años y había que escribir una tesis o tesina y defenderla. Los soviéticos equiparaban este nivel a una maestría en los Estados Unidos (en algún lado leí que esto lo hizo la UNESCO); por esto los dominicanos que venían egresados de la Unión Soviética (y de Cuba, y otros países socialistas, que hicieron una copia) y que habían estudiado en una universidad o instituto docente, llegaban con una especialidad reconocida como posgrado de maestría al país. (también existían los llamados estudios técnicos, que ofrecían un grado de ingeniero).

En la Unión Soviética el posgrado era reconocido no como título, sino como grado científico.

El primer grado científico en obtenerse es el de Candidato en Ciencias, y su estudio una aspirantura, que en español es traducido como Doctor y en los Estados Unidos como Ph. D. o Phylosophy Doctor, siguiendo una antigua tradición británica. Luego de terminada la especialidad lleva de unos tres a cinco años en obtenerse.

El Candidato en Ciencias debe reunir varios requisitos. Son obligatorios: Pasar un examen en Filosofía (por lo general luego de un curso de un año completo), otro en Idioma Extranjero y un último de la especialidad. Estos exámenes son orales, frente a una comisión de la cátedra y se pueden tomar dos veces como máximo y la preparación para los mismos se realiza atendiendo cursos, seminarios, tutorías y por la libre, de manera independiente. (nunca supe bien como se elegía la vía, ya que utilicé las tres primeras por recomendación de mi tutor).

Para entrar al programa hay que tener aprobada una tesis o tesina del nivel de nuestra licenciatura o equivalente, ya que recuerdo a dos estudiantes, uno de la Universidad del Cairo y otro canadiense (que se especializó en literatura eslava antigua) que tuvieron que recibir un año de clases y preparar y defender sus tesinas allá, antes de entrar en la Aspirantura. El Aspirante debe entonces trabajar en una tesis o disertación que algo nuevo aporte a su campo; esta debe de tener un nivel de estadística y de revisión de literatura muy superior a las tesinas de grado (hay límite de páginas y de literatura citada) y debe además haber publicado en revistas profesionales un mínimo de dos artículos científicos sobre el tema de su disertación antes de poder acceder a su defensa formal. No se aceptan artículos aprobados para publicación, sino que deben ya haber salido al mundo científico y estos son una de las mayores angustias de todo aspirante, pues la revista científica puede aprobar el artículo y comunicar que saldrá publicado en un año o año y medio después y hasta que no salga no hay derecho a la defensa. Además, el aspirante debe participar por lo menos un semestre ligado a la docencia. (En realidad no se si esto era algo de la universidad ucraniana o general, pues conocí aspirantes extranjeros que estaban en Rusia y que no tenían este último pre-requisito).

La disertación es en primera instancia presentada y defendida ante la cátedra y si es aprobada por esta se aplica ante un jurado oficial, llamado Junta Científica, que es estatal, para su presentación y defensa formal.

No todas las ciudades tienen Juntas o Jurados Científicos en todas las especialidades. Por supuesto, Kiev, entonces la tercera ciudad de la URSS, si los tenía. Presencié varias defensas de disertaciones de aspirantes de varias ciudades y otras universidades que venían a la nuestra a realizar sus defensas formales.

El grado científico de Doctor en Ciencias se realiza por lo general en un término de 5 a 10 años después de obtener el Ph.D. Se obtiene presentando una disertación con un mínimo de 10 trabajos científicos publicados por el autor sobre el tema, y se supone que debe “abrir una nueva vía de investigación en la ciencia”. Muy pocos lo logran. En 4 años y 8 meses que estuve en la Universidad de Kiev, solo asistí a una defensa de Doctor en Ciencias, en ciencias biológicas. Sin este grado científico no se puede ser director de una cátedra universitaria. De esta manera el titular de la cátedra impone su estilo y por lo general crea una escuela en su área de investigación. (imponer no es quizás la palabra indicada, pues pudiera entenderse obligatoriedad. En realidad, es tanta la diferencia entre un Doctor en Ciencias y el resto de los profesores que estos últimos tienden a aprovechar su experiencia, técnicas y conocimientos en el área de que se trate).

En nuestra cátedra había diez profesores, todos Ph.D. y solo el director era Doctor en Ciencias, aunque dos mas trabajaban en sus disertaciones para llegar a ese grado. Al llegar a la universidad éramos 4 aspirantes en la cátedra, en el momento de irme dejé a seis.

La cátedra se reunía quincenalmente, los viernes por la mañana. Las sesiones eran obligatorias para los aspirantes. Se discutían primero aspectos burocráticos y administrativos y luego los problemas científicos. Siempre alguien exponía el trabajo de investigación que estaba realizando y sus resultados parciales y sus problemas, incluyendo a los aspirantes y raras veces alguna tesina en desarrollo de algún estudiante.

Todos los profesores de mi cátedra estaban realizando investigaciones. Tres de ellos tenían aspirantes bajo su responsabilidad (siempre aparecen como coautores de los artículos científicos de los aspirantes). Recuerdo que otros tres profesores realizaban una investigación sobre hormonas hipotalámicas en conjunto, asistidos por estudiantes que trabajaban en sus tesinas. En verdad no se si esto ocurría en todas las cátedras de la universidad y si era obligatorio para los docentes el realizar investigaciones. Por supuesto, la producción científica de los docentes es mucho menor que la de los investigadores de los institutos de investigación.

Cada docente tenía a su cargo una o dos asignaturas (cursos) por semestre en las cuales ofrecía tanto la teoría como las prácticas, estas últimas asistido por instructores o aspirantes.

El sistema de prácticas en las que laboré me pareció muy interesante. Hay que realizar y presentar 15 prácticas o ejercicios en el semestre. Los estudiantes llegan y reciben un folleto con la descripción de los ejercicios y en grupos de no mas de dos, los estudiantes inician el trabajo por cualquiera de los ejercicios, solos, siguiendo un instructivo escrito, pero con la posibilidad de solicitar ayuda cuando lo considerasen necesario. Al terminar el ejercicio presentaban un informe escrito y tenían que defenderlo oralmente. Este método hace que se necesite solo un equipo por ejercicio (recordemos que, en nuestro país, nuestras prácticas requieren de 20 o más instrumentos iguales por ejercicio, lo que resulta en una inversión veinte veces mayor) y además los estudiantes aprenden a seguir instrucciones escritas, algo que tendrá que hacer en toda su vida profesional.

Los problemas de investigación de los docentes y los aspirantes eran libremente escogidos por estos, dentro de la tradición de la cátedra (muy influida por los temas del director) y de lo posible. Pero siempre había oportunidades.

 Recuerdo muy viva y orgullosamente que otro aspirante y yo, con ayuda de aspirantes de ingeniería electrónica amigos del instituto politécnico, logramos arreglar tres canales de un electroencefalógrafo que estaba abandonado y obtener un registro muy particular de la amígdala límbica en ratas sometidas a estrés. Cuando se lo presentamos a la cátedra, en una de las reuniones quincenales, el director solo preguntó…-Y cómo Uds. hicieron eso?.. Y respondí, con mas miedo que vergüenza, que habíamos arreglado tres canales del electroencefalógrafo que nadie usaba. Al siguiente semestre nos llegó un electroencefalógrafo japonés marca Tetronix de 16 canales, y en la reunión quincenal donde se presentó el aparato el director dijo: “el que lo quiera usar le pide permiso a José y a Kolia, ellos son los responsables”. Por supuesto, me pase como dos semanas sintiéndome mas gente que todas las gentes.

Los niveles académicos eran instructor, junior y sénior; docente, junior y sénior y finalmente Profesor. Para ser Profesor (un título académico) tenía que ser Doctor en Ciencias (un grado científico). El Ph.D. se necesita para iniciarse como instructor.

En la biblioteca de la universidad había un texto de cada asignatura por estudiante y se prestaban durante el semestre. O sea, cada estudiante tenía en sus manos un texto sobre la asignatura. El profesor ofrecía la teoría una o dos veces por semana de una duración de tres horas. Así el docente leía el texto de la clase asignada al día, reseñando lo más importante en éste y agregando lo nuevo que se ha publicado sobre el tópico en la literatura científica. Este material el docente lo llevaba escrito y una copia del mismo era entregado luego de la clase a la secretaria de la cátedra, y era usado en la evaluación que recibía el profesor cada dos años, así como también podía valerle al docente para conseguir un semestre sin docencia dedicado a terminar y preparar otro texto mas contemporáneo. (tengo que llamar la atención de que esto ocurría en mi asignatura de especialización, la fisiología psicológica, una importante rama de las llamadas hoy neurociencias, que al ser tan especializada siempre tenía material nuevo que enseñar, nunca supe como evaluaban a profesores que instruían en materias básicas como podían ser la zoología general o el cálculo I ).

La defensa formal de la disertación de la candidatura llevaba como cuatro horas. El jurado estaba constituido por 17 especialistas en Ciencias Biológicas y solo tres de mi universidad. Previamente el jurado selecciona a dos especialistas en el área específica de la disertación, en mi caso un neurofisiólogo y un fisiólogo celular y la critican en la defensa, haciendo preguntas al sustentante. El asesor tiene también un turno donde hace defensa del disertante y de su trabajo. Esto ocurre luego del disertante presentar su trabajo, para lo cual dispone de 20 minutos, para luego escuchar las preguntas de los dos oponentes y contestarlas. Luego se pasa a preguntas que puedan surgir de otros miembros del jurado y después del público presente, ya que la presentación es pública y se anuncia en un cartel durante tres días antes en la entrada del edificio de la facultad y también en las páginas dedicadas a ciencias de uno de los periódicos de la ciudad.

Luego del turno del asesor se abren preguntas llegadas por correo o telégrafo procedentes de otros centros, por la siguiente modalidad: un mes antes de la defensa y cuando la fecha y los oponentes están ya confirmados, el aspirante debe de entregar un resumen de su tesis de no más de 20 cuartillas, que se imprimen en off-set ( en aquel entonces) formando un pequeño cuadernillo, que se enviaba a los principales centros docentes y de investigación de la URSS, especialmente a aquellos que tenían investigaciones en la misma área o tema, y a veces a algunos centros de otros países socialistas. Se envían unos cien cuadernillos. Estos centros, o investigadores en ellos, envían preguntas o comentarios que son abiertos por el secretario del consejo científico en ese momento y leídos y a los cuales el disertante debe dar respuestas satisfactorias al parecer del jurado. El número de preguntas enviadas da una idea de la importancia del trabajo y se toma como un indicador para su evaluación. 10 o mas de estas preguntas se consideraba como una muestra de un trabajo de excelencia, y entre cinco y diez un indicador de un trabajo bastante aceptable.

Para aprobarse la disertación debía tener el voto positivo de las 2/3 partes de los miembros del jurado, que ejercían su voto en secreto colocando en una urna un bolo blanco o negro. Durante la votación todo el mundo menos el jurado abandonaba el salón donde se realizaba la presentación. (Todos decíamos que era el único voto secreto que se realizaba en los países de la dictadura del proletariado).

Pasada una media hora el secretario abría de nuevo las puertas y el público entraba de nuevo, así como el sustentante. Si la tesis es aprobada el secretario comienza y dice los votos a favor y en contra que recibió la disertación y la presentación, terminando por decir felicitaciones Sr. Doctor, pues durante toda la presentación le llamaba siempre Sr. Aspirante. Y al así llamarle al sustentante, el público se pone de pies y llegan los aplausos, las felicitaciones y las flores de regalo.

Todo ha sido grabado y una estenógrafa tomaba notas todo el tiempo y las transcripciones oficiales y copias de la disertación eran enviadas a la Comisión Oficial de Defensas Científicas, en Moscú, organismo del Ministerio de Educación Superior de ese país, donde debe recibir el visto bueno oficial. No sé cómo son los mecanismos de este proceso, que para extranjeros dura como tres meses, pero para los ciudadanos soviéticos podía durar un año, y durante mis estudios, por dos ocasiones la VAC (nombre de la comisión oficial) devolvió dos disertaciones de extranjeros, una en matemática y otra en física teórica, por considerar que no reunían las condiciones científicas mínimas y las investigaciones y sanciones fueron comentarios entre aspirantes y profesores durante un tiempo.

El diploma es así entregado por el Ministerio de Educación Superior de la URSS y no por la universidad donde se realizó, aunque en el viene consignado el nombre de dicha universidad.

Thursday, July 19, 2018

EL ABORTO Y SU BIOLOGIA


J.R. Albaine Pons, publicado en acento.com.do el 19 de julio del 2018.


De nuevo se discute sobre la despenalización del aborto, y en nuestro país, solo sobre la base de las llamadas tres causales. Muchas de las ideas que se presentan se basan en la definición de cuando comienza “la vida”, queriendo decir, cuándo se considera persona al fruto de la reproducción humana.
En Argentina, en días pasados, su Cámara de Diputados aprobó la despenalización total del aborto, algo que aún debe pasar por su Senado y ser firmado por el presidente de la República Argentina. Ya había sido aprobado la despenalización por “causales” hace un tiempo.

Una ponencia, de las muchas públicas, realizada ante la Cámara de Diputados Argentina por el biólogo Rodolfo Kornblihtt ha sido publicada por la revista Nature, ni más ni menos que la principal revista científica del mundo. 
Permítanme mostrar lo publicado en Nature, presentado íntegro por un diario argentino, Página/12 (con el permiso de su autor). Suponemos que los conocimientos sobre lo biológico y la reproducción en humanos quedarán claramente establecidos (y refrendado por Nature), para que algunas ideas que se han publicado y presentado en nuestro país, por ideologías interesadas, opinando sobre lo que dice la ciencia al respecto queden esclarecidas.

18 de julio de 2018
Por qué testifiqué en el debate sobre el aborto en Argentina
El prestigioso genetista argentino Alberto Kornblihtt, miembro de la Academia de Ciencias de Estados Unidos e Investigador de la Nación Argentina, explica las claves del debate que ahora se desarrolla en el Senado.

El mes pasado, di testimonio en audiencias públicas previas a una sesión de 23 horas del Parlamento Argentino en que se trató la despenalización del aborto, un tema que pocos habrían esperado que llegara a la cámara hace sólo un año. Cientos de miles de personas se concentraron en las calles que rodeaban al Congreso, manifestando por la legalización del aborto, y festejaron el 14 de junio, cuando la Cámara de Diputados votó, por un estrecho margen, a favor del derecho de abortar.
Se trata de un debate actual también en otros países y mi experiencia muestra que la ciencia básica juega un papel en cómo la gente elabora sus puntos de vista. Estaciones de radio y televisión de Argentina reprodujeron mi exposición. El video de mi charla fue compartido más de 2,7 millones de veces en Facebook en Argentina y se extendió a España y Brasil, donde fue subtitulado en portugués.
Argentina es el país de nacimiento del Papa Francisco. El apoyo gubernamental a la Iglesia Católica está escrito en la constitución y el aborto es ilegal, excepto para casos de violación y amenazas a la vida de la mujer. Incluso si en agosto la ley no se aprobara en el más conservador Senado, el voto de los diputados representa un cambio cultural, similar al visto en la votación de mayo en Irlanda, también un país católico.
Más de 700 ciudadanos hablaron durante 7 minutos cada uno en las audiencias públicas previas a la votación en Diputados, presentando argumentos a favor y en contra de la despenalización. Yo fui invitado a hablar en la última sesión del 31 de mayo. Numerosos activistas sociales y médicos, incluido el ministro de salud –uno de los pocos miembros del gabinete a favor de legalización– centraron sus intervenciones en el problema de salud pública que representan los abortos clandestinos, una de las causas de muerte materna. Yo me concentré en cambio en la confusión existente entre el concepto de embrión y de persona: en muchos países, un estado adquirido sólo después del nacimiento con vida. Expliqué que algunos términos usados en argumentaciones basadas en valores subjetivos no tienen mucho sentido en biología. Por ejemplo, un embrión está hecho de células vivas, pero también lo están la placenta, el esperma y los óvulos. Y una persona puede ser declarada muerta cuando su corazón deja de latir o su actividad cerebral cesa, a pesar de que las células de su cuerpo permanecen vivas durante una cantidad de tiempo sustancial. Por consiguiente, no es obvio que todo lo que esté formado por células humanas sea considerado un ser humano.
También expliqué que la fecundación de un óvulo por un espermatozoide es condición necesaria pero no suficiente para producir un bebé. Somos mamíferos placentarios: los embriones sólo pueden desarrollarse hasta la madurez dentro del útero. Hasta el momento, nadie ha logrado crear un mamífero placentario completamente desarrollado fuera de un útero. Además, un embrión en desarrollo depende del intercambio placentario. El oxígeno y los alimentos pasan del torrente sanguíneo de la futura madre a la placenta y luego al embrión. El dióxido de carbono y las moléculas tóxicas pasan del embrión a la placenta y luego al flujo sanguíneo de la madre.
Por lo tanto, dije que, en mi opinión, un embrión es casi como un órgano de la madre: sus células dependen de su torrente sanguíneo para recibir nutrientes y eliminar desechos. También dije que sin el derecho de interrumpir embarazos, las mujeres son esencialmente puestas en esclavitud de sus embriones.
Para mi sorpresa, muchos legisladores, incluso los del partido del gobierno, cuyas políticas científicas y económicas he criticado, saludaron mis palabras. Al menos diez diputados de ambos lados del espectro político citaron mis argumentos en el tramo final del debate.
Recibí docenas de correos electrónicos de personas que no conocía. Una mujer me escribió para decir que, para ella, un punto culminante de la argumentación era la apreciación de cómo la excepción legal en caso de violación ya apoya la noción de que hay una diferencia conceptual entre un embrión y un ser humano formado. Sólo si un embrión no es considerado una persona podría aceptarse que uno que haya resultado de una violación tuviera menos derechos que otro resultante de una relación sexual consentida.
Por supuesto, no todo el mundo estuvo contento. Algunas publicaciones en la Web me tildaron de mentiroso por minimizar el hecho de que el huevo fecundado tiene la información genética completa de un ser humano, lo cual, para ellos, es suficiente para considerar al embrión como “vida humana” y al aborto como homicidio.
Entiendo que los argumentos biológicos básicos son, con razón, sólo una parte de cómo conforman las personas sus puntos de vista y cómo los responsables políticos toman decisiones. Tampoco puedo ignorar que mis valores coinciden con mis argumentos. Incluso antes de saber lo que era una célula, percibía la diferencia entre una persona y lo que estaba dentro del útero de una mujer embarazada, y razonaba que la continuación del embarazo no era un bien equivalente al de la vida y la salud de la madre.
Las personas no entrenadas en ciencia buscan certezas. Sin embargo, traté de no ocultar información ni exagerar. Se puede explicar con cierta certeza que un embrión no es lo mismo que un ser humano completamente formado, pero no es fácil definir un punto preciso en un proceso gradual en que un embrión se convierte en un ser humano, aunque tal vez el cambio más dramático ocurra en el nacimiento, cuando el bebé deja de depender de la placenta y comienza a respirar a través de sus pulmones y alimentarse a través de su boca.
Existe mucha presión para valorar a la ciencia sólo por su potencial para producir bienes y servicios. Por el contrario, estoy convencido del valor de la ciencia para explicar cómo los hechos pueden influir sobre las creencias. Por lo tanto, intento involucrarme de manera de alentar una opinión pública informada y el pensamiento crítico, incluyendo dudas e incertidumbres. Eso, más que cualquier aplicación práctica, es la herramienta más poderosa que aporta la ciencia para ayudar a tomar decisiones relacionadas con la vida cotidiana.
*Alberto Kornblihtt es biólogo molecular, Investigador Superior del CONICET y Profesor Titular Plenario de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Este artículo fue publicado ayer por la revista Nature, la más prestigiosa revista científica del mundo, en la sección World View, que siempre está escrita en primera persona.









Thursday, July 5, 2018

MANZANAS Y NARANJAS

Publicado en Acento.com.do  2 de julio de 2018.


Se escucha y se lee cientos de veces. Que un maestro dominicano gana, recibe como salario, 3.7

veces por debajo del promedio de países desarrollados, como países de Europa occidental. Se dice, queriendo decir, que nuestros maestros ganan poco. Bueno, si pretendemos que nuestros maestros ganen igual que un maestro en Alemania, es porque sus alumnos, los padres de estos y el resto de la población, somos todos alemanes.

Una de las cosas que aprendí al ser entrenado como un científico de laboratorio es, que cuando se realiza un experimento, buscando algún conocimiento que falta o la causa de algún fenómeno de nuestro interés, se seleccionan dos grupos de organismos ( en mi caso ratas y ratones de laboratorio) que fuesen iguales en todo lo posible; en peso, sexo, edad, raza , condiciones de vida, alimentación y entonces a uno de estos grupos se le introducía una variante, un medicamento, una droga, una estimulación particular, una lesión cerebral y ambos grupos se sometían a una misma experiencia: recordar un laberinto, solucionar un problema, escoger una dieta particular, responder a una agresión; y si aparecen diferencias entre ambos grupos, el experimental ( aquel sometido a la manipulación particular) y el control ( aquel de iguales organismos, pero no manipulados en ninguna forma) podíamos comenzar a sospechar que la variable o manipulación introducida en el grupo experimental era la causa de la diferencia encontrada.

O sea, la vieja idea de los cursos de primaria que no se comparan, ni se suman, ni se restan naranjas y manzanas. O todas naranjas o todas manzanas.

Ah pero en nuestro país esto es algo desconocido. Partimos de compararnos con países desarrollados no para distinguir sociedades distintas y a lo sumo posibles, sino para exigir que siendo naranjas se nos trate como manzanas.

Y en los médicos (y los dentistas también) es de reírse si no fuese de finales tan trágicos. “Yo cobro tanto porque en los Estados Unidos esta operación cuesta el doble”. Si, pero eres un médico graduado aquí, especializado aquí, que ni siquiera manejas otra lengua para enterarte de los avances de tu “especialidad” y seamos francos- con tus notas de bachillerato y de los primeros años universitarios nunca hubieses podido entrar a una escuela de medicina en los Estados Unidos.

Entonces no pretendas cobrar (en efectivo, sin aceptar seguros-para no pagar impuestos, claro) comparándote con las manzanas cuando eres una naranja.

Y así en todo, y en todas las profesiones. Se abusa de un pueblo pobre e inculto mostrándole parámetros de sociedades tan distintas a la nuestra que para ningún estudio serio sería aceptable.

Claro, hay excepciones. Por ejemplo, los políticos. Los de aquí son las manzanas- se asignan el sueldo que les da la gana, por encima siempre de nuestras naranjas manzanosas, tienen prebendas y beneficios colaterales impensables en países de alto desarrollo, ah, y la justicia no es un asunto que le atañe a ellos. Es para las naranjas y para el resto, los limones.

Mientras que en un país que ni siquiera está dibujado bien en ningún mapamundi, sigamos exigiendo, pidiendo, forzando a que nos igualen los precios, salarios, bonificaciones, vacaciones, leyes sobre el trabajo, leyes y mas leyes  y disposiciones que nuestras manzanas simplemente imponen, porque total, son para las naranjas, y pensemos que de esa manera seremos alemanes, (especialmente en lo concerniente a derechos, no a deberes) no solamente nunca lo seremos, sino que ni siquiera notaremos lo mal dibujados que estamos en los mapas y por qué al mundo entero no le importa que ocupemos una media isla, una isla entera o ninguna isla.

Tan simple que es el problema, recordemos: manzanas y naranjas no se suman, no se comparan, son distintas.

Sunday, June 24, 2018

¿QUE PRODUCE EN LAS PERSONAS DESCONFIANZA EN LA CIENCIA? SORPRENDENTEMENTE NO ES LA POLITICA.


Bastiaan T. Rutjens

(traducción de J.R. Albaine Pons., AEON)

 <img src='https://metrics.aeon.co/count/0426d313-029b-4ed5-abef-a90b4cb95b92.gif' alt='Aeon counter – do not remove' width='1' height='1' />

AEON,1 de junio del 2018. 

Hoy día existe una crisis de confianza en la ciencia. Muchas personas – incluyendo políticos y, como no, hasta presidentes - expresan públicamente dudas acerca de la validez de los descubrimientos científicos. Al mismo tiempo, instituciones científicas y revistas profesionales (journals) expresan su preocupación sobre el aumento de la desconfianza en la ciencia del público. ¿Cómo es posible que la ciencia, cuyos productos permean nuestro diario vivir, haciéndolo de muchas maneras mas confortable, produzca tales actitudes negativas entre una parte importante de la población? Si comprendemos el por qué la gente desconfía de la ciencia, a la larga, entenderemos que se necesita hacer para que se tome de una manera seria.

La ideología política es vista por muchos investigadores como el principal factor del escepticismo sobre las ciencias. El sociólogo Gordon Gauchat ha mostrado que en los Estados Unidos los políticos conservadores se han vuelto mas desconfiados de la ciencia, una tendencia que se inició en los años 1970. Y una lluvia de investigaciones recientes dirigidas por sociólogos y psicólogos ha mostrado consistentemente que el escepticismo sobre el cambio climático en particular se encuentra típicamente en aquellos del espectro conservativo de la política. Sin  embargo hay mucho mas en la desconfianza en la ciencia que la simple ideología política.

Las mismas investigaciones que han observado los efectos de la ideología política en las actitudes hacia el cambio climático también han encontrado que la ideología política no es tan predictiva del escepticismo en otros tópicos controversiales de investigación. Los trabajos del científico cognitivo Stephan Lewandowsky, así como investigaciones del psicólogo Sydney Scott, no observan relación entre la ideología política y actitudes hacia la modificación genética.  Lewandowsky tampoco observó una relación clara entre el conservadurismo político y la desconfianza a la vacunación.

De tal manera que hay mas que sostiene el escepticismo científico que solamente el conservadurismo político. Pero ¿qué es? Es importante sistemáticamente delimitar cuales factores contribuyen y no contribuyen al escepticismo y la desconfianza sobre la ciencia

de forma tal que podamos tener explicaciones precisas de por qué un número creciente de individuos se opone a la idea de un cambio climático antropogénico (causado por humanos), o le temen alimentarse de productos genéticamente modificados por peligrosos, o creen que las vacunas pueden causar autismo.

Mis colegas y Yo recientemente publicamos un grupo de estudios que investigaron la confianza y la sospecha en la ciencia. Uno de los claros mensajes de nuestras investigaciones es que es crucial no considerar las distintas formas de escepticismo juntas. Y, aunque estamos seguros de no ser los primeros en buscar mas allá de la ideología política, encontramos dos importantes lagunas en la literatura revisada. Primero, la religiosidad ha sido por largo tiempo curiosamente poco investigada como precursora del escepticismo en ciencias, quizás porque la ideología política acaparaba mucha atención. Segundo, las investigaciones actuales sufren de la ausencia de la investigación sistemática en las varias formas de escepticismo, unido a una mayor medida general de la confianza en la ciencia. Intentamos corregir ambas faltas.

Las personas pueden ser escépticas o desconfiadas de la ciencia por distintas razones, ya sea por un hecho en una disciplina particular (por ejemplo, “el clima no está calentándose, pero yo si creo en la evolución de las especies”), o acerca de la ciencia en general (“la ciencia es solo una de muchas opiniones”). Identificamos cuatro mayores predictores de la aceptación de la ciencia y de escepticismo hacia ella: ideología política, religiosidad, moralidad y conocimiento de la ciencia. Estas variables tienden a correlacionarse entre si – en ciertos casos de manera fuerte- lo que significa que potencialmente pueden ser confundidas. Para ilustrar, una relación observada entre conservadurismo político y la confianza en la ciencia puede en realidad ser causada por otra variable, por ejemplo, religiosidad. Cuando no se miden todos los constructos simultáneamente, es difícil afirmar con propiedad el valor predictivo de cada uno.

Así, investigamos la heterogeneidad del escepticismo en la ciencia en participantes de Norteamérica (un estudio en toda la nación y Europa y mas allá le seguirá). Presentamos, a los participantes, oraciones acerca del cambio climático (ejemplo, “las emisiones humanas de CO2 causan el cambio climático), modificación genética (ej. “OGM como alimento es una tecnología segura e inocua), y vacunación (ej., ʺ Yo creo que las vacunas tienen efectos secundarios negativos que superan los beneficios de la vacunación en niños”). Los participantes podían indicar que tanto estaban de acuerdo o no con dichas propuestas.

También medimos la fe en general en la ciencia de los participantes y se incluyó un ejercicio en el cual ellos podían indicar cuánto dinero del gobierno debería gastarse en ciencia, comparado a otras áreas. Evaluamos el impacto de la ideología política, la religiosidad, las preocupaciones morales y el conocimiento científico (medido con una prueba de alfabetización en ciencias, consistiendo en preguntas verdaderas o falsas tales como “toda radioactividad es producida por humanos”, y “el centro de la Tierra es muy caliente”) con las respuestas de los participantes a estas preguntas.

La ideología política no jugó un papel significativo en la mayoría de nuestras medidas. La única forma de escepticismo en ciencia que fue consistentemente mas pronunciada entre los respondientes políticamente conservadores, en nuestros estudios fue, sin sorpresa alguna, el escepticismo sobre el cambio climático. Pero ¿y las otras formas de escepticismo o el escepticismo sobre la ciencia en general?

Las dudas acerca de la modificación genética no estaban relacionadas con la orientación política ni con las creencias religiosas, aunque si lo estaban con el conocimiento científico: mientras peor les fue el examen de alfabetismo científico, mas escépticos eran de la inocuidad de los alimentos genéticamente modificados. El escepticismo sobre las vacunas no presentó relación con lo concerniente a la ideología política, pero si fue lo mas fuerte entre los participantes religiosos, en particular en lo concerniente al aspecto moral de lo no-natural de las vacunas.

Mas allá de un escepticismo específico a un dominio, ¿qué observamos sobre la confianza general en la ciencia, y la aceptación de apoyar la ciencia de manera general? Los resultados fueron muy claros: la confianza en la ciencia era, por mucho, menor entre las personas religiosas. En particular, la ortodoxia religiosa fue un predictor negativo fuerte de confianza en la ciencia y de la inversión de dinero público en ciencias. Pero, nótese aquí también que la ideología política no contribuyó con una varianza significativa mas allá de la religiosidad.

De estos estudios hay un par de cosas que aprender sobre la actual crisis de fe que ataca a las ciencias. El escepticismo científico es muy diverso. La desconfianza en la ciencia no es algo de la ideología política, con excepción de la negación del cambio climático, que consistentemente se observa bajo una dirección política. Adicionalmente, estos resultados sugieren que el escepticismo científico no puede ser eliminado simplemente aumentando el conocimiento científico entre las personas. El impacto del alfabetismo científico en el escepticismo, en la confianza en la ciencia, en la disposición de sustentar la ciencia fue muy pequeño, excepto en el caso de la manipulación genética. Algunas personas están negadas a aceptar descubrimientos científicos particulares por variadas razones. Cuando la meta es combatir el escepticismo y aumentar la confianza en las ciencias, un buen punto inicial es reconocer que el escepticismo científico viene en muy distintas formas.

Bastiaan Rutjens es profesor asistente en el Departamento de Psicología de la Universidad de Amsterdam en Holanda.

Wednesday, April 25, 2018

LA RELIGION Y EL INGENIERO




Por: J. R. Albaine Pons · Fuente: Clave Digital · 3 agosto, 2008

Recuperado de Europa Laica.com; abril 25 del 2018

Fui entrenado como un científico, y entre los de mi profesión la proporción de creyentes no es muy elevada y disminuye progresivamente.

Un amigo, ingeniero, es un hombre de éxito en nuestra sociedad.  Lo conozco hace cierto tiempo y creo que es además una muy buena persona. También es mansamente desafiante. Sabe que soy ateo, no simplemente agnóstico, sino ateo; y me ha pedido que comente sus escritos religiosos que presentará eventualmente en forma de libro y que cotidianamente envía a sus amigos por correo electrónico.

Nuestro país tiene sus características. Aunque Charles Darwin señaló con asombro en su diario de viaje, publicado con el nombre de Viaje del Beagle, en 1838, que en los campos de Uruguay la gente saludaba diciendo “Ave María Purísima” y se respondía “sin pecado concebida” (en español en el original en inglés) y hoy seguimos en español saludando con un “adiós”, nuestras sociedades son no-religiosas hoy día.
Pero con todo y su laicismo, no creo que en el mundo occidental se despliegue tanto espacio en prensa escrita pública secular a artículos sobre religión y sobre alabanzas a su religión y su Dios como en la República Dominicana.  

También en la tv pública se observan algunos casos. Nuestro estado con libertad de cultos por definición constitucional, tiene un “Dios, Patria, Libertad” como estandarte. Algún historiador que se atreva, eventualmente estudiará el fenómeno y establecerá sus causas.

No es una casualidad pues, que en encuestas sobre creencias religiosas que la Gallup realiza frecuentemente en los países con la libertad suficiente para permitirlo, nuestro país aparece con un 95-98% de creyentes, al igual que los estadounidenses (que tienen a Dios hasta en su moneda, {desde 1958} igualito que Irán).

Fui entrenado como un científico, y entre los de mi profesión la proporción de creyentes no es muy elevada y disminuye progresivamente.

Precisamente hace poco, el 15 de mayo 2008, para ser exacto, se celebraba la subasta de una carta, mantenida privada y anteriormente no conocida, del ícono de la ciencia del siglo XX, Albert Einstein, dirigida al filósofo Eric Gutkin en enero de 1954 (un año antes de su muerte).

En ella Einstein expresa que considera la idea de Dios como una debilidad humana y a la Biblia como “una colección honorable de leyendas primitivas que son sin embargo muy infantiles”.

Las ideas de Einstein en su carta pueden extenderse como la opinión de la mayoría de los científicos de la actualidad.

Pero las religiones están ahí. No desaparecen simplemente porque los científicos, en su mayoría, que no todos, no estén de acuerdo con ellas. Y hoy día en el mundo occidental, que es un mundo laico, y donde la religión hace tiempo dejo de dirigir la sociedad, la ciencia se está haciendo preguntas sobre la religión: ¿Por qué hay religiones?, ¿ qué han significado para la especie Homo sapiens en su supervivencia, evolución y cultura?

Desde septiembre del 2007 un proyecto de investigación para “explicar la religión” se realiza por 14 universidades y variopintos especialistas, desde psicólogos hasta economistas.

Una de las preguntas a responder es ¿cree la gente que aquellos que creen en Dios son más confiables que los que no creen?; una pregunta importante, dado los recientes escándalos de las religiones organizadas en diversos países, desenfrenos desde abusos sexuales a menores hasta grandes desfalcos económicos. No olvidemos que Stalin era ateo, pero que Hitler era católico y ambos son considerados monstruos de la humanidad.

Pero además, las respuestas nos ofrecerán hipótesis para pensar sobre la naturaleza humana y su evolución. Recordemos a los humanos primitivos, que junto al desarrollo del lenguaje seguramente se preguntaban sobre los orígenes y cambios de todo lo existente, especialmente cuando desarrollaron una idea sobre el tiempo (lo que se supone ocurrió al llegar los primeros pobladores a Eurasia, donde las estaciones marcan una variabilidad temporal importante); ya que las aptitudes sobre geografía, o mejor topografía, las teníamos como herencia junto a nuestros ancestros y primates en general. ( y el premio Nobel de Medicina o Fisiologia del 2014 se otorgo a los cientificos que descubrieron que tenemos un GPS cerebral en el Sistema limbico).

En estudios actuales sobre las experiencias religiosas y su lugar de ocurrencia en nuestro cerebro se han obtenido resultados sorprendentes e inesperados.

Se suponía que fuesen las áreas emocionales del cerebro las de mayor actividad ante la lectura o audición de frases bíblicas que sujetos hiperreligiosos reconocían como inspiradoras (el primer verso del salmo trece). No fue ese el resultado. Se activan tres áreas del lóbulo frontal y parietal, que se consideran relacionadas con pensamientos conceptuales. Como si la así llamada “experiencia religiosa” fuese una racionalización y no un acto emotivo. Como si fuese un cálculo y no una fe.

Otros estudios con monjes budistas y hermanas carmelitas señalan que está muy distribuida en el cerebro la actividad nerviosa al pensar ideas religiosas.  

Es curioso el caso, y se sigue estudiando, que los enfermos del Mal de Parkinson, producido por una deficiencia de dopamina cerebral, son menos religiosos que controles sanos o con otras enfermedades.  

Recordemos, es común que personas enfermas, por lo menos en nuestras culturas, acudan a ideas religiosas en busca de sanación o de ayuda en la resignación. 

Los etnógrafos por su parte, han establecido que hay indicios de que los beneficios a largo plazo para una sociedad que sigue rituales religiosos son mayores que los costos y que quizás a esto se deba que las religiones acompañaran a los grupos humanos más exitosos y que somos hoy los que habitamos el planeta.

La idea de un “Dios” se convirtió en un “meme” exitoso, al decir del evolucionista inglés Richard Dawkins, autor del célebre libro “The God Delusion”.

Es posible que los conceptos religiosos dieran más cohesión a los individuos y les hicieran así más independientes del ambiente y con mayores probabilidades de supervivencia y de reproducción. Pero esto no significa que reflejen una realidad objetiva, solo explica su existencia y perdurabilidad en el tiempo.

Los escritos de nuestro amigo ingeniero reconfortan. Sus conversaciones mañaneras con su Dios, con Papá Dios como él le llama, donde se pregunta por los problemas de la vida y de la sociedad que le ha tocado vivir, son emotivas y motivadoras.

Muchos amigos le responden agradeciéndole que les participe sus imágenes. Les hace, nos hace a todos, más llevadera la lucha cotidiana en una sociedad casi moderna como la nuestra. Su prosa es hermosa, es casi poética.  

Sus concepciones son buenas, en el sentido de amables, generosas, bondadosas, gentiles, agradecidas. Solo que para algunos de nosotros, no creyentes, son irreales; no nos dicen nada sobre la verdad de un mundo que tenemos que comprender para mejorar, para mejor vivir en el.  

Aunque humanos como somos, y nacidos y criados en este 1% del tiempo de la evolución de la humanidad, nos haría falta leer de cuando en vez conceptos como los de nuestro ingeniero; entender el mundo y sus cambios no significa ser negativo ante la belleza literaria de pensamientos que nos quieren hacer mejores y que hoy día, pues no siempre fue así, buscan mayor comprensión entre nosotros mismos.

Por el contrario, esas ideas, que en nuestro último 0.5% de existencia en este planeta han caminado junto a la humanidad, parecen ser parte de los que nos hace humanos, de nosotros mismos. 
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Pero no todos los científicos estarían de acuerdo. “La visión religiosa de la naturaleza humana presenta algo profundo que divide a las gentes y amplifica los conflictos sociales”, escribió E.O.Wilson en noviembre del 2005 en New Scientist. 

“La mezcla tóxica de religión y tribalismo se ha vuelto tan peligrosa que se justifica tomar en serio su alternativa: que el humanismo basado en la ciencia es un antídoto efectivo, la luz y el camino por fin colocado frente a nosotros” termina Wilson, quien expandió por el mundo el término biodiversidad y es una de las 25 personas más relevantes del siglo XX, principal proponente de las ideas conservacionistas y enamorado de nuestro país, el cual ha visitado varias veces y que en uno de los raros actos de civilidad y raciocinio e independencia nuestro gobierno condecoró. Por hoy, adiós.


Tuesday, March 6, 2018

VALORES Y VIOLENCIA - 1

publicado en acento.com.do, marzo 5 del 2018.


En una conferencia en México, en el 2005, el filósofo francés Gilles Lipovetsky planteó:
“No creo en la decadencia de las sociedades modernas”; aunque no lo dijo, quizás lo expresó como respuesta a la monumental obra “Del Amanecer a la Decadencia” (2001), del inmenso Jaques Barzoun, por años y años decano de humanidades de Columbia University en New York.

Bueno, a principios del siglo XX la educación era más restringida y estricta, los valores sociales provenían de ideologías de pequeños grupos de poder social y económico, nacionales y extranjeros, la religión y lo religioso eran opresivos (¡no te podías bañar en el río en cuaresma porque te convertías en  pez!), la democracia de masas era inexistente aquí y en muchos lugares del mundo y todo eso nos produjo dos guerras mundiales, cientos de dictaduras, bombas atómicas sobre ciudades no militares, el holocausto judío, la infamia del 37 contra los haitianos, el suplicio de las Mirabal.

Se grita, se escribe, se sermonea sobre la pérdida actual de los valores y me pregunto ¿de cuáles valores? ¿De los que brindaron un Trujillo, dos invasiones estadounidenses, los 12 años de Balaguer? ¿Los valores de los que deforestaron nuestros bosques sin que nadie dijese nada? ¿Los de los libros de historia que contaban sobre la “batalla” del Santo Cerro donde la Virgen de las Mercedes detenía las flechas a los indios para que ganasen los españoles? ¿o serán los valores de los que reciben con beneplácito en los clubes sociales de alto rango a los banqueros y políticos defraudadores del Estado y ladrones de fondos públicos?

¿Quizás nos referimos a valores más universales como aquellos que prohibieron el libro de Nicolás Copérnico desde 1616 hasta 1828, o la quema de todos los documentos Mayas para que esa nación aborigen americana abandonara su “oscurantismo”?

¡Que bueno que se están perdiendo esos valores!
¡Que bueno que los estamos cambiando por otros!

Hoy somos libertarios, individualistas, consumistas, reconocemos a los políticos por lo que son y si nos engañan los podemos cambiar. Nos casamos y nos divorciamos cuando nos lo manda el corazón y la paz mental y no nuestros padres, el estado o la religión.

No le hablamos del cuco a nuestros hijos, no los metemos en religiones que no entienden, los respetamos como personas distintas a nosotros, somos más tolerantes ante lo diverso y lo nuevo, nos preocupamos por nuestro ambiente, protestamos contra los abusos y exigimos a los poderes políticos cumplir con su obligación.

Hoy conocemos más del mundo y nos comunicamos más unos a otros, se protesta más que nunca contra el racismo, el fascismo, la discriminación, la pobreza y el bandolerismo. Leemos libros que nunca llegaron, pero que hoy están en la Internet y vamos dejando de ser una media isla parroquial y encerrada en sí misma, abriéndose al mundo para conocerlo y que nos conozcan.

Creo que tiene razón Lipovetsky, no hay decadencia, construimos la mejor sociedad humana que ha existido en toda la historia, la más sensible y a la vez la de mayor conocimiento, la que por primera vez tiene en sus manos los instrumentos para construir a conciencia su propio futuro.

Al grito de falta de valores anteponemos los valores nuevos, crecientes, solidarios, que ofrecen mayor libertad y presentan mayor responsabilidad que en todas las épocas anteriores.

Nunca en nuestro país tantos habían exigido normas, respeto, derecho a vivir una vida decente, libremente. Nunca tanta gente había exigido competencia, seriedad, honestidad y eficiencia a los detentadores de los poderes públicos. Nunca fuimos tan libres con nuestras vidas, que primero son nuestras y después de los demás. Ya no pedimos venganza, sino justicia y ya muchos piden repatriar a los haitianos y no matarlos como cuando Trujillo.

¿Qué hoy se observan asaltos, muertos y violaciones? Mucho menos que en los tiempos pasados de nuestra historia, donde esos hechos eran tan comunes y nunca lograban una repulsa general como lo vemos hoy. Nuestras luchas sociales son en la mesa de negociaciones, en las marchas públicas y pacíficas, en las elecciones políticas y en el Congreso, mil veces mejor que en las montoneras siempre cargadas de muertos y agravios.

A veces hasta me parece que muchos de nuestros problemas actuales se deben a la sobrevivencia de aquellos valores del pasado que se niegan a ser cambiados por los nuevos y emergentes como si tuviesen vida propia, al ser levantados por una minúscula pero poderosa parte de la colectividad que se resiste a lo nuevo en una inútil lucha por detener el crecimiento, la apertura de nuestra sociedad, su educación plena y actual en los conceptos e ideas que hoy maneja buena parte de la humanidad.
Definitivamente, me gustan más estos valores morales y éticos, que aquellos valores.

Sunday, February 11, 2018

DE CUMPLEAŇOS


J. R. Albaine Pons, publicado en Acento.com.do, febrero 12 del 2018.

Casi todo el mundo, en casi el mundo entero, celebra su cumpleaños. Pero no a todo el mundo, y en casi todo el mundo, se recuerda y celebra en su cumpleaños.
Hoy 12 de febrero se conmemora y celebra el Día de Darwin. Fue el 12 de febrero del 1809 el día de su nacimiento. El menor de una familia de cuatro hermanas y dos hermanos.
Y no es poca cosa. El trabajo y las ideas de Charles Darwin han marcado un antes y un después a la comprensión del mundo de lo vivo, y dentro de lo vivo, al entendimiento de qué somos los humanos y por qué somos como somos.
En el mundo de las ciencias y la erudición parecería que ya no hay por qué mencionarlo más. Aún los que no le han leído, ni bien entienden su teoría de la evolución, le citan y emplean su nombre en sus elucubraciones e hipótesis ¡y muchas veces hasta lo interpretan al revés! Pero ello no impide seguir estudiando a Darwin y al darwinismo. Año tras año se publican libros sobre sus ideas y sobre las predicciones que emergen de sus ideas.
Philip Lieberman, de la universidad de Brown, expresa en su último libro – The Theory that Changed Everything, Columbia Univ. Press, 2018 (La teoría que todo lo cambió-j.r.a.p.-) que     “Darwin señaló la sinergia que existe entre un ecosistema y la evolución. Al cambiar el ambiente, lo que sea que pueda conferir una variación selectiva y ventajosa cambia; de manera que tal como los humanos cambiamos al mundo, así cambiamos nosotros. Y si no nos importa, pudiera ser nuestro fin”. Suena apocalíptico, pero es una manera de decirlo.
Pero volvamos al principio. Como el propio Darwin escribió, su viaje alrededor del mundo durante cinco años fue:” el evento mas importante de mi vida, que ha determinado toda mi carrera.”. Charles Darwin descendió del “Beagle H.M.S.” el 2 de octubre de 1836, con la cabeza llena de ideas, y algo mas importante aún, de datos e hipótesis que tenía que organizar para comprobarlas.
Ya en ese entonces, el aún joven Darwin, pensaba que las especies de animales y plantas eran cambiantes, que aparecían y desaparecían en el tiempo, que no eran eternas como se afirmaba en esos años.
Hay que preguntarse qué siente una persona en su interior cuando sabe que está en el camino de explicar una verdad que solo él conoce y que cambiará la forma de pensar de toda la humanidad restante. Cuando comprende que la ciencia se dividirá en antes de él y después de él. Los biógrafos de Darwin entran poco en esos detalles. Ahora bien, todos están de acuerdo en que Darwin fue extremadamente cuidadoso y paciente, que mantuvo su búsqueda de datos por años, por 22 años para ser exactos.
La respuesta a cómo ocurría la formación de nuevas especies llegó a su mente a finales de 1838, en sus propias palabras: ʺ Ocurre que como entretenimiento estaba leyendo el libro de Malthus sobre poblaciones, y estando preparado, gracias a mis continuas observaciones de los hábitos de los animales y las plantas, para apreciar la lucha por la existencia que ocurre en todas partes, me golpeó de repente la idea de que en las circunstancias de esa lucha por la supervivencia, las especies con variaciones favorables serían preservadas, y las que presentasen variaciones de características con un resultado no favorable, serían destruidas. El resultado de estas variaciones sería la formación de nuevas especies. Aquí, finalmente, ya tenía una teoría sobre la cual trabajar, pero me encontraba tan ansioso de evitar prejuicios, que determiné no escribir nada al respecto, ni la mas pequeña nota, por cierto tiempo”.
Como vemos, Darwin quería estar seguro y además ser justo en sus juicios, evitando así estar a favor o en contra de sus hipótesis, hasta demostrar la objetividad o no de ellas.
Es asombroso en la Historia de la Ciencia, y quizás sea un caso único, que un hombre solo, apartado de toda comunidad científica por cinco años, se convirtiera en un científico con un pleno dominio del método de trabajo que tiene esa rama de la actividad humana tan especial como es la ciencia.
Darwin presentaba su hipótesis sobre los fenómenos observados, planteaba soluciones tentativas a estas preguntas y trataba de comprobar la veracidad o no de sus planteamientos. En sus propias palabras: “Observar todos los hechos que pueda (y que gran ignorante me considero en Historia Natural) sobre la distribución geográfica, paleontología, clasificación, hibridismo, plantas y animales domésticos, etc. y ver qué tanto favorecen o se oponen a la idea de que las especies salvajes son variable o invariables, tengo la mas sólida intención de ofrecer todos los argumentos y datos a los dos enfoques del problema”. Y como vemos, avanzó el método científico, insistiendo en buscar situaciones que se oponían a sus hipótesis; una de las diferencias básicas entre los estudios científicos y los humanísticos, ya que en estos últimos prima la búsqueda de situaciones o datos que apoyen las hipótesis, como si la lógica de la investigación solo se aplicara a las ciencias.
Aunque Darwin estuvo presente en la comunidad científica inglesa desde su regreso, como muestra la publicación en 1839 de “Revista de Investigaciones de la Geología y la Historia Natural de varios Países visitados por su H.M.S.Beagle etc.” y que fue una publicación exitosa en sus ventas y de “La Estructura y Distribución de los Arrecifes de Coral” en 1842; además de su nombramiento para esa época como Secretario de la Sociedad de Geología, solo con pocos íntimos discutía sus ideas sobre la teoría de la evolución por la supervivencia del mas apto.. Entre estos los botánicos J.S.Henslow y J.D.Hooker y el geólogo Charles Lyell.
Fue en junio de 1842 cuando Darwin escribe un breve resumen de sus ideas a lápiz en unas 35 páginas. En el verano de 1844 el trabajo consistía ya en 230 páginas escritas.
Uno de los trabajos cotidianos de Darwin consistía en mantener una abundante correspondencia con todo tipo de estudioso, naturalista, criador de animales, jardineros, etc. Hacía preguntas y leía sus historias de sus cultivos o experiencias de sus animales. Quizás a esto se deba que recibiera en 1958 una comunicación-trabajo de parte de un joven que se encontraba estudiando y colectando en las Islas Célebes, para su opinión y comentario. El trabajo llamado: “Sobre la tendencia de las variaciones a separarse indefinidamente del Tipo Original” resultó un shock para Darwin, ya que retrataba perfectamente su teoría. El trabajo fue enviado el mismo día de recibido junto a la carta acompañante a Lyell. El autor era Alfred Russel Wallace, un joven naturalista y viajero, como el mismo Darwin, y que antes había estado en el Amazonas colectando especímenes. Darwin comentaba a Lyell que prefería quemar todos sus trabajos a que Wallace, o cualquier otra persona, pensara que al publicarse estaría copiando ideas ajenas, ya que decía sentirse con las manos atadas para proseguir su trabajo luego de recibir la comunicación de Wallace.
La solución al impase llegó por la intervención de Lyell y de Hooker, en lo que ha sido llamado uno de los episodios mas nobles y atractivos en cuanto a ética científica, en la historia de las ciencias. El 1ro de julio de 1858 fue leída una ponencia por ante la Sociedad Linneana de Londres por Lyell y Hooker con el título: “Sobre la Tendencia de las Especies a Formar Variedades; y sobre la Perpetuación de Variedades y Especies por Medio de la Selección Natural” por Charles Darwin y Alfred Wallace. Pero la ponencia presentada por Lyell y Hooker tuvo mínimo impacto en la sociedad científica londinense.
El 24 de noviembre de 1859 se publica el libro “El Origen de las Especies”, en una edición de 1250 ejemplares que fue vendida el mismo día de su salida. Ese día fue sacada la humanidad del Paraíso Terrenal y llevada a ser parte de la naturaleza.
El mismo Wallace, en 1889, luego de la muerte de Darwin, publicó una popularización de la obra con el título de “Darwinismo” y fue quien llamó a Darwin “el Newton de la Ciencia Natural”.
Muy pocas veces ha dado la ciencia a la humanidad un trabajo único que tan drásticamente afecte a todas las áreas del quehacer humano. A partir de Darwin, del “Origen” y de sus otras obras todo es distinto, todo se comprende de otra manera. La propia humanidad tiene otra forma de observarse a si misma.

¡Es una celebración de cumpleaños que bien vale la pena!

Sunday, February 4, 2018

EL AŇO DEL MONO

J. R. Albaine Pons, Publicado en Acento.com.do, 5 de febrero del 2018

Aunque el año del mono chino terminó en febrero del 2016, para dar paso al año del gallo que recién finaliza y pasar este 2018 a otro animal de los varios que la cultura Han legó al calendario lunar tradicional de los países de Asia que dicha cultura impactó, en realidad el año del mono, para toda la humanidad, es este presente año del 2018.
 El 25 de enero del presente año, se anunció en la revista Nature que biólogos de Shanghai, China, lograron el nacimiento aparentemente saludable de dos monos macacos de cola larga por clonación; con casi el mismo método usado para clonar a la famosa oveja Dolly y sus “hermanas” a mediados de los años 90 del siglo pasado.
El trabajo, publicado por la revista Cell, del 24 de enero del 2018, por Z. Liu y colaboradores claramente presenta una nueva era en la clonación de mamíferos y así lo han expresado expertos en clonación y reproducción de primates de diversos países del mundo.
Usando la técnica estándar de tomar un núcleo de una célula corporal o somática e introducirlo en un óvulo al cual a la vez se le extrajo su núcleo, técnica de transferencia nuclear – como se le llama-, y que ha dado resultado en las clonaciones de mamíferos realizados hasta ahora, en primates no se producen los resultados esperados. Así, los primates se veían como algo aparte y distinto. Y recordemos que dentro de la clasificación de primates estamos nosotros, los humanos.
Los investigadores chinos manipularon el ADN del núcleo donante con ciertos cambios químicos y además no lo extrajeron de una célula del cuerpo de un animal adulto, sino de un feto o embrión en desarrollo tardío.
Crearon así 109 embriones clonados y gran número de ellos fueron colocados en 21 madres sustitutas o receptoras, lo que resultó en seis preñeces o embarazos y finalmente dos individuos de Macaca fascicularis nacidos vivos: Zhong Zhong, ahora de 10 semanas y Hua Hua, de ocho y se espera el nacimiento de otros seis clones.
Una experimentación extraordinaria y casi fantástica y un triunfo de la actual ciencia y tecnologías de la reproducción, y sin lugar a dudas, de la ciencia china.
El uso de monos, en especial en enfermedades como el cáncer y el Parkinson, Alzheimer, esquizofrenia y otras enfermedades cerebrales de los humanos es casi la única solución para lograr su total comprensión y el desarrollo de fármacos y procedimientos para su eliminación o control. La obtención de monos clonados, esto es, genéticamente iguales, permite el uso de un menor número de animales en cada experimento (al eliminar la variabilidad genética) y además (como ya está realizándolo el grupo de Shanghai) utilizar las nuevas técnicas de edición genética – cambios y eliminación de genes- con el ya famoso procedimiento del CRISPR-CASP9 y obtener así modelos de cerebros de primates genéticamente manipulados al interés del investigador.
El éxito logrado ha impulsado la creación de un Centro Internacional de Investigaciones en Primates por la ciudad de Shanghai, que aspira a convertirse “en el CERN de la neurobiología de primates”.
Ya varios mamíferos han sido clonados y por distintos métodos. Los primates presentaban problemas especiales para la clonación por transferencia nuclear, hoy resueltos por el grupo del Dr.Liu de Shanghai.
Se ha expresado al respecto que la clonación humana no presenta entonces ninguna dificultad técnica, y que muchos países, incluyendo los Estados Unidos, no han promulgado ninguna ley ni ordenanza contra la clonación, ni siquiera de manera general.
Claro, los especialistas en ética ya han lanzado su grito de alarma y esperemos libros y artículos en pro y en contra de esta potencial biotecnología.

Hoy se ha cerrado un círculo. Han sido dos monos; igual ocurrió hace millones de años y por aquellos monos y de aquellos monos, hoy estamos nosotros aquí, y por estar nosotros, hoy están Zhong Zhong y Hua Hua.