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Thursday, December 8, 2011

El metro del Metro

Diciembre 8 del 2011. Acento.com.do

Vuelvo a recordar al Putumayo de Vargas Llosa en “El sueño del celta”…” un mundo donde nadie decía la verdad…porque las gentes vivían dentro de un sistema en el que ya era prácticamente imposible distinguir lo falso de lo cierto”.

Y recordar el Putumayo viene al caso cuando pensamos en nuestro sistema educativo.

Hace un par de años me surgió una pregunta, para plantearla a mis estudiantes de medicina y psicología de la UASD (tercer año de sus carreras).

Ocurre que estoy hablando de células, de células nerviosas, de organelos celulares, todos de unas dimensiones en micrómetros y nanómetros.

Y siempre pregunto: ¿Cuántos metros tiene un kilómetro?, silencio total por respuesta; salvo entre los estudiantes de medicina que un par levantan la mano. “Señorita, cuánto usted mide de altura, de tamaño?” “Oh profe, 5.6”. “Muy bien, 5.6 qué?; ¿cinco qué? ¿.6 qué?”. Nadie sabe.

“¿Dígame joven, cuántos pies tiene una yarda?” Respuestas: 5, 4, 2, 6.

Y yo hablando de estructuras celulares en nanómetros.

¿”Joven, con sus manos, dígame cuánto es más o menos un metro?” Y colocan sus dos manos separadas por algo más de un pié.

Y por supuesto, nadie sabe de dónde viene el símbolo de @, aunque todos lo usan en sus correos electrónicos.

Claro que es culpa de ellos. Y culpa de sus maestros y sus escuelas. Y culpa de la universidad y también culpa de la Historia. Alguien me dijo que en nuestra Torre del Homenaje habían ondeado banderas de siete naciones distintas, y si eso no es un record, debe de ser un buen promedio.

Imagínese- El campesino de la sierra recoge los frijoles y los vende por “carga” (tres sacos sobre un mulo) al centro de acopio, que a su vez los limpia algo y lo revende por “sacos” a los camioneros y estos por kilogramos al mayorista del mercado que a su vez los vende por libras a los colmaderos y aquí finalmente por jarros a los clientes. Un cliente los cocina y los vende por “vasos” en el barrio.

El galón americano tiene cuatro cuartos que hacen 3.785 litros, pero el galón dominicano son cinco botellas, de ron, de 70cl o sea 700 ml cada una, y el galón será entonces de 3.5 litros.

¿Se compra la gasolina en galones americanos y se vende en galones dominicanos? Pues, no se.

Así, en nuestra vida diaria nos enfrentamos a unidades del Sistema Internacional (m, Km), sistema inglés (yarda, libra, pies y pulgadas), del sistema francés antiguo (un quintal de 125 libras, una boyerada) y varios españoles (vara, legua, tarea, cajón).

Desde los tiempos de Trujillo nuestro país es signatario de la convención sobre la aceptación del Sistema Internacional (sistema métrico decimal) y una ley de la época hace obligatorio su uso, nadie todavía se ha dado por enterado. Por supuesto, no somos únicos, en toda Latino América pasa algo parecido.

Y no sé en realidad cómo es que ha prendido en el imaginario popular la consigna del 4% para la educación, ni por qué se afanan tanto los partidos con los porcientos que las encuestas dan a sus candidatos, y las tendencias de éstas y sus “techos”, cuando es ya sabido desde hace años que en el cerebro humano es fácil pensar asociativamente, metafísicamente y causalmente, pero no estadísticamente.

Daniel Kahneman, el psicólogo premio Nobel de Economía del 2002 por sus aportes a lo que hoy es psicología económica, o como toman decisiones los humanos en condiciones de incertidumbre, nos lo recuerda de nuevo en su último libro “Pensando rápido y lento” (Thinking, Fast and Slow; F., S. and Giroux; N.Y., 2011) donde comenta sobre los errores sistemáticos que cometemos al pensar rápido problemas estadísticos, esto es, matemáticos.

Si al hecho de que son los números lo que más problema ocasiona, y mayor tiempo lleva, a nuestros cerebros para tomar decisiones; le agregamos una total confusión y desconocimiento de las unidades de medidas, llegamos al panorama actual de nuestras escuelas, nuestros profesionales y nuestros políticos. Todos en último lugar en todo lo que se pueda medir.

Este artículo está dedicado a ese estudiante que con toda seriedad, al yo preguntarle más o menos el tamaño de un metro, me respondió “Oh profe, de la Feria hasta Villa Mella”. Sí señor, le dije, ese es el metro del Metro.