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Friday, December 1, 2017

PENSAMIENTO CRITICO


ACENTO.COM.DO, 27 de noviembre de 2017. 
De acuerdo a un estudio reciente, 36% de los estudiantes universitarios estadounidenses no mejoran significativamente su pensamiento crítico durante sus 4 años de estudios universitarios (que como se sabe, cuatro años es el tiempo de graduarse de Bachelor, mal traducido como bachiller en español).
“Estos estudiantes tienen problemas para distinguir hechos de opiniones y causa de correlación” dice la profesora de matemática Rebecca Goldin de la George Mason University. Su consejo: “estudien más matemática y ciencias de lo que se les exige y tómenlo en serio”, y agrega: “no puedo pensar un mejor instrumento que el pensar cuantitativo para procesar la información que me llega”.
Y es que esa tercera parte de los estudiantes universitarios estadounidenses de educación superior con problemas de pensamiento crítico no estudian nunca un curso de ciencias.

Una de las cosas que hace esta profesora y su grupo de trabajo (llamémosle así) es ir a la prensa y agencias de prensa y ofrecerles talleres de trabajo sobre intervalos de confianza, significación estadística (si algo es estadísticamente significativo o no), valores de p, tipos de error, etc. para el uso de los periodistas, como una manera de hacer llegar estos conceptos al gran público.
Una de las ventajas de un pensar cuantitativo y estadístico es que al hacerlo, antes de llegar a conclusiones, el resultado tendrá un apoyo científico, en vez de usar el estudio para simplemente avanzar agendas.

Si no poseemos la habilidad de procesar información cuantitativa, podemos llegar a conclusiones que en la práctica se basan más en nuestras creencias y nuestros miedos y prejuicios que en la realidad.
Uno de los elementos básicos del pensar crítico es saber posicionar los hechos. Por ej., no sabemos nada sobre feminicidios si solo aportamos un número sin compararlo con lo que ocurre en otros países parecidos cultural y económicamente al nuestro y si no presentamos una serie temporal de su evolución que sea cuantitativamente comparable y si no presentamos su % dentro de la cantidad de los homicidios en general. Y solo si conocemos y comprendemos los indicadores cuantitativos de los feminicidios podemos pensar formas de disminuir su número y lo más importante, si las políticas públicas que empleamos para su disminución o eliminación están teniendo algún efecto.

En los últimos años, con la facilidad de la Internet y la apertura de información, es que los dominicanos nos hemos enterado de los lugares que ocupamos en listas de fenómenos mundiales y en muchos indicadores, como son el nivel educativo, aspectos de salud pública, de seguridad ciudadana y de violencia social, para solo mencionar los más visibles. La esencia de estos conocimientos es que los “comparamos” con realidades de otros países. La “comparación” estadística de una manipulación específica de un grupo de sujetos o cosas con un grupo testigo o control no-manipulado es la esencia de lo que hace un científico y lo que le otorga un nivel estadísticamente cierto de conocimiento de un hecho o una relación.
Pretender que se llegue a un pensar crítico analizando historias o narrativas sin cuantificación es una de las formas de pensar que más nos llevaron al error y a la confusión de lo que es y de lo que no es cierto en las relaciones de este mundo tan interrelacionado.

Proponer hacer transformaciones en nuestro sistema educativo y formación profesional, por ejemplo, en los profesores, estudiantes, tipos de posgrado, carreras ofertadas, procesos administrativos, servicios de extensión, investigaciones publicadas, etc., sin tener claro el proceso de cuantificación y sus valores estadísticos dentro de esos cambios, no son más que buenos deseos y consensos sobre prejuicios que una y otra vez nos han llevado, y seguirán llevándonos, al fracaso en la consecución de políticas públicas y del mejoramiento de la vida ciudadana.
Es como decir ¡si no cuantificamos, no pensamos!, a lo más repetimos narrativas sin nada que ver con la realidad, con nuestra única y particular realidad

Thursday, July 27, 2017

LA CIENCIA HOY


J.R.Albaine Pons, Acento.com.do, 28/ 7 / 17

La Royal Society de Inglaterra acaba de presentar el resultado de una encuesta a 1, 309 personas acerca del libro de ciencia que consideran más importante que hayan leído en su vida. Esta vez se hace en la celebración de los 30 años que la RS ha venido realizando el Premio al Libro de Ciencia de la Royal Society. En la mayoría de las veces la elección se ha realizado entre El Origen de las Especies de Charles Darwin y el Principio Mathematica de Isaac Newton.

Para este año se preseleccionaron once libros entre los cuales deberían escoger los encuestados, aunque también tenían la opción de introducir otro autor o libro que prefiriesen y no estuviera en la lista.

El libro ganador de este año lo fue El Gen Egoísta, publicado en 1976 por Richard Dawkins. Según la información de la RS “los participantes llamaron a “The Selfish Gen” una “obra maestra” y a Dawkins un “excelente comunicador”, con muchos de ellos comentando como el libro les cambió sus perspectivas acerca del mundo y de la manera como fueron entrenados a ver la ciencia”.

Darwin terminó en un tercer lugar. Los once libros fueron seleccionados por el director de la biblioteca de la Royal Society. Entre los once estaban los muy conocidos “A Brief History of Time” por Stephen Hawking (1988), “La Vida Inmortal de Henrietta Lacks” por Rebeca Skloot (2010, que informa sobre las células cancerosas de donde se han reproducido todas las células que se emplean en los laboratorios en investigaciones sobre el cáncer) y “Primavera Silenciosa” de Rachel  Carlson, de 1962, el libro que inició, por decirlo de alguna manera, todas las investigaciones sobre el medio ambiente y nuestro impacto sobre el mismo.

El Gen Egoísta de Dawkins, obtuvo un 18% de los votos, 236 votos a su favor, con el segundo lugar solo alcanzando 150 votos y Sobre el Origen de las Especies 118.

Entre los libros incluidos por los votantes tenemos dos de Carl Sagan, uno de Primo Levi, uno de Oliver Sacks y La estructura de las Revoluciones Científicas de Thomas Kuhn, el cual obtuvo tres votos.

Keith Moore, el director de la biblioteca de la RS, señaló “Espero que los escritores de estos libros se sientan algo orgullosos de lo que han logrado. La literatura sobre la ciencia es rica, vívida y ejemplar, como cualquiera otra forma de literatura… Espero que personas que piensan que la ciencia no es para ellos, consigan uno de estos títulos e inicien un nuevo viaje en la cultura”. (traducción libre).

Claro, estos libros han influido en las carreras de muchas personas y han llevado hacia el quehacer científico a muchos estudiantes que antes de leerlos simplemente no conocían ese mundo; aunque también hay que decir que muchas ideas de grandes y notables personalidades de las ciencias han partido de la lectura de estos libros, que pudiéramos llamar de alta divulgación

Algunos hablan de la influencia de las ciencias hacia fuera y hacia dentro. Hacia fuera es, casi, el hecho que hemos venido comentando; hacia dentro es el impacto en la ciencia que se hace hoy y a los científicos de hoy.

Un trabajo presentado en el 2015 de los 50 principales científicos del mundo nos muestra los nombres y los campos de investigación donde laboran los que hacen ciencia día a día y sus producciones van solo al consumo de otros científicos por medio de congresos internacionales y revistas científicas profesionales. Los campos con mayor representación son la genética con 7 representantes, la física cuántica con 6, la neurociencia con 5, y la biología evolutiva con 3. Estos nombres no son tan conocidos, hasta que se les otorga un gran premio como el Nobel o el Princesa de Asturias, por ejemplo.

Un hecho notable, si me permiten decirlo, es que obteniendo R. Dawkins el primer lugar en libros de alta divulgación, dos acciones han ocurrido recientemente, precisamente sobre los temas de Dawkins. Una es que la República de Turquía ha prohibido recientemente la enseñanza de la Evolución Biológica en las escuelas, por considerar sus ideas como perniciosas para su juventud y el otro hecho es que la famosa estación de radio KPFA de la Universidad de Berkeley en California, Estados Unidos, después de tener por meses el anuncio de una conferencia-charla con precisamente R. Dawkins, la ha suspendido esta semana alegando que Dawkins ha utilizado lenguaje de odio contra los musulmanes.

Dawkins, además de un gran científico y divulgador de la ciencia, pertenece al así llamado “grupo ateísta de Oxford” (su Alma Mater y donde enseño mucho tiempo), por presentar la concepción de que la Ciencia y la Religión son mutuamente excluyentes y defiende estas ideas en muchos de los más de una docena de libros que tiene impresos y en conferencias y discusiones públicas al respecto. Sus últimos dos libros, sobre su autobiografía y el texto para todo público del 2011 “The Magic of Reality: How we Know what is ReallyTrue” (Lo mágico de la realidad y cómo sabemos lo que es realmente verdadero) han impactado a muchos lectores y puesto a pensar en serio a mucha gente.

Dawkins (y muchas otras personas e instituciones) han reclamado a la emisora de radio, por no basar en hechos reales la acusación hacia él. Dawkins se ha defendido diciendo que nunca ha ofendido a los musulmanes, pero si está en contra del Islám, que no es otra cosa más que una religión, y por ende, una idea; y al ser una idea sobre el mundo y las personas es legítimo discutirla y argumentar sobre sus errores. Agrega que ¿por qué se permite que contra el Cristianismo cualquiera pueda escribir y opinar y contra el Islám nadie puede? Claro, esa posición de la radioemisora de Berkeley, una estación de radio “progresista”, hay que verla en el contexto de la actualidad de los Estados Unidos y su nuevo gobierno.

Bueno, esa es la ciencia de hoy por allá. Por aquí, la ciencia sigue siendo un sueño, una realidad que avanza demasiado lento y que llega indirectamente a todos cuando vemos que cortan todos los árboles de un parque porque están viejos y enfermos y además porque no son endémicos.

Lo primero es que los árboles viejos se cuidan y si enferman hasta se sanan, hay expertos en eso y lo segundo es que la funcionaria que respondió al comentario de los periodistas es de apellido Suárez, que no me parece a mí que sea un apellido endémico; no es apellido Jaragua, Anacaona, Caonabo, Guacanagarix, no; es apellido Suárez, un apellido antiguo en nuestra isla, quizás de aquellos españoles que llegaron con la conquista y eliminaron a los que sí eran endémicos de aquí; que no son los españoles que hoy conviven con nosotros porque llegaron hace 70, 100 o ciento y pico de años, cuando ya los Suárez y los que con ellos llegaron habían acabado con todo; de manera que esos términos de endémicos, invasores y exóticos hay que usarlos con un criterio mucho más definido y con evaluaciones de expertos y conocedores y no de pura política  (que algunos llaman politiquería, por cambiar chachases por palmitas, como en la Lincoln, por ejemplo). ¡Así es que estamos en ciencia aquí!





Friday, April 7, 2017

LA AUTOCORRECCION EN LA CIENCIA


Acento.com.do, abril 7 del 2017

Ya es un espacio común. Todos lo sabemos. La diferencia entre una ideología, o una religión, y la ciencia es que ésta última elimina sus errores y pudiéramos decir, se corrige; mientras las dos primeras son dogmáticas, tienen lo que creen (o hacen creer) que es una verdad y se aferran a ella y gran parte de su actividad es mantenerse dentro de sus cánones expulsando a quien fuese que proponga un cambio, por pequeño que sea.

Pero a veces me parece que no todos comprenden bien la autocorrección de la ciencia. Y una visión hay que tener bien clara: es la ciencia como conjunto de conocimientos y prácticas la que se corrige, no son los científicos los que de un día para otro cambian sus ideas.

Muchos tienden a pensar que si a un científico le muestran pruebas de que su hipótesis o teoría es falsa, ipso facto ellos la abandonan o la cambian, y nada más equivocado.

El científico que descubre, en una lectura o en un coloquio o simposio o congreso,  que otros colegas han logrado resultados que contradicen su pensar o su propuesta tiende a defenderla y sigue buscando e investigando intentando que su teoría sea la que domine la comprensión de tal o cual fenómeno. Y no pocas veces las discusiones en congresos y seminarios especializados han sido agrias y hasta jarras de agua se han lanzado. A menudo ocurre también que se tiende a ignorar las propuestas contrarias, como si no existieran.

Son muy pocos los ejemplos de que un científico haya variado su posición, por escrito, acerca de un tema. Un ejemplo notable fue el ofrecido por el fallecido Stephen Jay Gould, muy famoso en los finales del siglo pasado como paleontólogo, evolucionista y trascendente divulgador científico, quien al presentarse la hipótesis de que los dinosaurios y grandes reptiles se extinguieron producto de los cambios climáticos que produjo el impacto de un gran asteroide frente a lo que hoy es Yucatán, en México, presentada en 1979 por Luis Alvarez ( premio Nobel de Física en 1968) y su hijo Walter Alvarez , geólogo, escribió lo que todos los paleobiólogos decían,  que era una teoría sin aportes y contraria al gradualismo que defendió Darwin sobre la evolución. Pero al acumularse más y más pruebas y evidencias derivadas de la idea del choque de un asteroide externo al planeta finalmente escribió que los Alvarez tenían la propuesta correcta y que él y otros muchos estaban equivocados.

Lo antes citado es un ejemplo de un científico declarando su error, algo muy difícil de ver en el colectivo de investigadores y personas dedicadas a la ciencia, ya que lo superabundante es mantenerse en su posición y atacar o ignorar la nueva idea.

Recordemos que cuando el juicio a Galileo por sus ideas astronómicas, él invito a miembros del tribunal a que mirasen por su telescopio y uno respondió que no podía ver por un artefacto que intentaba destruir las Sagradas Escrituras.

Don Santiago Ramón y Cajal, el modelo de médico, experimentador e investigador para todos los que hablamos y pensamos en español, muestra el caso de no reconocer que uno de sus asistentes, utilizando técnicas propias, había descubierto células glíales en el cerebro que tienen un origen embrionario distinto de todas las demás células nerviosas y que realizaban una tarea diferente al resto de las células del cerebro. Las que hoy día se conocen como microglía o células de Ortega, nunca fueron reconocidas por el maestro Cajal quien incluso expulsó de su laboratorio a Pío del Río Ortega colocando la carta que lo despedía del trabajo sobre la puerta de entrada al laboratorio, para que todos la vieran. Pero Pío del Río Ortega, quien llegó a ser considerado para un premio Nobel era un hombre agradecido y en su diario, publicado en el 2015 (Ariel, Barcelona), aunque falleció en 1945, señala que ya don Santiago era una persona mayor y manipulable en ese momento.

Otro gran alumno de Cajal (para quedarnos en nuestra lengua) lo fue Rafael Lorente de No. Este gran científico partió hacia Estados Unidos luego de la guerra civil española (Ortega nunca quiso ir a Estados Unidos, a pesar de múltiples invitaciones, exilió en Argentina y allí falleció) y de ser un experto en histología del sistema nervioso pasó a ser un investigador de primera línea en neurofisiología, trabajando en diversas universidades y con distintos e importantes descubrimientos realizados. Pero no estaba de acuerdo con los resultados y menos aún con la teoría desarrollada por los ingleses A. L. Hogdkin y  A. F. Huxley que descubrieron y describieron matemáticamente la actividad eléctrica de las células nerviosas sobre la base del movimiento de iones de sodio y de potasio a través de la membrana celular.  Estos científicos, que publicaron sus trabajos (5 artículos) en 1952 y en 1963 junto a J. Eccles recibieron el premio Nobel en Medicina o Fisiología por su aporte, con todo y Nobel, Lorente de No en toda ocasión y hasta el día de su muerte en 1990, no les reconocía la objetividad de sus teorías y presentaba sus propios trabajos al respecto, intentando demostrar que la teoría del sodio-potasio estaba equivocada.

Es tan común esta conducta entre científicos que en mi época de estudiante doctoral me lo enseñaron temprano y a tiempo en mis estudios: “Con la ciencia equivocada no se discute, se deja morir”, resaltando que era perder el tiempo tratar de convencer a alguien, aún a alguien  que suponemos que sabe pensar, como lo es un científico, de que estaba en el error, que mejor se dedicaba uno a pensar sus propias cosas y dejaba que la mala ciencia muriera con sus proponentes.

Y así la ciencia, como un quehacer colectivo, va eliminando hipótesis y afirmando aciertos. Esto no es algo intrínseco a la persona del científico, sino es todo un proceso de un colectivo de pensadores. Algunos que nunca han hecho ciencia ni tampoco han observado ni estudiado  a los científicos sacan la conclusión equivocada que en ciencias nada es perdurable y todo cambia, precisamente por la ciencia eliminar sus equivocos o profundizar sus dominios, y que por lo tanto no es una actividad creíble ni sus resultados son duraderos. Una confusión, por simplificación de ideas, que como todas se ha dejado morir.

Y para terminar, imaginen Uds. mis amigos lectores, si es casi imposible hacer que un científico vea su equivocación, y cambie de opinión, ¿cómo será convencer a un político de que lo que está haciendo es un tollo y que lleva a su país hacia un despeñadero?  Pero los países, igual que la ciencia, por suerte, sobreviven a sus dirigentes pseudo-ilustrados, sus tácticos y a sus “Grandes Maestros”, pues todos mueren y con ellos sus confusiones y fantasías.

Friday, March 31, 2017

LA DIVULGACION CIENTIFICA


J. R. Albaine Pons


Acento.com.do, marzo 31 de 2017.
Entre personas educadas la importancia de la ciencia, y de su hijastra la tecnología, no es algo que merece discusión.

 Y muchos han propuesto que el desarrollo de la ciencia- hoy día, cada vez mas, con ayuda de la tecnología- es el único avance real que ha tenido nuestra especie, nuestro ambiente y nuestro planeta.

 No es el interés de este escrito discutir si lo arriba expresado es válido o no; nuestro pensar va en otra dirección. Si aceptamos la validez de la idea de que únicamente en ciencias hay desarrollo, y que por ende solo el conocimiento básico de qué es y cómo se hace ciencia nos puede dirigir hacia una manera bastante aceptable y exitosa de enfrentar problemas, la creación de una “cultura de la ciencia” debería ser una de las preocupaciones básicas de todo conglomerado humano.

Pero resulta que la realidad nos muestra  que una “cultura de la ciencia” no existe en casi ninguna parte del mundo de hoy. Muchos estudios y encuestas muestran que aún en países   considerados de “alto desarrollo” el conocimiento de realidades científicas no obtiene buenas notas. Ni que decir de países “en desarrollo” o “periféricos”, como se les quiera llamar.

En nuestro país, ni los estudiantes ni los profesores, que serían los llamados a estar en mayor contacto con una cultura científica sacan buenas notas en este aspecto de la instrucción y la educación, tal como nos lo recuerda cada cierto tiempo estudios, encuestas y evaluaciones internacionales al respecto.

 Pudiera ser que los países desarrollados o de “alto desarrollo” posean una mayor cultura de “respeto a la ciencia”, aunque la comprensión de la visión científica del mundo no sea conocida, o hasta despreciada, o simplemente considerada de escasa importancia en el mundo real.

Es por lo arriba descrito que en muchas latitudes el papel de la comunicación científica para no especialistas se ha ido transformando en una especialidad muy apreciada, tanto entre el colectivo científico, como en la generalidad de las personas.  Este tipo de comunicación, que recibe el nombre general de divulgación científica, por su consumo, se ha constituido en una de las patas de la mesa de toda persona con cualificación profesional en cualquier sociedad.

Y es en nuestros días de la Internet y los avances en la información y en los teléfonos inteligentes de comunicación casi instantánea no solo dirigida a todo el mundo, sino también enviada por todo el mundo y por cualquiera, donde la divulgación científica se hace más urgente y necesaria como aporte a nuestra cultura informática y al conocimiento de qué se sabe y conoce hoy y qué es ruido y desinformación.

Hay varios detalles que conviene recordar. Solo un profundo conocedor de una ciencia hará una aceptable divulgación sobre ella. Los científicos, con años de entrenamiento para poder comunicarse efectivamente entre sí, no siempre resultan ser muy buenos para divulgar a un público culto su ciencia, y menos aún a un público general.

Por otro lado, el esfuerzo de periodistas, autodidactas, profesionales  y formadores de opinión en general resulta, por lo general, con graves errores en la conceptualización simple de una ciencia que desconocen y que solo saben de ella lo que escriben buenos y malos divulgadores.

Muchos creen que un texto de divulgación debe acompañarse de referencias específicas y hasta bibliografía general, pero los buenos divulgadores no lo hacen, consideran que es parte de ofrecer un barniz científico a algo que no lo es. Lo que en cambio si debe ser considerado, cuando se pueda, es el ofrecer un contexto de la institución o sociedad donde se ha producido el referido trabajo principal del tema que se divulga, ya que le hace ver al lector que el trabajo científico en nuestro tiempo es un trabajo como cualquier otro, donde personas iguales a ellos ( los lectores) permanecen de 8 a 5 en sus oficinas o laboratorios como cualquier otra ocupación humana. La experiencia nos dice que presentar a los científicos como habitantes de un cosmos especial, es contraproducente; pues presenta a los trabajadores de la ciencia como seres especiales, espirituales o extraterrestres, lo que por supuesto, no son.

 Siempre se ha dicho que el nivel de humanidad que poseen distintas sociedades se refleja en los tipos de cementerios que construyen, y así sabemos cómo tratan a los ya idos, sus memorias y sus tiempos. Debiéramos agregar, creo yo, que la cantidad y calidad de difusión científica que presentan los medios de comunicación de masas formales e informales en cualquier sociedad pudiera ser otro parámetro para conocer la sociedad que reproduce y distribuye tales informaciones y el consumo que al mismo tiempo hace de tales saberes y sus retratos de la realidad. Se conocería, por ejemplo, en que real siglo se encuentra dicho conglomerado humano e inclusive a cual siglo aspira a entrar.

 

 

Saturday, March 18, 2017

CLONES, PRIMOS Y PARIENTES


j.r.albaine pons
La Jornada, Mexico,25-05-98


La evolución
Todos sabemos que son las bacterias. Algunos las han llamado las verdaderas reinas de la Tierra por lo exitosas que aparentan ser evolutivamente y su número incalculable en el planeta. Se llega a decir que fueron las primeras, y cuando ya no quede nada serán las últimas en extinguirse.
Las bacterias evolucionaron formando las células que hoy conocemos en todos los animales, plantas, algas y hongos. La diferencia básica entre una de nuestras células y una bacteria reside en que las células tienen un núcleo que contiene el ADN, esa biblioteca de información bioquí­mica que dice cómo somos y qué hacemos; por eso los biólogos llamamos a esas células eucariotas (de núcleo verdadero). Las bacterias, en cambio, tienen su ADN suelto en su cuerpo o protoplasma, formando una hebra única, y son llamadas organismos procariontes (sin núcleo, pero en camino de tenerlo).
En la evolución, algunas bacterias se transformaron con el tiempo en células como las nuestras, pero se vieron en la necesidad de adoptar otras bacterias en su interior para que realizaran ciertas funciones. Una de esas adopciones es lo que hoy conocemos como mitocondria, la máquina de hacer energí­a de las células.
Fue la bióloga Lynn Margulis, primera esposa del inolvidable Carl Sagan, ido tan a destiempo, quien en 1967 empezó a hablar y convencer a los demás biólogos de que las mitocondrias fueron en su origen bacterias incorporadas. Hoy, ese planteamiento se da como un hecho y tiene sus consecuencias: las mitocondrias presentan su propio ADN, llamado ADN mitocondrial o ADNm, y es muy estudiado ya que en humanos su mal funcionamiento se considera responsable de más de una docena de enfermedades muy serias para la vida.
Los clones
Luego del gran logro cientí­fico del año pasado con el nacimiento de la oveja Dolly, el fenómeno de la clonación de mamí­feros ha entrado en auge. Hoy tenemos otra oveja ya clonada, decenas de laboratorios que estudian tecnologí­as de clonación y centenas de opiniones sobre lo que dichas tecnologí­as significan y significarán para los seres humanos.

http://www.jornada.unam.mx/1998/05/25/cien-clones.jpgInclusive, gobiernos y polí­ticos se han puesto a opinar al respecto, intentando como siempre esconder sus verdaderas intenciones en un manto doctrinal.
Recordemos que para clonar a Dolly se introdujo material nuclear de una célula mamaria de una oveja en un óvulo, del que previamente se habí­a eliminado el núcleo, de otra oveja de distinta raza. Y nacía Dolly con todas las características fí­sicas visibles de la oveja de la cual se extrajo la célula mamaria, caracterí­sticas que están en el ADN nuclear.
Pero aun llamando clon a animales de idéntico ADN nuclear, la identidad no es completa, ya que las mitocondrias de Dolly provienen del óvulo que recibía el material nuclear, o sea, la totalidad de ADN de Dolly viene de dos individuos y no de uno solo, aunque la preponderancia del ADN nuclear es casi total en un organismo para casi todas sus funciones, con excepción de la energí­a celular y la docena de enfermedades que provienen del ADNm.
Los primos
En la reproducción de los humanos y de todos los mamí­feros sabemos que intervienen un óvulo femenino y un espermatozoide masculino. En dicha fecundación, es la cabeza del espermatozoide la que penetra al interior del óvulo, pero no su cuello y su cola. Al entrar la cabeza del espermatozoide en el óvulo, ésta lleva su porción paterna de genes del ADN nuclear, pero las mitocondrias del espermatozoide no entran al óvulo, permanecen en el cuello descartado de éste.
El ser que se desarrollará del óvulo fecundado o huevo tendrá todas sus mitocondrias únicamente a partir del óvulo, o sea, nuestro ADNm proviene solo de nuestras madres. Esta caracterí­stica ha hecho que sea éste el ADN ideal (además de ser mucho menor) para resolver problemas de identidad y evolución humana y animal.
Recordemos que las madres de la Plaza de Mayo de Buenos Aires pudieron identificar a sus nietos -nacidos mientras sus hijos estaban en prisión, desapareciendo después sobre el Atlántico al ser lanzados desde aviones- porque los ADNm de las abuelas maternas y los nietos, que fueron adoptados como hijos por muchos de los captores y asesinos de sus padres, son idénticos.
Este ADNm también proporciona la hipótesis de Eva: bioquí­micos que estudiaron las variaciones de dicho ADNm en poblaciones humanas, propusieron que todos los humanos descendemos de una única mujer que vivía en el Africa Subsahara hace unos cientos de miles de años; con la malasangre de muchos antropólogos fí­sicos, de esos que dedican sus vidas a buscar fósiles humanos en el mundo, que consideraron invadida su privacidad intelectual.
También el ADNm de los hermanos es idéntico, pues proviene de la misma madre; igual que el de los primos, pero solo el de aquellos que son hijos de dos hermanas.
Eso significa que tales primos presentan más igualdad genética que los hijos de dos hermanos, que al estar casados con mujeres distintas darían a sus hijos diferentes ADNm, de forma tal que hay primos y primos.
Resultaría interesante saber con quién se lleva usted mejor, con cuál de sus primos presenta más afinidad, ¿con los hijos de hermanas de su madre o de sus hermanos? Los primos por parte del padre, o sea sobrinos de éste, no cuentan, pues de ellos no tenemos nada en común en nuestras mitocondrias.
Los parientes
Entonces, tenemos la realidad de que quienes son más nuestros parientes, de entre todos, son los que tenemos por ví­a materna, y de ellos las mujeres y sus descendientes. De cada abuelo tenemos 25 por ciento de genes nucleares, pero todos nuestros genes mitocondriales solo provienen de nuestra abuela materna. Si usted ha tenido la suerte de haber conocido e interactuado con sus dos abuelas, ¿a cuál de las dos encuentra más dulce?
Los animales, en especial los primates, mantienen como familia más la relación por ví­a materna que la del padre, muchas veces desconocido. Entre los humanos se ha implantado en la cultura moderna de muchos pueblos que la relación por ví­a paternal es la importante, por asuntos de herencia económica, prejuicio y opresión a la mujer, y por muchas razones cosas más.
Cuando era estudiante se hablaba de la existencia de sociedades matriarcales donde la lí­nea materna era la importante. Una vez, en una conferencia escuché que en realidad eso nunca habí­a existido; ahora no sé, tendré que buscar datos con algún amigo antropólogo. De todas maneras, me cuido ya de que mis hijos sepan que sus primos por parte de madre, de las hermanas de ella, son en realidad más primos que todos los demás.



 


Thursday, March 9, 2017

EVOLUCION HUMANA:LA NARRATIVA DE LOS ULTIMOS MINUTOS DEL UNIVERSO Y DE LA VIDA



J. R. Albaine Pons


Acento.com.do/ marzo 09 del 2017.


 La idea materialista del mundo, y de la vida, ha avanzado mucho. Desde los primeros griegos que intentaron explicar un mundo sin dioses, siempre en ese transcurrir del humano europeo surgían voces que quisieron conocer más y saber más.

 Hoy leemos que Stephen Hawking, esa persona de mente excepcional que ha enriquecido la física de nuestros días al cumplir años hace poco señaló  “Dios debe de ser algo muy aburrido ya que todo lo sabe y no le queda nada por aprender”.

 S. Hawking y otros grandes pensadores de la actualidad ya no tienen que esconderse, ni temer por sus vidas, al expresar públicamente su ateísmo o su indiferencia hacia el mundo de las actitudes religiosas. A algunos los han llamado los ateos de Oxford, por ser un buen grupo de esa universidad inglesa y del mundo, que se originó, como muchas otras, como una universidad religiosa. Claro, esto es en nuestra parte del mundo. En muchos otros lugares no se permite ni pensar así.

 En los Estados Unidos, por ejemplo, una encuesta Gallup del 2014 mostró que el 42% de los estadounidenses son creacionistas que creen en una Tierra joven, 31% son evolucionistas deístas (como el famoso científico contemporáneo de C. Darwin, Asa Grey) y solo el 19% (1 de cada 5) se adhiere a la visión Darwinista de que los humanos evolucionaron de una manera natural, sin intervención sobrenatural.

 Tampoco es que los estadounidenses sean los grandes creyentes del cristianismo occidental, fue en 1952 , en plena Guerra Fría contra el comunismo euroasiático, que la Corte Suprema anunció que “somos gente religiosa cuyas instituciones presuponen un Ser Supremo” y fue en 1956 que se adoptó el “En dios confío” , el famoso “In God we Trust” en los dólares americanos.

La primera vez que escuché de manera organizada lo que hoy pensamos de este viaje humano en nuestro universo, fue en una conferencia dictada a los estudiantes de INTEC, por allá por los finales del siglo pasado por el Dr. Daniel Sudarsky- quien no pudo establecerse en nuestro país y hoy día desde el Instituto de Física Atómica de la UNAM de México publica en los más elevados niveles mundiales de su especialidad, la física teórica, y sus opiniones se discuten abiertamente en revistas de alta divulgación científica como New Scientist-.

Hoy encuentro la misma historia- narrativa que también existe en lenguaje matemático- en el libro “Sapiens: de Animales a Dioses” del historiador de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y,  graduado de Oxford  Yuval N. Harari.

 Harari subtitula su obra- traducida a 26 lenguas y con más de 1 millón de ejemplares vendidos- Breve historia de la humanidad (2016, 3ra. Ed., Penguin-Random House).

 Son interesantes algunos datos:                                                          

 Hace 13,500 millones de años ocurre el Big Bang y se forma la materia, la energía, el tiempo y el espacio. Harari lo denomina el dominio de la física. 300 millones de años después aparecen los primeros átomos y moléculas y con ellos el campo de la química.

Hace 4,500 millones de años se forma el planeta Tierra y a los 3,800 millones de años, o sea unos 700  millones después de formada la Tierra, aparecen moléculas muy complejas que forman los primeros organismos que se reproducen y que evolucionan y así surge la vida y lo que Harari considera el campo de la biología.

 Hace solo 6 millones de años vivió el animal de donde evolucionamos los humanos y los chimpancés y de hace 2.5 millones de años, o sea dos y medio millones de años, están fechados los fósiles de los primeros homínidos.

 A partir de esta pre-historia, que Harari no gusta de llamar así, ocurren, según Harari, tres grandes revoluciones: la Revolución Cognitiva, en la cual ya formado el Homo sapiens aparece el lenguaje, hace unos 70,000 años y se conforman estructuras muy complejas que él llama Culturas.

 Hace 12,000 años se forma la Revolución Agrícola, donde los humanos de la especie Homo sapiens comienzan a convivir en grandes números y finalmente hace 500 años aparece y se desarrolla la Revolución Científica que nos llega hasta nuestros días.

 Hay dos puntos de esta narrativa que me interesan destacar: el primero es la domesticación del fuego. Hace unos trescientos mil años Homo erectus, Homo neanderthalensis y Homo sapiens empleaban comúnmente el fuego y la más importante consecuencia fue el aumento de calorías consumidas en menor tiempo.

 Los cerebros de los Homo son grandes; nuestro cerebro, el de nosotros los Homo sapiens consumen en reposo el 25% de las calorías que consumimos al día, en cambio el cerebro de los monos solo consume un 8% de las calorías necesarias para vivir. Por otro lado al alimentarse de raíces, frutas, nueces y carne cruda un chimpancé dedica 5 horas diarias a su alimentación; al humano cocinar los alimentos, con una sola hora al día comiendo resuelve su problema.

 El segundo punto es que no estábamos solos. Nos enseñan la evolución humana como si primero aparecieron los Pitecantropus y después los H.habilis, y más tarde los H. rudolfenses y después el otro y el otro, cuando la realidad fue que hace cien mil años caminaban por Africa y Eurasia unas seis (6) especies distintas del género Homo. Los últimos Homo soloensis desaparecieron hace unos 50 mil años. Homo denisova lo hizo algo después. Los neandertales caminaban por Europa hasta hace 30,000 años y los enanos de Isla Flores, separada de Java y Borneo, que evolucionaron a partir de los H. soloensis hace unos 12 mil años.

 

Hay que notar que cuando el Homo sapiens iniciaba su entrada al continente americano por el estrecho de Bering, aún había otro Homo en el sudeste asiático.

                                                          

Lo arriba expresado es básicamente tomado de Harari y con vistazos a Yves Coppens (2010); a Cela Conde y Ayala (2005)  y a Michael Brown (The Search for Eve, 1990). Hago este paréntesis para decir que las discusiones entre científicos de la antropología física humana y entre estos y los genetistas bioquímicos es la de no acabar. Cualquiera que consulte las cuatro obras antes citadas tendrá una buena fotografía de cómo se hace ciencia y cómo se discute en ciencia y como se tarda la ciencia en aclarar un problema y decidir sobre una verdad. Muchos que quieren iniciarse en Filosofía de la Ciencia creo que les vendría bien esta opción, que es mucho más fácil de comprender (no que sea más fácil de “hacer”) que la física cuántica para intentar hacer filosofía de la ciencia en base a la física. 

 De lo que si estamos seguros y no hay discusión al respecto (hasta ahora) es que desde hace 10,000 años estamos solos, somos la única especie del género Homo que sobrevive hoy día. Parece que esto fue tanto tiempo para nuestras “culturas” que nos acostumbramos a pensar que somos los únicos que siempre han existido, y algo más, prontamente pensamos que fuimos creados de manera especial, separados de los animales (que somos) y de la propia naturaleza (de la cual también formamos parte).

Harari plantea algo muy interesante: gracias al fuego y a la revolución cognitiva pudimos pasar de un lugar modesto en la cadena alimentaria al tope de la cadena y que lo hicimos tan rápido que no supimos manejar bien nuestra nueva posición. Dice que para imaginar cómo era un humano primitivo solo pensemos en un dictador de una república bananera (así llaman en muchos lugares a los países como el nuestro).

 Presenta la idea de que al “haber sido hasta hace muy poco tiempo uno de los desvalidos de la sabana, estábamos llenos de miedos y ansiedades acerca de nuestra {nueva} posición, lo que nos hacía doblemente crueles y peligrosos”. Señala que muchas catástrofes y guerras se han debido a ese salto tan rápido en la cadena alimentaria.

 Esa Revolución Cognitiva, que resultó en lenguaje, fue lo que nos separó del resto de los Homo y de los primates y otros animales. El lenguaje hizo más fuerte la sociabilidad de Homo sapiens y les permitió convivir en grupos más numerosos. Y como otros investigadores y eruditos Harari entiende que fue su uso como instrumento para chismear lo que nos hizo más sociables aún.

El chisme, la conversación sobre otras personas y objetos intrascendentes y su traducción moderna, el chat, crea espacios solidarios y comunales, hoy de manera instantánea. Por la borda se han lanzado las ideas de que el chisme era una creación pequeño-burguesa o un pecado a evitar. El chismoteo nos hizo humanos vencedores.

Si todo comenzó hace 13,500 millones de años, los últimos diez mil años serían los últimos minutos.

Recordemos por un instante el calendario cósmico que nos legó Carl Sagan en su libro “Dragones del Edén” ( Random House, 1977). En este calendario el Big Bang ocurre el 1ro. de enero, la Tierra se condensa en septiembre, los dinosaurios aparecen el 24 de diciembre, las flores el día 28 y los humanos el día 31 de diciembre a las 10:30 PM del mismo año. A las 11:59:20 aparece la agricultura. O sea, hemos estado pensando en los últimos 10 minutos de la historia del universo conocido, ya que toda la Historia escrita son los últimos 10 segundos y desde la Edad Media hasta nuestros dias algo mas de 1 segundo.            

La verdad que sí, hemos avanzado en conocimiento una enormidad para el tiempo que tenemos en esa búsqueda de una llama en nuestra total oscuridad y aunque no todos los seres humanos poseen la cultura de estos conocimientos aún, es una forma de ver el mundo y la vida más hermosa de cuantas narrativas han sido inventadas. Ya lo dijo Charles Darwin al final de su obra El origen de las Especies (1859): “Hay grandeza en esta visión de la vida…de un inicio tan simple infinitas formas bellas y maravillosas han sido, y siguen siendo, producidas por la evolución”.

Wednesday, February 22, 2017

HACE 20 AÑOS : LA OVEJA DEL HOMBRE



J.R. Albaine Pons


Acento.com.do, 22 de febrero 2017.

"Es un lugar común” como dicen los críticos y estetas cuando se emplea una palabra o frase muy conocida, pero es que nada retrata más este caso que decir “20 años no es nada”, como cantaba Gardel.
El 22 de febrero de este 2017 se cumplen 20 años de una noticia científica que hizo historia.


El nacimiento, que había ocurrido 8 meses antes- 5 de julio de 1996- de una ovejita llamada Dolly, el primer clon de mamífero exitoso, logrado por transferencia nuclear; impresionó a Tirios y Troyanos.


Y hasta quizás debería estudiarse cuál otro acontecimiento científico (no trágico) permaneció por más días en las primeras páginas de los periódicos de todo el mundo. Que yo recuerde, en mis años de lector, ni la noticia de la lectura completa del genoma humano (el ADN completo de Homo sapiens, que en realidad fue del ADN de uno de los científicos dirigentes del proceso), anunciado por tv por el Presidente de los Estados Unidos con los dos principales científicos a ambos lados, produjo tal impacto.
El 13 de abril del 1997, en las páginas de Opinión del Listín Diario, escribí un pequeño ensayo sobre la noticia, tratando de explicar lo que se había logrado, bajo el título de “ Dolly: del Cordero de Dios a la oveja del hombre”.


El periódico colocó de relieve lo siguiente: “El biólogo se expresa a favor de la continuidad de los estudios que permitan clonar, tanto en animales como en humanos. Opina que las demandas políticas dirigidas a impedir la continuación de esos estudios “no son más que la defensa de un estatus quo ideológico que no se podrá mantener porque potencia una gran amenaza, pues solo si sabemos cómo van estas técnicas y es abierta la información y su uso podrán controlarse marginalidades no deseadas”.


Y Dolly, la ovejita escocesa, tuvo tal éxito, que la palabra “clon”- un oscuro término genético de uso restringido- se convirtió en común y alcanzó hasta titular una popular telenovela latinoamericana.
El científico Ian Wilmut y  sus colaboradores del Instituto Roslin de Escocia tomaron una célula de la mama (teta) de una oveja totalmente blanca y le extrajeron el núcleo y este núcleo fue colocado en un óvulo anucleado de una oveja de raza cara negra. Este óvulo (de cara negra) con su nuevo núcleo (de cara blanca) fue colocado en el útero de una tercera oveja también de raza cara negra. Se escribe y se lee más o menos fácil, pero no lo es tanto. De 277 óvulos así injertados, un óvulo se desarrollo en un individuo completo y nació Dolly, completamente blanca y con los genes, y por lo tanto las instrucciones para desarrollarse y vivir, de la oveja que le ofreció su núcleo celular.
Su nombre fue tomado de una artista-cantante estadounidense muy popular en esos años (y aún lo es) Dolly Parton, quien presenta una generosa anatomía sobre sus pectorales. ¡Los científicos deben de ser serios, pero no ciegos!; e irrumpió Dolly en el mundo. Asombrando a todos de que un núcleo de una célula del cuerpo de un animal adulto pudiese transformarse y activar un óvulo anucleado formando un organismo completo.


De todo se dijo y de nada se salvó dicho experimento y los científicos que lo realizaron. Algo que se conoce poco es que de la misma línea celular que se utilizó para Dolly, otras ovejas luego nacieron: Debbie, Denisse, Diana y Daisy, que aún viven y se encuentran en buena salud, hermanas gemelas de Dolly y clones como ella.


Dolly murió a los siete años de problemas pulmonares y de su defunción se aprovechó la anticiencia - una reliquia de la Guerra Fría del siglo XX, utilizada únicamente contra científicos y descubrimientos del llamado mundo occidental- para inventar y propalar todo tipo de falacias, sobre los científicos jugando al papel de ser como Dios, entre otras lindezas.


Nunca opinaron estos críticos de la descendencia de Dolly, 6 normales corderitos, ni le dieron valor a los estudios post-morten que no señalaban ni envejecimiento prematuro ni ninguna enfermedad fuera de lo común.


Hoy día tenemos clones de ratones, ratas, perros, cerdos, vacas. No ha resultado muy exitoso el método de clonación en primates superiores ni en monos, y aunque no hay que dudar que algunos, en algún lugar, hayan intentado hacerlo en humanos, ni siquiera se ha escuchado, mucho menos publicado, logros al respecto.


Pero, aparte de los éxitos con la producción de clones de ratones y ratas, lo que ha permitido pasos  gigantes en la investigación biomédica,  Dolly abrió el camino para la manipulación y puesta en vigencia de las llamadas células madres, multipotenciales o pluripotenciales, que en principio pueden transformarse en otro tipo de células del organismo.


Aunque su uso no está avalado ni permitido por el conocimiento actual para tratamientos humanos, en muchos países médicos y pacientes apuestan al uso de células madres para resolver problemas de salud de distinto origen y en distintos órganos. Claro, se siguen estudiando e investigando las células madres y se presenta un uso permisivo, e ilegal, en ciertos países, a veces resolviendo problemas y en muchos casos no resolviendo nada y otras veces empeorando a pacientes.


Dolly hoy reposa, en exhibición, en el Museo Nacional de Escocia, en Edimburgo. El año pasado celebraron su cumpleaños número 20 y este año celebramos los 20 años del conocimiento de este inicio del, por fin, cambio del Cordero de Dios por la Oveja del Hombre.
Aunque la Organización del Premio Nobel otorgó en el 2012 el premio en Medicina o Fisiología a la clonación y el Dr. Wilmut no fue incluido en el premio, Dolly es la más famosa oveja que jamás haya existido.


 

LA CIENCIA ES LA CULTURA



J.R. Albaine Pons


Acento.com.do, 16 de febrero 2017

El propósito básico de la ciencia es aumentar nuestra comprensión del mundo en el cual vivimos y al mismo tiempo de nosotros mismos; aunque en la mente del gran público los descubrimientos de nuevos hechos constituyen el símbolo de la ciencia, o por lo menos así parece.

 Pero es que la acumulación de datos y hechos, aunque muy importante en el pensamiento científico es solo una orilla del camino. Si los descubrimientos nos llevan a la formación de nuevos conceptos o al cambio y afinamiento de conceptos ya conocidos y usados, entonces si hay un aumento de comprensión.

En cursos de enseñanza básica y media y hasta en niveles universitarios se tiene una extraña lógica de nuestra comprensión del mundo y por ende de la historia del desarrollo del fenómeno humano.

Recuerdo que nos enseñaban a Sócrates, a Platón, a Aristóteles (tengo amigos y conocidos que así se llaman), entonces el Imperio Romano y su conversión en el Sacro Imperio Romano. Se continuaba con algo de las tribus bárbaras para pasar a la Edad Media y Santo Tomás de Aquino- quien demostró sin duda alguna la Gran Existencia de Dios, decía un profe que escuché –y de aquí pasar al Renacimiento y el gran resurgir de las artes y en especial de la pintura y la escultura. El pensamiento humano comprendía más cosas- o así nos lo dejaban entrever, cuando no se afirmaba de manera explícita- cuando llegamos a Descartes y sus maquinas y a E. Kant y su filosofía alemana: la visión francesa y alemana del mundo.

A niveles post-educación secundaria nos lanzaban a Hegel y a los jóvenes hegelianos de izquierda para encontrarnos con unos Marx y Engels grandiosos, planteando que la filosofía era para transformar al mundo. Seguro que mi profe no sabía que al entierro de Marx solo fueron 10 personas.

Y seguimos conociendo más filósofos alemanes y franceses y al ir descomponiéndose  nuestra juventud comenzaron a aparecer los textos de Camus y de Sartre, como lo último en el progreso de la comprensión humana. A veces destellos de Unamuno y mucho del “Yo soy Yo y mis circunstancias” y algo de José Ingenieros que nos llegaba del Sur.

La dictadura fascista de Francisco Franco en España, el PRI “revolucionario” de Méjico y los tumultos de Argentina y sus guardias y peronismo eran los filtros y censuras de los libros que nos llegaban en las postrimerías de Trujillo y en los primeros años sin El.

En algunos ámbitos no era el mundo de los filósofos lo que valía, sino el literario. El descubrimiento de Borges, de Neruda con su izquierdismo de buena mesa, la insurgencia del BOOM, con La Maga, García Márquez y La Guerra del Fin del Mundo y La ciudad y los Perros de Vargas Llosa y una revolución cubana que nos llenaba de panfletos eran la cima de alguien que quisiera “entender” algo de lo que era el mundo. Hasta un librito con versos y poemas del Presidente Mao era un bien demasiado valioso para prestarse, aquellos que lo tenían  te podían leer algunos versos  y permitían que vieras el libro en sus manos y siempre por corto tiempo.

                              

Ah, y claro, libros de Historia, de todas las historias. Aún conservo un libro: La Historia del PCUS, edición de 1956, de uno de nuestros líderes de entonces, todo subrayado, aunque con escasas anotaciones al margen, líder que pasó los años de Balaguer más preso que suelto, pudiera decirse, y que dejó el libro abandonado en nuestra pensión de estudiantes un día que tuvo que  salir huyendo por el patio.

 Por otro lado encontramos a Pitágoras en las clases de geometría, pero nunca nos hablaron de una “escuela pitagórica”. A Arquímedes le conocimos en química y a Galileo y Newton en física, pero no como gigantes de la cultura y el progreso, no; sino como fórmulas que teníamos que memorizar para pasar el curso.

Nunca se  nos decía que Galileo expresaba que su trabajo era desmontar los mitos de Aristóteles y que fue llevado a prisión domiciliaria de por vida por defender los argumentos de Copérnico, que expulsaban al planeta Tierra del centro del universo, convirtiéndolo casi en planeta cualquiera.

De la transformación que produjo la física y del papel de la máquina de vapor, del discurso de Darwin para expulsar a los humanos del centro de la Creación y apagar la idea de que estábamos hechos a imagen y semejanza del dios abrahámico, a menos que éste tuviese forma de un primate – y de un primate aburrido, como recién señaló S. Hawking, pues si ya todo lo sabe nada le queda por averiguar ni descubrir- nunca nadie nos dijo nada. No había libros sobre esas cosas.

 “La Familia, La Propiedad Privada y El Estado” de Federico Engels, era lo más cercano a una lectura de alguna ciencia que aparecía y , por ejemplo, La Sociedad Abierta y sus Enemigos, del 1934, de Karl Popper, todavía hoy no aparece muy fácilmente ( aunque está en la Biblioteca del Intec), y muchos si citan sus trabajos sobre la lógica de la investigación científica; y sobre los pensadores británicos y norteamericanos del siglo XX nada aparecía y nada se sabía y no preguntemos sobre Isaiah Berlin y sus ensayos sobre la Historia de las Ideas. Nadie aquí lo conoce.

 Había una visión religiosa fundamentalista sobre los Estados Unidos, era el Imperio, el enemigo malo, Satanás y como estaba tan cerca era mejor no intentar entenderlo, ni, por supuesto, aprender inglés. Uno de los últimos payasos de nuestra América fue a New York, a las Naciones Unidas a iniciar su discurso diciendo que el olor a azufre todo lo inundaba; para los despistados, es el olor del infierno.

Einstein fue conocido y reconocido por aquello de que “todo es relativo” y no muchos niños por estos lares fueron bautizados con el nombre de Alberto en su memoria. A. Einstein era casi un tío folclórico como esos que cada familia tiene y nada más.

 Y la comprensión del mundo se nos hacía más lejana y oscura. Hasta nuestros estudiosos y eruditos, que los hubo, preferían una cosmovisión del mundo mitológica de ángeles y arcángeles,                                                 

que observar lo que pasaba en el mundo, ese ancho y ajeno mundo, que no termina en el malecón de Santo Domingo, sino que ahí se inicia.

 Y así, hoy de repente España nos llena de libros en castellano de todos los gustos y colores, México intenta no esconder más a Fernando del Paso y desde el Sur nos llegan nuevas ideas,                                                          

básicamente literarias y hasta filosóficas con un Don Mario Bunge, que aunque nos disguste hay que conocer.

 Y nos llega la Internet, con periódicos y revistas de todo el mundo y la cultura anglo-americana se desborda y, de pronto, rápido hay que leer inglés y empezamos a vernos en los últimos lugares de la educación, de la salud pública y privada, de la transparencia y de la seguridad ciudadana, de la justicia y de la corrupción. Y hasta jugamos a indignarnos y asombrarnos cuando las medidas y las evaluaciones de los indicadores nos colocan en el justo lugar en donde estamos.

 Pero claro, somos optimistas, estamos en mayoría entre los diez mejores peloteros de las grandes ligas ( y fíjense ustedes, jugar pelota es la única actividad en este nuestro país, donde se cumplen todas las reglas…no importa si es con una pelota de goma tirándola contra la pared, con una tapita de botellón de agua y un palo de escoba o en partidos caimaneros en los campos con pocos útiles pero si con apuestas de dinero que ponen todos los jugadores; no busque otra actividad que cumpla con las reglas, que no la hay).

 Y también entre los países envueltos en el genocidio de Odebrecht, cuyos socios han robado tanto a los pueblos de Latinoamérica, que ya no es solo contar culpables – apuesto a que también en eso somos de los primeros- sino el número de fallecidos por falta de medicinas, de médicos, de alimentación, de seguridad, de tránsito que tenemos por falta de dinero para invertir sabia y juiciosamente en esos acápites de gasto social, pues el dinero se lo llevaron “ellos”, como decía aquí la gente en época de Trujillo, los rusos de a pié en épocas del comunismo y aún hoy también como lo escuchamos en cubanos y venezolanos….”ellos”.

 Que nuestros niños se inicien en la escuela conociendo a Pitágoras, a Euclides y a Arquímedes como los griegos que iniciaron el camino de la comprensión del mundo, que la historia de la cultura trate a Newton, a Darwin y a Einstein como se debe por la inmensidad de sus obras y que el despegue científico-tecnológico de la segunda mitad del siglo XX se le muestre a nuestros hijos a la par-mínimo- que nuestros guerrilleros-dictadores y dictadores –guerrilleros, quizás sea una buena forma de recomenzar, quizás.

 Es que lo único que ha progresado en los últimos cinco mil años de la humanidad es la ciencia, no la política, ni las humanidades, ni la filosofía y si aceptamos que la cultura es lo que nos ha hecho más humanos entonces es la ciencia la cultura.