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Monday, December 30, 2019

POR OTRA UNIVERSIDAD PUBLICA: NUEVA Y DIFERENTE


Publicado en Acento.com.do, diciembre 30 del 2019.

De nuevo pido permiso a mis lectores, para presentarles un artículo que escribí en 1998, en el Listín de entonces (Listín Diario, viernes18-9-1998) ¡hace más de 20 años!

El hombre no llega a ser hombre más que por la educación. I. Kant

Dedicado a mi amigo Albertucho, quien me dijo que no le cambie ni una línea.



¿Qué es una universidad? ¿Qué se aprende en una universidad? Para que veamos un ejemplo pertinente, les voy a contar una corta conversación con uno de mis estudiantes de la UASD.

-Profe, cuando llegue aquí de mi campo pensé que nunca me aprendería los nombres de todos estos edificios y los lugares de las oficinas, recuerdo que memoricé cuidadosamente como llegar al cine, para al otro día volver a ver una película.

La UASD es una experiencia de vida para todo el que participa en ella. Para la mayoría de los estudiantes es un lugar muchísimo más limpio y confortable que los barrios donde viven y que los pueblos de origen, y así uno se encuentra a estudiantes que aún sin clases van a la UASD a estudiar o a verse con los amigos, simplemente escapando de su hacinamiento barrial o de una pensión o un familiar forzado donde resisten porque tienen el deseo de hacer una profesión y mejorar en sus vidas.

La universidad es un lugar donde se instruye y educa. La instrucción la ofrecemos los profesores en el aula, los libros, los laboratorios y los exámenes. La educación es algo diferente: son las normas, los ejemplos, la forma de hacer las cosas, la tolerancia y la visión de la vida.

Para citar un artículo que leí recientemente; “pasar por la universidad no significa solo aprender el oficio de biólogo, químico, médico o abogado. Es un espacio para aprehender la vida, la que fue, la que está siendo y la que podemos prever que será…Significa tener elementos para condenar a quienes han usado el potencial humano para su beneficio personal y a costa del sufrimiento de otros. Un aprendizaje doloroso, una advertencia y un compromiso para estar alerta, en contra de los Hitlers, Mussolinis, Francos, Somozas y Pinochets, y no permitirles

volver a enseñorearse sobre las naciones”. Por supuesto que podemos agregar nombres más cercanos y más nuestros.

Ahora bien, para las clases acomodadas y ricas de este país la universidad no es un problema. Pueden enviar a sus hijos al extranjero o elegir entre las veinte y pico universidades privadas dominicanas. ¿Y para los pobres que hay? Para los pobres no hay elección, no hay democracia, no hay entre que escoger: ¡o van a la UASD o no estudian! O se educan en las formas de la UASD o no se educan, o se instruyen en la UASD o no se instruyen.

Y es curioso, que el Estado Dominicano haya avalado préstamos internacionales para universidades privadas, que hayan ampliado el universo de elección para los que pueden y que sin embargo condene a los más a una única visión, a una única solución, a una única manera: la UASD.

Las formas y los problemas de la única universidad pública del país son muy conocidos. Quizás sea menos conocido el hecho que la mayoría de las universidades privadas son una copia de la UASD, sin piedras, sin movilizaciones y sin prestaciones laborales a sus empleados y profesores. Y al igual que la UASD, sin posgrados, sin investigación, sin profesores contratados como profesores de planta, sin (y podemos decir quizás algunas con regular) instrucción y con cero educación salvo la que se dan los estudiantes unos a otros.

La UASD está saturada de problemas y de estudiantes. Alguna solución encontrará, pues siempre  las hay  aunque lleguen tarde y resulten ya inservibles y lo que es peor, la UASD no tiene en el país con qué compararse, no tiene contra quién apostar, no tiene cómo medirse, pues las privadas son un mundo aparte y las extranjeras están muy lejos para que se vean desde aquí.

Creo que es tiempo de que pensemos en otra universidad pública. Distinta a la UASD, diferente a las privadas, pública y gratis, al alcance de todos y para disfrute de los que trabajen para merecerla.

Cuando he conversado con amigos y profesores universitarios me dicen que es una buena idea y que el Estado puede construir otra universidad en la zona Este de la capital, y les digo que no, que la quiero en el oeste donde están las otras. Otros me dicen que es una excelente idea y que pudiera construirse en el interior, y les digo que no, que la quiero en Santo Domingo; otros expresan que el Estado debería construir un centro de la UASD en otra zona de la ciudad o que se les dé autogestión a los centros regionales de la UASD y les digo que no, ¡que la quiero distinta, con otras formas, con otro modelo, con otra administración, con otra instrucción y con una distinta educación!

Creo que estamos en el momento de otra universidad pública, de otra universidad estatal, como en el resto del mundo, en todos los países, donde hay varias universidades públicas y distintas; donde se ofrecen opciones y se hacen comparaciones.

Permítanme decir en este punto cómo me gustaría esa nueva universidad.

La quiero pública y gratis, enseñando todo lo que ofrece la cultura, la ciencia y la técnica desarrolladas por la historia humana.

La quiero de 8 de la mañana a cinco de la tarde, como todas las universidades del mundo, donde de noche solo se realizan estudios especiales.

La quiero con sus jornadas regulares y sus períodos de vacaciones en verano, como todas las universidades del mundo, donde no se concibe que en un verano a 35 grados centígrados de doce a dos de la tarde se enseñe nada ni se aprenda nada.

La quiero con profesores contratados de planta, que trabajen en su universidad para su universidad, con sus posgrados, con salarios decentes, sus oficinas, sus laboratorios, sus progresos académicos y sus prestaciones, como todas las universidades del mundo.

La quiero con posgrados, maestrías y doctorados gratis, pagados por el Estado, según los méritos acumulados y las necesidades del país y de la universidad. Que esos posgrados sean a tiempo completo (y no dos veces a la semana y nocturnos) y que compitan nacional y regionalmente, como todas las universidades públicas del mundo.

La quiero con administradores y funcionarios competentes y de probada calidad intelectual y académica, donde ser funcionario sea un deber más del profesor y no un salto a la política partidaria o al gobierno.

La quiero con un campus hermoso, quizás en la entrada de Santo Domingo, en esa autopista que tanto nos ha costado a todos y que es tan bella hoy de transitar.

Su forma de gobierno y de administración no me interesan tanto, en el mundo hay miles de ejemplos a seguir, ejemplos exitosos, muchos muy cercanos geográficamente, en países con los cuales hoy firmamos tratados y conformamos bloques regionales.

Cuando el Presidente norteamericano Clinton visitó recientemente China e intercambió opiniones con estudiantes de la Universidad de Pekín, que solo tiene 20 mil estudiantes en un país de mil millones, dijo algo que me puso a pensar: “La Universidad de Pekín llevará a la China hacia el siglo XXI”; ¿se atreverá el Gobierno dominicano a terminar con el mito de una universidad pública única y convulsionada, de universidades privadas con sus propios intereses

(legítimos, pero no necesariamente colectivos) y tomará el reto de otra universidad pública distinta, eficiente, cuna de cultura, instrucción, educación y opción, que nos ayude a entrar al siglo 21? Algún gobierno tendrá que atreverse, no lo dudamos ni un instante.

Permítanme terminar citando a Fernando Sabater, ese moderno filósofo español cuando dice que: ʺLa libertad es un logro de nuestra integración social, ser libre es liberarse de la ignorancia…No nos engañemos: la enseñanza no puede ser un bien más de los que se ofrecen en el mercado. Si así fuera…los pobres no tendrían derecho más que a escuelas tan pobres como ellos mismos”. Y sin la libertad de las mayorías ninguno seremos jamás libres, pues sería una ilusión la integración social de una comunidad.


Sunday, November 17, 2019

LAS JAIBAS CHINAS


publicado en Acento.com.do el 18 de noviembre de 2019


Este artículo lo publiqué en el Listín Diario el 18 de febrero de 1998, y me parece que aún tiene actualidad, ¡demasiada!



Un cuento que hace tiempo me hizo reír bastante, pero que en muchos de mis conocidos solo produce una ligera sonrisa o a veces un gesto de malestar, parece explicar, aunque a muchos no nos guste, parte de nuestra manera actual de relacionarnos. La historia es la siguiente: un señor va al Mercado de la Mella a buscar unas hierbas medicinales para una cura y se topa en dicho lugar con un vendedor con dos recipientes sobre el piso, son dos latas de aceite de las grandes, abiertas totalmente por arriba, llenas de jaibas. De una de las latas estos animalitos se salen constantemente y el vendedor tiene que hacer esfuerzos continuos por colocarlas de nuevo en su recipiente.

Nuestro señor del cuento, intrigado le pregunta: “¿y no son esas jaibas?, ¿por qué se salen tan fácilmente?”. “Ah” responde el vendedor “es que son jaibas chinas, y entonces unas se agarran a las otras y forman una escalera y las demás se suben y se salen de la lata, son una verdadera vaina”.

“Pero ¿y esas otras?, están revoltiadas, pero no se llegan a salir”, preguntó entonces el señor, al observar que los animales de la segunda lata se movían en el fondo sin dar ningún problema al vendedor.

“Oh no, esas no se llegan a salir, lo que pasa es que son jaibas dominicanas y cuando una se quiere salir las otras se agarran de ella y la jalan de nuevo hacia dentro”. Esa es la historia.

Ahora, ¿ha pasado Ud. por la Winston Churchill y A. Lincoln a una hora pico (que son todas las horas del día) recientemente? Pues resulta que los señores choferes públicos y privados ocupan los carriles de doblar este-oeste aunque ellos quieren doblar hacia el oeste como la cosa mas simple del mundo, armando un tapón tal, que atravesar dicho tramo que ocuparía menos de un minuto de nuestro tiempo, se vuelve una pesadilla de una y mas horas, y eso, solo si hay cuatro agentes de tránsito, como ocurrió hoy, que intentaban desarmar un lio de automóviles, aunque sin decir ni hacer nada contra los violadores de la dirección natural de los carriles.

Pero ¿qué es lo que nos pasa?, ¿estamos todos locos? O ¿el complejo de jaiba dominicana es tan fuerte que no nos deja pensar? Por algún momento he pensado que todo el desorden es a propósito – “apota”, como escuchaba cuando era niño-, ¡porque uno se resiste a pensar que sea simplemente jaibil !.

Por supuesto, este fenómeno de la 27 de febrero, porque otro nombre no puede tener, es solo algo nuevo y fruto de los cambios que sufre esa vía en la actualidad, pero creo que sus raíces vienen de mas atrás. ¿Cómo es posible que alguien en su sano juicio, al ver una fila de 10 automóviles se le ocurra irse en vía contraria por el otro carril? Esto viene ocurriendo desde hace algún tiempo ya, como una forma mas de no respetar ni a las leyes ni a los demás (que es lo mismo). O ¿qué nos parece la nueva moda de cruzar una calle que consiste en detener nuestro vehículo medio a medio de la intersección, para que el tránsito de la vía a cruzar se detenga en parte, aunque esa vía sea una avenida y nosotros salimos de un callejón?

Por otro lado, sabemos que existen serios problemas de tránsito en la capital y algunas otras ciudades y que no se resuelven de un día para otro.

Me preocupa particularmente que se piense en transporte urbano solo como transporte público, y se olvida que los que circulamos en vehículos privados también somos parte del problema, por lo menos somos urbanos, aunque quizás no muy urbanizados y por supuesto (y esto sin ser funcionario de nada) debemos ser parte de la solución.

Otro problema a recordar es cuál debe de ser la vía de los motores. Recordemos que la mayoría de los accidentes ocurren con estos artefactos de dos ruedas y también aportan el mayor número de muertos y lesionados serios...¡Y a cualquiera le sale un motor de la nada, en algún lugar e instante!

Pero en realidad ellos no tienen una zona específica por donde desplazarse y entonces lo hacen por todos los espacios posibles, como puedan y con trágicas consecuencias.

Con respecto al caso, un trabajo que será publicado este año en una de las revistas científicas mas prestigiosas sobre cerebro y conducta (y que dicha revista ofrece como preprint en la Internet) nos ofrece algo de luz, quizás, sobre el asunto.

El artículo es sobre la introducción de la idea de “selección de grupo” en las ciencias de la conducta humana.

Selección de grupo en biología es una hipótesis muy discutida y no siempre bien acogida por los llamados neodarwinistas. Básicamente consiste en que en los animales sociales los grupos como tales evolucionan y sobreviven y progresan al seleccionar el ambiente ciertas cualidades que como grupo ciertos organismos presentan. Uno de los datos que se presentan es el altruismo, que consiste en ayudar a otro individuo o a todo el grupo con perdida aparente (en energía o recursos) para el que realiza la acción de ayudar, o a lo mas sin ninguna ganancia observable.

La mayoría de los biólogos acepta hoy la conducta altruista en animales, muchos estudios demuestran su existencia, explicándose que siempre que ocurre hay un beneficio no para el que la realiza, pero si para sus genes, ya que muchos de los casos estudiados se presentan entre individuos emparentados. Es como decir, si en una emergencia ayudo a un primo a salvar su vida, aún a riesgo de la mía, en realidad estoy salvando parte de mi constitución genética, que sobreviviría en los genes y la descendencia de mi primo. Así la mayoría de los biólogos entienden la selección natural como un fenómeno individual y no de grupo. Esto es parte de lo que hoy se denomina enfoque génico, de mucho uso en biología teórica.

Lo nuevo, si pudiera decirse así, en el artículo que citamos es que sus autores, D. Sloan Wilson, del Departamento de Biología de la Universidad del Estado de Nueva York y H. Sober del Departamento de Filosofía de la Universidad de Wisconsin, plantean que los grupos donde se observa mayor uso de altruismo entre sus individuos resuelven mas fácilmente su problema de supervivencia, cuando se compara con otro grupo de la misma especie donde aparece en menor proporción esta conducta. Es como decir que el grupo de mayor ayuda entre sí, aunque presentan mas individuos que aparentan perder algo, tiene mayor progreso en cuanto a factores de supervivencia que en aquellos donde los individuos se niegan a perder algo en beneficio aparente de otro individuo del mismo grupo.

Si estas ideas, tal como lo proponen sus autores, llegasen a las ciencias sociales como un instrumento mas de sus análisis de los grupos humanos, nuestra adicción a la conducta jaibil dominicana y la increíble y notable ausencia de la china, se traducirá, sin ninguna duda, en una mas de las cosas que tendremos que cambiar en nuestra República, donde parece que hay que cambiar tantas cosas que en realidad no sabemos cómo será todo, cuando todo cambie. Claro, que quizás ocurra lo de siempre, que lo cambiaremos todo para que al final todo siga igual.

Ya han pasado 20 años de ese artículo, mucho ha cambiado y ¡¡¡todo sigue igual!!!

Tuesday, October 8, 2019

ES EL OXIGENO, ESTUPIDO, EL OXIGENO: EL PREMIO NOBEL DE MEDICINA 2019


J. R. Albaine Pons , publicado en acento.com.do, 8 de septiembre del 2019

Parafraseando a un político estadounidense famoso por la frase “es la economía, estúpido” hoy vemos que la Academia Sueca ha otorgado el premio Nobel de Fisiología o Medicina a dos estadounidenses y un británico por estudios de cómo manejan nuestras células el oxígeno que respiramos y su variabilidad en los tejidos.

Como siempre expresé a mis estudiantes de medicina y de biología, el oxígeno es un veneno poderoso. Les decía: “fíjense bien, oxida un clavo que se nos olvida tirado en el patio” y ¿entonces?

En primaria, bachillerato y hasta en la Biología General universitaria que enseñan ciertos profesores, el oxígeno es el que nos da la vida, lo importante a nuestra fisiología, y es verdad, pero cómo utilizamos este veneno es lo que explica su importancia.

En el principio no había oxígeno en nuestra atmósfera y la vida que apareció como bacterias y algas, funcionaban con mecanismos anaeróbicos, esto es “sin aire”, lo que equivale a sin oxígeno.

Pero una bacteria primitiva que utilizaba el poco oxígeno del mar para unirlo al hidrógeno y así producir agua y evitar la acidificación de su entorno inmediato - recordar que un ácido es una solución con una alta concentración de hidrógeno libre, iones de hidrógeno o hidrogeniones [ H+] – se asoció a otra formando lo que hoy llamamos mitocondrias y así iniciaron su vida las células que hoy forman nuestro cuerpo y el de todos los animales, plantas y hongos; y también la multicelularidad.

Es que una célula con mitocondria produce unas18 veces más energía, en forma de las ya famosas ATP, que una bacteria anaeróbica, y para producir tanta energía sus mitocondrias liberan como producto final hidrogeniones, el oxígeno lo necesitamos para que la célula con estos produzca agua, H2O, y no se acidifique.

¿No han notado lo que pasa cuando agregamos jugo de limón a la leche o a la clara de un huevo? se vuelven grumosas, se desnaturalizan sus proteínas y si esto pasa en una célula muere. ¡Morirse es acidificarse! ¡Y cuando dices de alguien que es ácido, dices en realidad que está muerto o que eso le deseas!

Muy bien, pero cuando hacemos ejercicios, la sangre, con el oxígeno, va a los músculos en mayor cantidad, así pasa cuando almorzamos y ésta va al tracto digestivo o cuando nos concentramos en pensar y se irá a nuestro cerebro. Pero solo tenemos unos cinco litros de sangre, o sea si mucha sangre va a algún sitio, poca ira al resto del cuerpo. ¿Cómo resolvemos eso? Ahí es donde entran, de forma independiente tres grandes científicos, grandes pensadores de nuestro presente. W.G. Kaelin, Jr. del Instituto de Cáncer Dana-Faber de Boston, asociado a Harvard, Peter J. Radcliffe de Oxford y G.L. Semenza de John Hopkins University. Las células deben adaptarse rápidamente a las fluctuaciones de oxígeno en el cuerpo y estos tres biólogos celulares descubrieron un “interruptor o switch elegante” (como le llamó la Academia Sueca): cuando disminuye el oxígeno en los tejidos, descubrió Semenza en los 90’s, las células activan un programa genético que produce la proteína Factor Inductor de Hipoxia (HIF, en inglés) y esa proteína actúa sobre otros genes disminuyendo el metabolismo. Si la cantidad de oxígeno es elevada en la célula el HIF es degradado por una cadena de reacciones descubiertas por Ratcliffe y Kaelin.

Pero estos mecanismos van más allá de nuestro problema interno con los niveles de oxígeno.

En mayo de este 2019 se publicó un estudio en Nature por geólogos que muestra que hace 541 millones de años, cuando ocurrió la llamada “Explosión Cámbrica” que resultó en una exquisita diversidad de los seres vivos- muchos ya fósiles y cerrados a la evolución y otros que son los antiguos ancestros de todo lo vivo hoy- ocurrieron cambios, unas 5 veces, en la concentración de oxígeno en nuestros mares y la atmósfera y el estudio muestra una fuerte correlación entre los picos de esta elevación de concentración de oxígeno en el planeta con el aumento de la radiación adaptativa, o sea, la aparición de nuevas especies y de nuevos y distintos tipos de especies y nuevas formas de interactuar con el ambiente.

Los autores suponen que los cambios en las cantidades de oxígeno aparecieron por ciclos químicos naturales en compuestos de hierro, carbono y sulfuros.

Así que los nuevos premios Nobel de Fisiología o Medicina  no solo explican como nuestro cuerpo funciona con los cambios continuos de oxígeno y buscan aplicaciones para combatir las anemias, cáncer, derrames y otras enfermedades; así como  el hecho de que los tibetanos, que viven a 10 mil metros de altura (donde hay poco oxígeno) tienen una variante genética para uno de los factores que interactúan con el HIF y así producen menos glóbulos rojos , para poder sobrevivir; sino que además presentan un mecanismo que posiblemente fue básico para la multiplicidad de la vida que surgió del Cámbrico y que tenemos hoy en el planeta.

El venenoso oxígeno parece haber sido la causa de todo y hay que ver todo lo que vale un premio Nobel de Ciencias hoy día, ¡sí señor!


Sunday, September 29, 2019

MITOS Y REALIDADES


J.R. Albaine Pons, publicado en Acento.com.do, el 30 de septiembre del 2019.

Releyendo para entretenimiento The Magic of Reality: What we Know that is Really True. (20111, Free Press, 267 pp, de formato grande) de Richard Dawkins, el autor del Gen Egoísta, noto que el final del cuarto capítulo trae ideas interesantes, que trataré de presentar con algunas mías. A decir verdad, lo que me enamoró de este libro fue que en el capítulo 10 trae un dibujo, a dos páginas, de nuestra isla La Española, la cual llama Haití, para discutir lo que es un terremoto y los mitos que han existido y existen al respecto.

Muchas personas llevan y conforman sus vidas alrededor de mitos y lo que es peor, aun llaman a sus mitos sagrados.

Sagrado proviene del verbo sacrare, que se deriva del adjetivo latino sacer. De su participio sanctus provienen santo y santidad y también las palabras sandio (ignorante o simple) y sandez (dicho o hecho necio o torpe). Así que desde el comienzo hay que ver quién dijo y obligó a que sagrado fuese lo opuesto de necio, y no su sinónimo, por allá por la época de los emperadores romanos.

Pudiéramos escribir sobre estos “libros sagrados” relativamente bien conocidos en partes del mundo. Escribí partes del mundo, porque me parece no estar muy equivocado si expreso que cientos de millones de chinos y de indios no conocen ni nunca han visto una Biblia o un Korán o uno de los textos Vedas.

Bien, ¿Por qué estos “libros sagrados” que se suponen escritos, dictados o inspirados por seres sobrenaturales, dioses les llaman, o hasta venidos de otros mundos según algunos, son mitos?

No es simplemente por lo que dicen o cuentan, porque muchas de sus historias pudieran ser o no ser verdad, aunque francamente algunas son difíciles de creer.

No, no es por eso que son mitos, es más bien por lo que no dicen.

Esos libros nunca nos dijeron, ni nos dicen, qué es una molécula, qué es un átomo, cuáles son los componentes de esos átomos (que hoy sabemos que son protones, neutrones y electrones) y cuáles son los componentes de esos pequeñísimos protones y neutrones.

¿Por qué no nos cuentan la diferencia entre un sólido, un líquido y un gas? por ejemplo.

¿O todo ese mundo vivo descubierto por un paciente, hábil y meticuloso pulidor de lentes holandés, del siglo XVII, que es aquello que solo podemos ver a través de un microscopio? Las bacterias, las células, los ácaros del polvo que todos tenemos encima por todas partes.

Caramba, esos dioses o seres espirituales o extraterrestres pudieron decirnos o dejarnos por escrito que muchas de esas bacterias nos enferman y que unos hongos producen una sustancia, la penicilina, que las mata y nos curan.

Pudieron enseñarles o describirles la rueda a los Incas, que nunca la conocieron y hasta contarnos historias de que el petróleo que brota del suelo en ciertos lugares y sus derivados producían energía para mover las cosas y calentarnos en invierno en los países fríos. Que Grecia y Roma, Francia e Inglaterra no tenían que cortar todos los árboles para mover barcos y máquinas y quitarse el frio en invierno.

No, nada de eso dicen, ni cuentan, ni siquiera proponen.

Es que esos “Libros Sagrados” son historias, mitos, relatos de pueblos primitivos que comprendían un número muy reducido de cosas y fenómenos naturales; aunque hay que decirlo, algunos tienen ciertas buenas reglas y normas para aprender a convivir unos humanos con los otros humanos. Pero claro, esos humanos primitivos tenían que convivir entre sí y con otros y es lógico que dejasen reglas escritas, pero eso no significa que fuesen dictados o pensados o inspirados por seres sobrenaturales, por espíritus invisibles e incomprensibles, por extraterrestres, ni por dioses.

Aún hoy día muchos millones de personas viven y siguen las ideas de esos mitos primitivos. Y lo que es más, según el crítico de libros del New Statesman de Inglaterra y gran y controversial intelectual inglés John Gray en un ensayo de esta semana, afirma que el cristianismo, creado por San Pablo y San Agustín, es lo que le ha dado base al mundo secular actual, ya que ofreció una visión de la igualdad humana y del progreso moral, en su crítica a un texto del historiador Tom Holland y de paso al escritor nihilista francés de moda Michel Houellebeck,

¿Y a qué viene todo esto?

Me parece que no se puede aprender a multiplicar si no se conoce la suma primero, ni se asimila la división si no se entiende la multiplicación ni la resta. Hay que saber lo básico para comprender lo complejo. El joven historiador y casi estrella luminosa intelectual de nuestros días, Yuval Harari, celebrado autor de “Sapiens” y otros textos, presentó hace cierto tiempo una conferencia sobre su libro más reciente, en la cual insistió que no era de futurología ni de profecías, sobre hechos del actual mundo de la inteligencia artificial, IA, y sus avances.

Habla Harari que todo el transporte será automatizado, que no harán falta médicos, ni abogados, ni muchas otras ocupaciones que hoy son comunes. En 20 o 30 años, todo cambiará; y ese mundo que viene no puede ser comprendido simplemente por caras nuevas, ni sangre nueva, que arrastren en su mente mitos y leyendas de sociedades primitivas, de hace miles de años, o de hoy.

Personas y amigos que han compartido esta conferencia me dicen que todo eso pasará en países de alto desarrollo, que a nosotros no nos tocará. Pero es que todo estará en la “nube” y con una computadora casera y su pertinente programa, estará para todo el mundo. Ya inclusive tiene un nombre el programa de IA sobre medicina, WATSON, (que supongo que es en honor al codescubridor del código de ADN así como se llama NEWTON el programa que resuelve las ecuaciones diferenciales para los matemáticos) que nos permitirá tener un médico particular con toda nuestra información, a cada uno de nosotros. La verdad, ¡da miedo ese futuro!

Y ahora Google acaba de presentar el anuncio, en esta semana, y retirarlo prontamente de las redes, de su nueva computadora cuántica, la primera lograda que puede realizar en 3 minutos los cálculos que a las más potentes calculadoras del planeta de hoy día le llevarían años.

Ya no solo tendremos que comprender el mundo complejísimo en que hoy existimos y que a todos nos da tanto trabajo entender tan solo una parte pequeñísima, sino que en el futuro cercano habrá que entender el mundo cuántico, esas ideas tan anti intuitivas, que explican de que están hechos esos protones, neutrones y electrones, y las fuerzas y campos de fuerzas que interactúan entre ellos.

¿Abandonará esa parte de la humanidad que cree en ellos, los mitos y leyendas de nuestros pueblos primitivos y logrará entender o aceptar lo que la ciencia y la tecnología nos traerá de regalo en este siglo XXI?

Solo recuerdo a aquel antiguo profesor mío y de tantos en la UASD, que una tarde en su laboratorio y oficina, me preguntó ¿que cómo yo creía en moléculas y protones y electrones si eran cosas que nadie había visto?

No solo me dejó asombrado y con la boca abierta su pregunta, sino que ¡me aturdió! Y eso, que ese pobre ignorante, que cubría su ignorancia con un falso mal genio, pues no era tan malo como quería parecer, es considerado en nuestro país como un sabio y un genio y un modelo a seguir, claro, hechura de políticos que buscaban ventajas con su elevación a super profesor y sabio vivo en nuestra UASD de entonces.

Si, nos será muy difícil a los dominicanos desterrar los mitos y leyendas que nos han tocado, traídos, introducidos y forzados a creer en ellos por los que en realidad trajeron de la vieja Europa y sus ideologías, muchas de sus costumbres y hasta la lengua; y por qué no decirlo, nos forjaron en gran parte como personas, pues fueron importante parte de nuestros propios ancestros.

Y así seguimos como una gran sociedad muy conservadora, aunque para algunos en la actualidad desbordada. Aunque Mark de Lilla, de Columbia, insiste en que lo de ser conservador es una costumbre, no una patología y aunque ya se haya demostrado una y otra vez que aquellos que rechazan el consenso científico y la visión científica del mundo simplemente tienen una percepción exagerada de su propia concepción, no se nota mucho que vamos a cambiar. Quizás podamos decir como Cioran, quien se veía como un “pesimista jubiloso” y pensar que cambiaremos, seguro que cambiaremos, no me parece imposible.




Sunday, September 15, 2019

ALEXANDER HUMBOLDT – PADRE DEL ECOLOGISMO, A 250 AŇOS DE SU NACIMIENTO


Publicado en Acento.com.do, 16 de septiembre del 2019

Para Víctor Hugo, el gran francés, la única cosa más fuerte que todos los ejércitos (y agrego yo, que todos los políticos) era una idea cuyo tiempo ha llegado.

Hoy muchos hablan del Antropoceno, era o período geológico actual donde los humanos cambian el planeta. En medios de comunicación, como en la formalidad de escuelas y universidades (y en sus libros de texto) aparece esta palabra nueva, aunque el término no esté científicamente validado.

Fue Paul Crutzen, químico holandés ganador del Nobel en 1996 por sus trabajos sobre la capa de ozono, quien – dice la historia oral- irrumpió en un seminario en el año 2000 con el grito de ¡estamos en el Antropoceno! Y de ahí en adelante se ha convertido en asunto común la expresión antes citada. Algunos han propuesto que el Antropoceno se inicia a mediados del siglo XX, con las explosiones atómicas, otros dicen que en el siglo XVIII con la Revolución Industrial y aún otros con los inicios de la agricultura, aunque para los que deciden los nombres científicos de eras y períodos geológicos, ¡la palabra es más política que científica!

Esta introducción, necesaria, viene al caso al celebrar el 24 de septiembre del presente año 2019, el 250 aniversario del nacimiento de uno de los naturalistas más conspicuo e importante de la historia de la ciencia.

El 24 de septiembre de 1769 nacía en Prusia – hoy Alemania- Alexander von Humboldt, de una familia aristocrática y rica. El menor de dos hermanos y quien con su vida y sus trabajos – sin descubrir ninguna ley científica ni ningún continente nuevo- nos cambió para siempre la visión de nuestro rol en el planeta y nos mostró la realidad de lo que hoy llamamos naturaleza.

Humboldt fue reconocido en su época como un alto representante de lo que se denominaba Filosofía Natural. Las ciencias apenas comenzaban su proceso de diferenciarse y desarrollarse y él, graduado como ingeniero de minas y empleado en minería por su gobierno, observaba y estudiaba la naturaleza y su relación con los humanos. Fue quizás, y tal vez sin quizás, el último renacentista, pues dominaba matemáticas, zoología, botánica, geología, antropología, filosofía, la política y las humanidades de su tiempo.

Andrea Wulf, escritora residente en Londres presentó en el 2015 “La Invención de la Naturaleza: el nuevo mundo de Alexander von Humboldt”, libro publicado en Inglaterra y 22 países más. En este texto Wulf presenta en sus 552 páginas lo que aparenta ser la mejor biografía de Humboldt, de sus ideas y de su época. Su libro fue sin duda una preparación para este año de Humboldt y septiembre de Humboldt que ahora conmemoramos y mucho de lo presentado en este ensayo proviene de ese trabajo.



Aunque leemos que las palabras ecologismo y ambientalismo se utilizan por muchos como sinónimos, a mí no me lo parece. Creo que tienen sus notables diferencias, pero en este artículo no viene al caso y consideraremos a Humboldt como el Padre del Ecologismo moderno.

Humboldt fue un gran explorador, además de sus estudios y andanzas por toda Europa, llegó al continente americano, con permiso de los reyes españoles, en 1799, llegando a Venezuela, marchando a Cuba y luego de nuevo a la hoy Colombia, atravesando a caballo, canoa y a pie Colombia, Ecuador y Perú y desde Lima embarcó a Méjico, luego de nuevo a Cuba y de ahí a los Estados Unidos, para entonces volver a Europa, vía Francia. Mas tarde recorrió Rusia y Siberia hasta los montes Altai y el mar Caspio. Su sueño de ir a la India no lo pudo realizar.

Entre sus viajes vivió entre Berlín y París. En los años de su nacimiento Alemania era el país con más universidades y bibliotecas del mundo, sin embargo, prefirió vivir en París e interactuar con el mundo científico, filosófico y artístico de esa ciudad, donde su influencia era siempre creciente, con visitas a Londres.

Una descripción de las más pungentes e intensas en sus escritos, es la de cómo, para estudiar y enviar ejemplares a museos europeos, realiza la captura de anguilas eléctricas en un afluente del Orinoco, en Venezuela. En parte Humboldt estudió y experimentó mucho con el fenómeno eléctrico y animales, ranas, y los efectos de la electricidad en los músculos y por otro lado el que se estudiaran estos animales y sus fuentes de electricidad era importante para la ciencia. Preguntó a los habitantes de una aldea como atrapaban las anguilas y estos le expresaron que introducían caballos salvajes en lagunas secas y lodosas y las anguilas salían del lodo a atacar a los caballos. Al hacerlo, de hecho, varios caballos murieron, pero las anguilas debilitadas por liberar varias veces choques eléctricos podían ser atrapadas, con cuidado y con pértigas y varas.

Y digo cómo ocurren las cosas, pues este mes de septiembre acaba de publicarse un artículo de científicos brasileños y otros países, donde demuestran que la anguila eléctrica no es una única especie como se creía, sino tres, y el trabajo presenta sus distintos ADN y su distribución en la cuenca del Amazonas-Orinoco. La mayor de ellas descarga 860 voltios en un solo corrientazo. Y claro está, la nombraron Electrophorus voltai, en memoria de Alessandro Volta, el inventor de la primera batería eléctrica de corriente continua. A propósito, la anguila eléctrica no es una anguila verdadera, son especies pertenecientes a los llamados peces cuchillo y cada 10 minutos sacan sus cabezas del agua o del lodo para llenar de oxígeno sus branquias. Este estudio parece, aunque no lo expresa, un homenaje a Alexander Humboldt en su cumpleaños.

Humboldt fue una persona de grandes amistades y estudios. Su amistad con Goethe, el gran poeta alemán, fue duradera y profunda. Goethe llegó a decir que “en ocho días leyendo libros, uno no podía aprender tanto como una hora con Humboldt”

Con Goethe como compañía estudiaban a Kant, en especial su filosofía de las ciencias naturales y sus escritos sobre geografía física y las razas humanas fueron siempre importantes para Humboldt.

Al igual que Kant defendía la idea de que éramos una sola especie con distintas razas, contra lo que planteaban muchos de que existían distintas especies de humanos. Esa idea, le hizo contrario a la esclavitud y al colonialismo y no pocas veces dijo y escribió que Europa estaba repitiendo en América los errores que había cometido en su pasado.

Cuando muchos proclamaban la idea de que la naturaleza “estaba al servicio del hombre” y que “existía para el disfrute del hombre” y así su uso era indiscriminado, Humboldt fue el primero en explicar las funciones fundamentales de la floresta para el ecosistema y el clima: producir humedad, proteger el suelo y refrescar por su efecto de enfriamiento. La principal idea de Humboldt es que toda la naturaleza estaba interconectada con la humanidad incluida. Mostró como prácticas agrícolas variaban el clima y hasta lo cambiaban para siempre.

Otra vez, algo curioso. En este septiembre del 2019, se publica que un grupo de 160 antropólogos de todo el mundo considera que el clima de nuestro planeta comenzó a cambiar hace 10,000 años, con el inicio de la agricultura en distintas regiones. Un tiempo muy corto para la geología de la Tierra, pero ya parece que suficiente para que los humanos tomen nota y actúen en consecuencia. Tal parece que fue otro homenaje a Humboldt.

Su influencia fue enorme, Darwin durante su viaje alrededor del mundo tenía sus libros de cabecera, Bolívar lo proclamó el verdadero descubridor de América, Alexander Hamilton, Perkin Marsh autor de Hombre y Naturaleza, Mary Shelley para escribir su Frankenstein, el capitán Nemo de 20,000 leguas de Julio Verne se ufanaba de tener todos los libros de Humboldt y así políticos, científicos, naturalistas, filósofos y artistas. Se dijo que después de Napoleón era el personaje más reconocido de Europa en los inicios del siglo XIX.

Muchas fueron sus obras, entre las más leídas se encuentran “Cosmos”, iniciado en 1834, el mismo año que el término “científico” se usaba por vez primera, por William Whewell en el Quarterly Review . Sus “Visiones de la Naturaleza” y su “Narrativa Personal” de su viaje por América fueron leídas por millones de personas.

Sus escritos eran apasionados y muy personales y usaba por igual medidas y experimentos como las sensaciones que le despertaba su interacción con la naturaleza y hasta la poetizaba. Planteaba que si no se amaba la naturaleza no se llegaría nunca a comprenderla; y por esto fue considerado como el último representante del llamado Romanticismo Alemán, Luego de su muerte en 1859, con la ciencia y los científicos más y más dedicados a sus parcelas del conocimiento, sus ideas dejaron de interesar, aunque no a todos.

Fue miembro de más de 14 sociedades científicas y ninguna persona ha tenido ni tiene su nombre dedicado a tantas cosas como Humboldt, especies botánicas y zoológicas, valles, montes, parques nacionales, escuelas, calles y ciudades, corrientes marinas, universidades, institutos de investigación y hasta un lugar en la Luna.

¿Y por qué hoy es casi un desconocido? Ni siquiera está en los libros de textos en las escuelas de muchos países, ni en el nuestro; y en la Historia de la Biología que me enseñaron en la Universidad nunca escuche hablar de él, ni en el curso de Biogeografía tampoco.

En su centenario, 1869, en la ciudad de Cleveland, en Estados Unidos desfilaron miles de personas en su honor (entre muchos otros homenajes en otras ciudades), pero en 1914, cuando los Estados Unidos entró en la 1ra. Gran Guerra contra Alemania, precisamente en Cleveland la gente sacó todos los libros de autores alemanes de las bibliotecas y los quemaron. Luego la 2da. Guerra Mundial y el fascismo alejó aún más a los ídolos alemanes del pasado y muchos países siguieron la moda.

Y es que aunque la ciencia se cree que es autónoma e independiente, la historia y la política la amoldan a su antojo y también a sus resultados e instituciones, sin que ni los propios científicos, a veces, se den cuenta.

Y tenemos ejemplos actualísimos.

La grande España, acaba de encontrar en un mercado de pulgas los libros de la biblioteca de su más ilustre sabio, Don Santiago Ramón y Cajal, ni más ni menos que el Padre de las Neurociencias, su primer premio Nobel en el 1906. Sus apuntes, sus dibujos y hasta su maletín. ¡Vergüenza ajena nos da la España estudiosa y sabia! Comprensible que la dictadura de Francisco Franco con sus monjes e iglesias no le pusiera mucho caso a la herencia de Don Santiago, que se dice había dicho que no creía en el alma hasta no encontrarla con su bisturí; pero que ese reino franquista que heredó a la dictadura y esos “demócratas” que lo cambiaron todo para que todo siguiera igual hicieran lo mismo, no se perdona. Ahora ni saben esos políticos que hacer con los restos del cruel tirano Franco, una sugerencia: ¡que los vendan en las pulgas!

Pero esas cosas pasan, aunque no duran para siempre.

 Organizando el borrador de este artículo el jueves 12 de septiembre, me llega por correo electrónico la revista Science de la siguiente semana, y con un editorial y varios artículos celebrando a Alexander Humboldt, Yo no cabía de felicidad. El editorial que lo celebra señala que la idea de Humboldt de asociar las montañas del mundo por isotermas representó un concepto científico nuevo y revelador y aún vigente. Y que las evidencias desde la climatología a la biología, las ciencias sociales y las humanidades están mostrando lo correcto que estaba Humboldt al proclamar que todo estaba interconectado.

Hoy día, en el ecologismo, muchos de sus representantes sin saber ni conocer a Humboldt, repiten sus ideas y sus enfoques, algunos son militantes y otros pocos extremistas, claro somos humanos, y eso siempre pasa.

Hace poco en una escuela primaria de un campo cercano a Santo Domingo, pedí permiso y entre a un 5to. Curso, con niños de 10-12 años y, en combinación con la profesora, repartimos hojas en blanco y les dijimos que dibujaran a un científico, sin más explicaciones, que dibujaran lo que ellos pensaban que significaba esa palabra. El 90% dibujo árboles, uno dibujó una figura humana regando semillas al lado de un árbol y otro escribió que un científico era una persona dedicada a sembrar árboles, dibujando muchos árboles. Parece que Humboldt sigue vivo y seguirá vivo por mucho tiempo. Nos dio una visión del mundo y aunque a veces no lo parezca, hay luz al final del túnel. Una gran H lumínica nos alumbra.

Tendremos que comprender, estudiar y amar y defender nuestra tierra, nuestras islas y nuestros mares y continentes, nuestro mundo; no tenemos otro y no tenemos de otra.

¡Feliz cumpleaños, Alexander von Humboldt!


Sunday, August 25, 2019

EL MACHO ALFA

J. R. Albaine Pons; publicado en Acento.com.do, 26 de Agosto del 2019


Robert Sapolsky, profesor de biología y de neurociencias en la Universidad de Stanford, E.U.A. ha sido desde hace tiempo uno de mis ídolos. Su texto “¿Por qué las cebras no tienen úlceras?" del 1994, pudiera decirse que me convirtió en uno de sus fans, y siempre busco sus libros, artículos y ensayos. Su   libro “Behave” del 2017 es simplemente ya un clásico.

Al encontrar su escrito en la revista Nautilus, en mayo de este 2019, lo imprimí y lo he leído varias veces. Trata sobre el cerebro adolescente. Una de las causas, porqué no decirlo, es por el alto porcentaje de jóvenes que votarán por primera o segunda vez en nuestras venideras elecciones políticas nacionales (creo que leí que un 38% de nuestros votantes estarán entre los 18 y 30 años). Sapolsky apoya, y muestra el por qué, la teoría de las actuales neurociencias que señala  al cerebro adolescente y juvenil como un cerebro totalmente emocional y algunos hasta dicen, aún no humano.

Muchos sabemos que el cerebro madura podando o eliminando conexiones que no necesita. La primera gran poda ocurre al nacer y la segunda al madurar sexualmente, o sea, al entrar en pubertad. Pero hoy día, las neurociencias reconocen una tercera poda, alrededor de los 25 años, cuando terminan de madurar los lóbulos frontales cerebrales, sobreexcitados en la adolescencia por hormonas y principalmente dopamina. No que esto sea el gran descubrimiento científico, ya que Shakespeare en su Cuento de Invierno (1623) escribió: “Quisiera que no hubiera edad entre los diez y los veintitrés años, o que la juventud durmiera durante el intervalo, pues entre las dos edades no hay otra cosa sino muchachas embarazadas, viejos insultados, robos y peleas.” Claro, el gran bardo no sabía el por qué, que ya hoy conocemos.

Por supuesto, hay algo especial en Sapolsky, durante 20 años, todos los veranos los pasaba en Kenya, Africa, estudiando directamente en el campo, mecanismos estresores en una misma tropa de monos babuinos y cuando escribe, evidentemente, trae como ejemplos sucesos o datos sobre sus muy estudiados monos.

Un punto interesante es que entre los animales sociales, en los primates, al llegar a la adolescencia los jóvenes machos abandonan su grupo, por ellos mismos, sin ser forzados a hacerlo, y buscan otro grupo al cual integrarse. Una excepción notable es el chimpancé, recordemos, nuestro primo más cercano con casi un 99% de ADN idéntico al nuestro, donde es la hembra la que abandona su grupo natal y pasa a otra tropa. Creo que en muchas culturas humanas es también la mujer la migrante. Son mecanismos conductuales ancestrales para evitar el incesto, algo fuertemente grabado en los mamíferos y algunos otros grupos de vertebrados.

Bien, leyendo las peripecias del cerebro adolescente tanto en monos como en humanos, recordé otro ensayo de Robert Sapolsky.

Casi todos reconocemos lo que significa la expresión “macho alfa” (“pato macho” decimos por aquí). Es el jefe de la manada, del grupo, de la tropa. Esta expresión fue acuñada por L. David Mech, estudiando lobos, lo que aún hace como investigador del departamento de vida silvestre de la Secretaría del Interior en los Estados Unidos, lo que vendría a ser nuestro Ministerio de Recursos Naturales.

En casi todos los animales sociales existe una jerarquía y el “macho alfa” es el primero de todos en todo. En la obtención de alimento, en tener sexo con las hembras, el que decide por donde y cuando se mueve su grupo, su manada o su tropa.

Curioso que de nuevo, un escritor se adelantase, en este caso a este concepto de jefe. Jack London, a inicios del 1900, con sus libros “The Call of the Wild”, traducido como El llamado de la selva y con “White Fang” (Colmillo Blanco) describiendo aventuras con lobos en el noroeste del continente americano escribió sobre jefes macho y jefas hembras entre estos mismos animales.

Aunque es en monos y antropoides donde más escritos y estudios podemos encontrar sobre las jerarquías en animales y sobre cómo llegar a ser un “macho alfa”, los ya famosos “espaldas plateadas”, entre los gorilas. Pero Sapolsky escribió una joya hace unos años. Por sus conocimientos de 20 años de un mismo grupo de monos pudo observar y estudiar que ocurría con el “macho alfa” cuando era destronado de su rango.

Por lo general el “macho alfa” es abusivo y siempre está gruñendo, mordiendo, empujando, golpeando, asustando a los demás y en especial a los machos números dos y tres de la jerarquía, los que a veces le desafían en intentos por suplantarlo. No se preocupa de los otros machos y jóvenes en la escala menor de la jerarquía, y si lo hace es solo de pasada. De repente se observa al “macho alfa”, o al segundo o al tercero o a los tres atacando con saña y rabia y mordiscos al miembro número 14 del grupo, produciéndole heridas profundas y sangrantes. Oh, ¿y por qué? Muy simple, ese macho número 14 en la jerarquía era el antiguo “macho alfa” del grupo.

La vejez, la pérdida de agilidad y de fuerza, de buena visión, la artritis en las articulaciones, le hicieron perder su puesto de “macho alfa” de su grupo.

Y algo llamativo, no parece importar si el antiguo “macho alfa” era justo y juicioso, o si era un déspota y abusador (hay personalidades entre los primates), como quiera será el individuo más atacado, más gruñido, empujado y mordido y molestado de todo el grupo.

Sapolsky relata que casi un 20 % abandona al grupo y se va a vivir solo en la sabana, donde su vida será corta por el ambiente que le rodea. Otros emigran a nuevos grupos donde estarán en el sótano de la jerarquía, pero no serán molestados. El pequeño porcentaje que decide permanecer con su tropa, regularmente protegido por hembras, no tiene más remedio que evitar cruzarse con los nuevos jefes. Cuando se equivoca y cruza distraído por su camino, lo paga caro.

¿Será por eso que nosotros los humanos, primates al fin, nos negamos a dejar de ser “machos alfa” en cualquier jerarquía que compartimos? Quizás, es posible.

Es bueno, muy bueno ser el “macho alfa”, pero es malo, muy malo haberlo sido.



 [JRA




Sunday, April 14, 2019

LA MORAL: LA CHIMPANCE MAMA, RATONES Y GUSANOS


Publicado en acento.com.do, 15 de abril del 2019
Frans de Waal, holandés, radicado en Atlanta, en la universidad de Emory, es un etólogo especialista en chimpancés. Conocido en todo el mundo científico y también por miles de no-científicos, ciudadanos con cierto nivel de educación. Un etólogo es un biólogo experto en la conducta animal (y humana) que estudia sus organismos en libertad en su ambiente natural, así como- en el caso de muchos primates- en reservas y parques especialmente creados para ellos.
De Waal, con sus múltiples libros ha sido una de las grandes influencias para que ya no se pueda realizar experimentación crítica o de intervención corporal en chimpancés en muchos países. Su último libro – El Ultimo Abrazo de Mama (Mama’s Last Hug, W.W.Norton & Company, New York,2019)- recién publicado, ya está en la lista de best-sellers del N.Y.Times (por algo el NYTimes le colocó entre las 100 personas mas influyentes en el mundo en el 2007).
En esta obra, fascinante, donde presenta múltiples estudios y sus propias experiencias con antropoides (chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes) y monos defiende la existencia de emociones en estos animales y en otros mamíferos.
La discusión se produce porque muchos científicos de las neurociencias no reconocen hoy día un mundo privado en el cerebro de animales, lo que viene a ser una mente en ellos. De Waal convence que sí hay mentes en animales no humanos y mas aún: que nada de lo que presenta la conducta y la mente humana, está totalmente ausente en el mundo de los que llamamos animales.
Entre muchos otros aspectos incide con precisión en las conductas de empatía, apego y sociabilidad.
Un punto interesante: cita dos veces al filósofo español José Ortega y Gasset señalando que expresó: “que el chimpancé se diferencia de nosotros en que se despierta cada mañana como si antes que él no hubiese existido nunca un chimpancé” y se pregunta de dónde habrá sacado Don José tan peregrina idea. Pero, ni en las 7 páginas de notas, ni en las 15 de bibliografía encontré la cita de donde obtuvo dicha información. ¡Habrá que preguntarle!
Cita y apoya a la neurofilósofa Patricia Churchland sobre la propuesta teórica de que la moralidad humana se origina en la conducta parental de los animales.
Y precisamente, el premio Eppendorf-Science 2018, para jóvenes investigadores de menos de 35 años, en el área de neurobiología, que hayan realizado una investigación excepcional con métodos de biología celular o molecular, fue otorgado a J. Kohl, alemán y en la actualidad en Harvard. Kohl descubrió los circuitos centrales cerebrales del cuidado parental, nada mas y nada menos que ¡en ratones! 
Es un circuito que tiene su principal módulo en el núcleo preóptico del hipotálamo anterior y que presenta grupos neuronales definidos para cada conducta de las varias que componen el cuidado de la cría. Este centro está muy conectado a otras muchas áreas cerebrales y las zonas del periacueducto (área de la analgesia), el tegmento ventral (rico en dopamina) y la amigdala límbica medial (de las mas antiguas zonas de la amigdala, relacionada al olfato) parecen las mas importantes.
La definición de una zona cerebral relacionada con una conducta general en roedores siempre se ha encontrado que realiza igual o parecido rol en primates, y por ende en humanos.
Pero vamos a lo mas simple.
En nemátodos, gusanos muy sencillos, especies depredadoras evitan el canibalismo parental, o sea no se alimentan de los que son sus familiares, a los que reconocen por el tacto y la presencia de una pequeña proteína (un péptido) en su cutícula externa. Al variar los genes que producen dicho péptido, estos gusanos de la vida, como les llamé en otro escrito hace ya un tiempo, pierden la capacidad de reconocer a su descendencia, como lo informa un artículo de la revista Science de abril de este 2019.

Nada, que tenemos conducta parental, y por lo tanto una evolución de lo que en humanos reconocemos como el origen de la conducta moral desde muy muy atrás en la evolución.
Y viene al caso estos pequeñísimos gusanos, porque fue por su introducción como animales de laboratorio y lo que se ha descubierto en sus genes y su desarrollo que el gigante de la biología desde mediados del siglo pasado Sydney Brenner recibió su merecido y tardío premio Nobel en Fisiología o Medicina el 2002.

Sydney Brenner, judío, sudafricano, de padre zapatero remendón, la persona que descubrió que 3 letras del ADN es el código para atrapar un aminoácido en la formación celular de proteínas, que descubrió el ADNm, o ADN mensajero, que es la copia del ADN que va desde el núcleo al citoplasma celular con la instrucción para producir proteínas, que descubrió el método a partir del ARN, de identificar genes en el ADN nuclear y que inició, con el nemátodo C. elegans el estudio del desarrollo de un organismo completo a partir de un huevo, célula por célula, falleció este 5 de abril.
Todas las revistas científicas de las ciencias biológicas y muchos periódicos del mundo trajeron la noticia. Falleció quien en 1958, junto a su íntimo amigo y compañero de laboratorio por 20 años Francis Crick, describió lo que hacían como Genética Molecular, hoy un amplísimo campo de estudio.
Sydney falleció a los 92 años, en Singapur, donde fundó El Instituto de Biología Celular y Molecular y asesoraba la oficina gubernamental de Ciencia, Tecnología e Investigación.
Fue llamado el ʺenfant terrible” de la biología molecular. Desde 1994 hasta el 2002 publicó una columna mensual de opinión en el prestigioso journal Current Biology bajo la firma de “el Tio Syd”, señalando siempre que un científico puede ejercer variados oficios, claro él podía, ¡era Sydney Brenner!
Seguro que hubiese disfrutado del libro Mama de de Waal, la confirmación de un módulo cerebral para conducta parental en ratones, identificado con técnicas de biología molecular y la demostración final de genes en la creación del apego por la naturaleza en sus gusanos nemátodos de laboratorio. Yo creo que sí.

Sunday, March 31, 2019

RECUERDOS, FANATICOS Y ANTICIENCIA


J.R.Albaine Pons, publicado inicialmente en el 2006 en Clave Digital.



Conversando con amigos sobre lo que escribo aquí, en esta “firma” de Clave Digital, escucho todo tipo de impresiones y cuando me preguntan algo específico prefiero decirles de manera jocosa, bueno, lo escribí así, lo que entienda cada lector queda a su “libre albedrio”.

En verdad si alguna idea expresada en mis escritos no queda clara a los lectores es mi culpa, lo expresé mal. Intento llevar al público lo que hoy se discute en algunas áreas científicas de las cuales algo conozco y que si son parte de los programas de las asignaturas que enseño en la universidad tengo la obligación de llevarlas a mis estudiantes. Para eso me paga la UASD.

Ahora bien, escribir y enseñar ciencia no es hacer ciencia, ni tan siquiera ser un científico.

Igual que , como supongo, escribir sobre religión y ética no hace a nadie ni religioso ni moral, ni cumplidor de las ideas sobre las cual escribe.

A veces, escuchando opiniones, recuerdo a mi colega Nicolás Makarchuck, hoy director del Departamento de Fisiología Animal y Humana de la Universidad Estatal de Kiev.

Kolia, como le llamábamos sus amigos, llegaba a veces al laboratorio  de marcado mal humor.

-Kolia, ¿y que te pasa?

-Lo de siempre, ¡no se para qué estudio esto! Kolia hacía investigaciones para su tesis doctoral sobre el rol de núcleos del sistema límbico cerebral en la adquisición de memoria de hechos dolorosos. (y esto era en la segunda mitad de la década del 70 del siglo pasado).

- Cada vez que voy a una fiesta, todo el que se bebe dos vasos de vodka o tiene una religión clandestina tiene una idea fija de como funciona la agresión, la memoria y la mente, y me persiguen toda la noche explicándome sus ideas, y yo lo único que quiero es disfrutar mi fiesta y olvidar un poco las angustias de mi trabajo-. Y terminaba Kolia diciendo: - seguro que si estudiase las ecuaciones diferenciales de olas en movimiento de fluidos ( lo que estudiaba otro compañero y amigo, un estudiante de posgrado búlgaro) nadie me molestaría con su teoría particular. ¡hay que hacerse matemático para no tener que escuchar a tontos!

Y mucha razón tenía Kolia. Hoy ni los médicos, antes tan respetados, se salvan de los charlatanes. Todas las enfermedades se curan con “terapias alternativas”, “hierbas de Cochinchina”, tisanas de abuelita, o con oraciones. Aunque, por supuesto, no es lo mismo llamar al diablo que verle llegar, y cuando estas personas , que viven de la venta de estos sueños y productos se enferman de verdad, toman el primer avión para Miami o Cleveland, donde la medicina, materialista y evolucionista, cura y sana muchas de las enfermedades que años antes nos mataban a los humanos y se estudia e investiga materialista y evolutivamente las que todavía no podemos resolver.

Y estas reflexiones y recuerdos me han llegado mientras releía los Ensayos Impopulares de Bertrand Russell, en especial el titulado Filosofía y Política. Lejos estaba Russell, al escribir estos ensayos en 1950, de conocer el dilema del fanatismo religioso y la anticiencia actuales, convertidos en negocio e ideología política.

Russell concluye en su tema de filosofía y política escribiendo que las personas exigen ciertas pruebas científicas para sus creencias y que desean la felicidad más que el predominio de tal o cual partido o credo, y termina diciendo que quien así piensa será un empirista liberal que no debe disculparse tímidamente ante los dogmatismos, sino estar “hondamente persuadido del valor de la libertad, de la independencia científica y la tolerancia mutua”. Como si lo estuviese diciendo hoy día, frente a los teóricos del oscurantismo y la anticiencia, los fanáticos religiosos y los que creen que ellos son los que saben cómo deben de vivir su vida los demás; ideas torpes que no valdría la pena ni pensar si no fuesen responsables de tanta sangre, desdicha y sufrimiento a los humanos.

Nuevos Napoleones de la opresión, los fanáticos son de izquierdas y de derechas, siempre al acecho, en Europa hasta hace poco en los Balcanes y hoy en Oriente Medio y a veces sacando sus cabezas a ver que consiguen en nuestra Américas, donde actúan a la sombra y no tan a la sombra en algunos de nuestros países.


Saturday, March 30, 2019

LOS FANATICOS


J.R.Albaine Pons,  publicado en mayo del 2005, en el desaparecido CLAVE DIGITAL


Un fanático no es sólo un aguilucho que cada vez que pierden La Aguilas frente al Licey “jura y perjura” que los árbitros eran capitaleños y que estaban vendidos. El fanatismo tiene una larga data en la humanidad y con distintos adornos sus resultados siempre han sido similares. ¿Por qué hay fanáticos?, podemos hacer la pregunta más angustiosa aún, ¿por qué siempre han existido?

No se crea que el fanatismo deportivo es muy alejado del político o religioso. Los mayores “inchas” del equipo de fútbol de Servia, que incluso le acompañaban en sus giras internacionales por Europa se convirtieron en los SS de Milosevick en los recientes exterminios de poblaciones por cuestiones raciales y religiosas en los Balcanes.

Algo del fanatismo está en nuestros cerebros por evolución. Muchos opinan como Konrad Lorenz que la agresión es uno de nuestros más fuertes instintos y curiosamente Lorenz veía a los deportes como una vía de escape de la agresividad en nuestras sociedades modernas.

El desarrollo moral, aceptando el vivir con otros y los valores de otros se considera una función de los lóbulos frontales del cerebro humano, la última gran área en evolucionar en el cerebro homínido, donde se controla la impulsividad y se acepta la posposición de gratificaciones y del futuro. La activación de la corteza prefrontal ventromedial y la orbitofrontal media ocurre en sujetos varones que presentan un deseo irrefrenable de sancionar de alguna manera a otra persona. Y el fanatismo es la sanción por excelencia.

El fanático no sólo tiene visiones cerradas, extremas, celosas y perniciosas, además, y por mucho más, es intolerante. Los jacobinos tenían poca paciencia con las imperfecciones así como también los Khmer Rouge de la Kampuchea de barraca o Cambodia de hoy. Y esa intolerancia choca de frente con el mundo occidentalizado de nuestra actualidad definido en la teoría del riesgo social de Giddens, Beck y otros: “ya no vivimos nuestras vidas de acuerdo a la naturaleza o la tradición. No hay un código simbólico ni códigos de ficciones aceptadas para guiarnos en nuestra conducta social”; sólo existe, quizás, la aceptación y enseñanza del pluralismo, entendido como lo expresó Isaiah Berlín en su último ensayo aparecido postmortem en 1998 en el NY Review of Books: “He llegado a la conclusión que existen una pluralidad de ideales, así como hay de culturas y temperamentos”, aunque se cuidó de distanciarse del relativismo cultural de algunos.

Berlín señalaba a los nazis (nacional socialistas, no lo olvidemos) no como enfermos, o patológicamente desquiciados, como dicen muchos, sino personas malsanamente equivocadas y totalmente mal guiadas por hechos inciertos. Señala que con la suficiente

falsa educación y diseminación de la ilusión y el error, los humanos, sin dejar de ser humanos, pueden cometer los crímenes más horrendos.

Al recibir el Nobel de La Paz en 1998, David Trimble nos recordaba: “soy escéptico de discursos llenos de sonidos y furias, idealistas de intención, pero imposibles de implementar…quiero una sociedad decente y normal con las mismas debilidades de los humanos, pero con sus mismas grandezas”. Definió al fanático político como alguien más interesado en usted que en él mismo, que quiere perfeccionarlo a usted personalmente, políticamente, en lo religioso, lo racial y lo geográfico.

El fanatismo, que era común en la Europa de hace unos siglos como lo muestran sus guerras religiosas, hoy lo vemos en la religión musulmana y las luchas genocidas tribales y étnicas del centro de Africa y los Balcanes.

Se ha planteado que parte de la esencia de un fanático está en su inhabilidad de ver el mundo según principios abstractos, o sea, no pueden trascender la literalidad de “textos sagrados”, no necesariamente religiosos, como lo muestra el libro rojo de Mao y su “revolución cultural” que devastó a China y la atrasó por 100 años más.

Recientemente una noticia difundida por el semanario estadounidense Newsweek sobre burlas acerca del Corán frente a prisioneros musulmanes radicales en la base norteamericana de Guantánamo en Cuba, resultaron en manifestaciones turbulentas en Afganistán y Pakistán con muerte de ciudadanos. Todo el mundo criticó a Newsweek, hasta el gobierno americano lo hizo, por publicar esa historia. Pero nadie se preguntó por qué a pesar de todo lo que se dijo negativamente sobre el difunto y el nuevo Papa católico, los católicos no se lanzaron a protestar desordenadamente a las calles, como tampoco lo hicieron los millones de budistas del mundo cuando en el 2001 los Talibanes de Afganistán destruyeron templos y estatuas de Buda de 1,500 anos de antigüedad. Tal parece que estamos aceptando poco a poco que los musulmanes sean fanáticos de marcada transgresión social y los tratamos como a los dementes, con mucho cuidado para no alterarlos de ninguna manera.

La condena a muerte de escritores por los jefes religiosos musulmanes ha sido visto como algo exótico que llega del oriente medio, muy débilmente protestado, aunque esas personas hasta el día de hoy viven con precios por sus cabezas sólo por escribir.

En su libro reciente sobre las vidas y personalidades de los causantes directos de la masacre de las Torres Gemelas (aunque aquí en R.D. académicos de altas posiciones llegaron a decirme quedo al oído y de manera confidencial: ¡ya se sabe todo, fueron los norteamericanos ellos mismos los que volaron Las Torres!)  T. McDermott, reportero del L.A.Times,  los describe como personas de clase media, hijos protegidos, musulmanes seculares con familias que vestían a lo occidental y llevaban vidas tranquilas y sin ninguna militancia política ni religiosa notable. Y en pocos años estos jóvenes, viviendo en Europa y los Estados Unidos, sólo hablaban de religión, se politizaron y realizaron lo que hicieron, llevándose sus propias vidas de por medio. Se comportaron como los fanáticos de siempre, de todas las épocas, pero con moderna tecnología de devastación.

No que los fanáticos no existen en otras religiones y en diversos credos políticos, pero de alguna manera en el occidente actual se ha logrado, no del todo y no sin lucha intelectual y civilista, que sus fanatismos sólo lo lleven a sus vidas personales y su entorno inmediato, y no hacia la irrupción social.

Nuestros grandes partidos políticos, luego de por necesidad tener que abandonar ese fanatismo “blando” que es el caudillismo, están inmersos en congresos, cambios y búsquedas de nuevos fines y formas de pensar. No estaría de más que pensaran en cómo evitar el fanatismo entre los suyos. Parece que puede ser posible si se organiza el pensar y lo emocional por vías que eviten “ismos” desproporcionados, ideales irrealizables y fantasías futurísticas todas distantes del contexto de nuestro tiempo, nuestra geografía y nuestra historia.                          .

Con los fanáticos todavía nos queda mucho tiempo por convivir, aunque quizás y con suerte algo menos para comprenderlos como fenómeno individual y colectivo.