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Thursday, April 28, 2011

Paradigmas y doctorados

(Acento.com.do)


Ya el grado científico de Doctor o Ph.D. norteamericano (1er grado científico
le llamaban en los países ex­-socialistas siguiendo el modelo alemán) no es tan rara avis en nuestras universidades. De hecho, ahora, muchos profesores hablan de querer alcanzar el doctorado.
Si realizamos una búsqueda rápida en la Internet encontramos que el Doctor of Philosophy viene del latín philosophiae doctor, lo que significaba más o menos “búsqueda de conocimientos profundos”, que el primer Doctor of Philosophy se graduó en París, en 1150 y que fue a principios del siglo XIX que adquirió el significado actual de un grado en investigación científica avanzada. En 1861 Yale en Estados Unidos adoptó la práctica alemana y los ingleses, por supuesto, le siguen llamando con las siglas D.Phil.
Un par de datos interesantes: en España solo personas de cierta nobleza (no todos los “nobles”) y aquellos con un Doctorado pueden sentarse y usar su sombrero en presencia del Rey. El otro dato: solo personas con Ph.D. pueden usar togas con tres barras o galones en las mangas en las ceremonias oficiales de las academias.
Un doctorado o Ph.D. se obtiene estudiando e investigando entre tres y cinco años luego de alcanzar el grado de licenciado. En los Estados Unidos de más de 7,000 instituciones de educación superior solo unas 280 universidades otorgan el Ph.D.
La historia viene a cuento porque hoy día se han desarrollado variantes interesantes- con ayuda de las nuevas tecnologías- y en muchos campos se puede realizar un doctorado con un mínimo de estancia obligada en la universidad que otorga el grado. Algo así se ha vuelto común entre nosotros, en especial con universidades españolas. Claro, no hablaremos del papel de los colegios invisibles y su impacto en la cultura de los doctorandos en esta ocasión.
Pero a fin de cuentas lo importante en un doctorado es la tesis doctoral. Un documento oficial  donde el aspirante demuestra pensamiento crítico, profundidad metodológica y resultados nuevos. Y bueno,¡ hay tesis y hay tesis…hay doctores y hay doctores!
Nosotros los profesionales del tercer mundo, en especial en ciertas áreas, por lo general escogemos como tema de disertación doctoral algún problema local. El cual de entrada, es generalmente más conocido por el aspirante que por el asesor que se le designa o que este escoge, que es quien dirige y guía su trabajo. Y vemos como son aprobadas tesis doctorales donde un 70% es historia o geografía patria de nivel de bachillerato. Claro, para nosotros. Para la universidad X de España o Francia o cualquier país es una ganancia neta tener una tesis en sus bibliotecas sobre la historia de Lilís y su gobierno, o de las ideas y creencias del campesinado dominicano de la cordillera Central, por ejemplo.
Y a veces, como en todas las cosas, aparece una joya. Una tesis sobre un problema discutido por intelectuales de todo el mundo o por científicos del país que otorga el doctorado. Y esto es precisamente “Las Tensiones de la Estructura”. Estudio crítico de la estructura de las revoluciones científicas para una perspectiva hermenéutica de la ciencia; por Ramón Leonardo Díaz, profesor de la Escuela de Filosofía de la UASD y dirigida por Nicanor Ursua, de la Universidad del País Vasco, donde fue defendida y aprobada con honores. No hay que ocultar la gran ayuda y guía del Dr. Enerio Rodríguez Arias, de la Escuela de Psicología, también de la UASD y así se expresa en los agradecimientos del trabajo.
Un joven aspirante a doctor, dominicano, discutiendo un tema universal, contra los grandes especialistas del tema y aportando ideas nuevas.
No hay quizás un concepto más abusado en nuestro medio académico que Paradigma. Todo es un cambio de paradigma, o debe serlo. Claro, seguido se nota que ninguno de los usuarios del término se ha leído a Thomas Kuhn o a su obra ya clásica “La Estructura de las Revoluciones Científicas”, de 1970. En ella nace por así decirlo el concepto de paradigma-paradigma de ciencia normal, paradigma de ciencia revolucionaria, por ejemplo- es una de las claves del texto.
La tesis de Díaz no solo muestra la buena y mala traducción de la obra al castellano, sino que trae las discusiones que produjo, los pro y los contra de influyentes filósofos sobre ella y las contradicciones-  él las llama tensiones- en las que el propio Khun incurrió, en especial en el caso del concepto paradigma. Es notable la actualidad que presenta el debate Khun-Popper de la época, también reseñado en la tesis, y qué nos deja esta obra en relación a los conceptos que hoy se discuten en filosofía de la ciencia.
Dice de Kuhn “merece ser considerado como uno de los pensadores de mayor impacto en la filosofía de la ciencia del siglo XX” y lo demuestra en su tesis, de 253 páginas y 180 y algo de citas bibliográficas con casi todos los grandes pensadores sobre la ciencia del siglo XX e inicios del XXI, e inclusive un artículo sobre el tema del propio autor en una revista internacional.
Señala en varios lugares como enfoca a Kuhn desde los “estudios culturales de la ciencia-con énfasis en una lectura hermenéutica”. Una pena que no ampliara su propia concepción de “estudios culturales”, en un tiempo que “teoría cultural” significa: marxismo, posestructuralismo, psicoanálisis freudiano y lacaniano, feminismo, construccionismo, postmodernismo y otras tendencias. ”las teorías culturales son subjetivas, deliberadamente obtusas, politizadas y basadas en postulados anticuados” han dicho algunos de sus críticos (Gottschall y D.S.Wilson, 2005). El recordado asunto Sokal no es solo una memoria, fue un ejemplo del discurso de los “estudios culturales”. Pero que conste, nada de lo expresado por Gottschall y Wilson aparece en esta tesis. Es clara, concisa, profunda y legible a la vez, con un fino olfato crítico para señalar lo importante. ¡Es una Señora Tesis Doctoral! ¡Y nada más y nada menos que sobre la obra de Thomas Kuhn! Y es de un profesor dominicano de la UASD.
Esperamos ver este trabajo publicado en un libro. Texto que será estudio obligatorio en múltiples postgrados y maestrías (y digamos ya en nuestros futuros doctorados) de la actualidad.
La Tesis doctoral del hoy Doctor Díaz es un orgullo para la UASD y los uasdianos y para todos lo dominicanos.