Publicado en Acento.com.do, el 1ro de febrero de 2021
Supongo que muchas personas tienen una idea de lo que
fue un neandertal. Un primo que tuvimos en nuestra evolución en Eurasia y que
desapareció hace unos 40 mil años dejándonos, aparentemente, solo sus fósiles.
Recuerdo mi profesor de Introducción a la Antropología
en la UASD, Plinio Pina, entusiasmado escribiendo en la pizarra todas las
culturas que se asociaban a los neandertales en Europa: Alemania, Francia,
Gibraltar, Bélgica y nosotros pensando: ¿y todos esos nombres hay que
aprendérselos para el examen?
Se conocía poco sobre los neandertales en esa nuestra
época de estudiantes. Se descubrieron en el valle de Neanther en Alemania en el
1856 y fue en el 1864 que se clasificó como un humano distinto y se nombró Homo
neanderthalensis. Pronto se supo que otros fósiles que habían sido descubiertos
en 1829 en Bélgica y en 1846 en Gibraltar también pertenecían a esa especie.
Hoy sabemos que los neandertales utilizaban el fuego,
vivían en refugios y ocasionalmente construían objetos considerados simbólicos,
que enterraban a sus muertos y algunos grupos los canibalizaban y muchas otras
cosas más. Vivieron desde hace unos 400 mil años hasta desaparecer hace unos 40
mil, y preguntas acerca de por qué desaparecieron, y si se mezclaron con
nosotros los Homo sapiens, han producido variadas hipótesis y conjeturas.
Lo antes dicho viene al caso al intentar comprender la
actual pandemia que nos arropa a todos en el planeta.
El covid-19, enfermedad producida por el coronavirus
de nuestros días, creo que merece poca introducción. Aunque es bueno recordar
que el dengue, el zica, la chicungunya y el virus del Nilo son también
coronavirus, y esos los hemos tenido por aquí hace varios años ya.
Ahora bien, sabemos que en el Covid-19 hay un 70% de
las personas que presentan este virus que son asintomáticas, quizás con un par
de estornudos un día o un dolor de cabeza una noche, y me parece que esos son
los que más contribuyen a su rápida y explosiva circulación. Al no saber que lo
tienen ni sentirse mal, no pueden pensar que están infectando a nadie.
Del restante 30% de los pacientes con el virus, una
buena mayoría tiene un covid-19, digamos, ligero y un pequeño porcentaje lo
presenta muy malo y llegan a ponerse graves y fallecen en su mayoría.
Ya sabemos lo que pasa de manera general, el cuerpo
humano sostiene una defensa con sus mecanismos del sistema inmunológico y según
esté el sistema tendremos un covid-19 asintomático, leve o muy malo. En el
último caso ocurre porque el sistema se coloca en “overdrive”, sobreactúa, y
termina atacando no solo al virus sino a órganos de nuestro propio cuerpo.
Para tener una idea, los glóbulos blancos de la sangre
son parte importante de ese nuestro sistema inmunológico. Ahora mismo cada uno de
nosotros tiene unos tres mil millones (3,000 millones) de células B (un tipo de
las células o glóbulos blancos de la sangre) moviéndose en nuestro cuerpo y
estas células B son las responsables de fabricar los llamados anticuerpos,
moléculas que se pegan a la superficie de cualquier sustancia orgánica que
penetre nuestro cuerpo. Cada anticuerpo se adhiere solo a un grupo pequeño y
limitado de superficies, pero las células B producen unos 100 millones de
anticuerpos distintos. Esta variabilidad es parte de nuestra herencia evolutiva
y es determinada por nuestros genes.
Recordemos que fue en el año 2000, cuando un Bill
Clinton, presidente de los EUA, orgulloso y acompañado de dos científicos,
anunció al mundo que ya se conocía el Genoma Humano, esto es todos los genes
que tenemos los seres humanos y que constituyen la información para que se
produzca esa rareza de la naturaleza que es un Homo sapiens. Claro, no
estaba completo el Genoma, nos faltaban datos y aún hoy nos faltan.
Mantengo en conversaciones con amigos que al virus Sars-cov-2,
que produce el Covid -19, ya lo conocemos bien, que lo que no conocemos bien
aún, es cómo somos y cómo funcionamos nosotros los humanos.
Para hacer corta la historia, tenemos unos 20,000
genes que sintetizan unas 16-18 mil proteínas, de las cuales apenas conocemos
bien unas 6-7 mil. Entre estos genes están aquellos que funcionan en nuestro
sistema inmunológico.
Ya los genetistas moleculares han identificado genes
en nuestros cromosomas 3, 6 (3 grupos), 12, 19 (2 grupos) y 21 que participan
del sistema inmunológico y cualquier falla o error en uno o varios de ellos nos
lleva a un caso más fuerte del covid-19.
Pero no solo es el Genoma Humano; en el año 2010 el paleogenetista
sueco Svante Päävo, trabajando en el laboratorio de Antropología Evolutiva
del Instituto Max Planck, de Alemania (que hoy dirige) presentó el primer
bosquejo del Genoma de nuestro primo el H. neanderthalensis y ganó
reconocimiento mundial por ello y también el premio Princesa de Asturias en el
2019. No se detuvo ahí Päävo, sino que comenzó a buscar si teníamos nosotros
genes neandertales, para probar si había ocurrido mezcla entre las dos especies
y encontró que entre los euroasiáticos de hoy hay entre un 2.5 y un 6% de genes
neandertales. Con mayor incidencia en el sur de Europa y en el sureste asiático.
(ver mapa)
Mapa de las poblaciones con ADN neandertal en el
mundo. Zeber y Paavo, diciembre 2020.
Ahora, con el Covid-19, Päavo ha descubierto en
personas enfermas en Inglaterra que los pacientes con el Covid más malo y hasta
de muerte, son aquellos que presentan ADN neandertal, en especial en el
cromosoma 2, en comparación con pacientes controles. El mapa que vemos arriba,
fue presentado en ese artículo de diciembre del 2020 en bioRxiv. En este gen
neandertal está la información para que el virus pueda penetrar células de otra
forma que con su ya conocida corona.
Notemos en el mapa, que Africa no tiene genes
neandertales y que en el Gran Caribe ¡solo en República Dominicana aparecen!,
hasta ahora. Y parece que muy pocos en Trinidad-Tobago, con mucha migración de
la India y sudeste asiático.
En un trabajo publicado en el 2019 en nuestra Academia
de Historia, con el Dr. Robert Paulino como primer autor y varios colaboradores
más, presentando el origen genómico de personas de varios pueblos y zonas del
país ( el trabajo no dice si estas zonas muestrales fueron seleccionadas al
azar o señaladas por hechos históricos y aparenta que su interés estaba en
buscar genes de nuestros aborígenes en poblaciones actuales) y realizado por un
consorcio de dos universidades, dominicana y
estadounidense, entre otros e historiadores dominicanos y que fue
presentado a la prensa por Bernardo Vega en el 2016, antes de su publicación
formal, se señala la frecuencia de un 0.5% de genes neandertales.
Si en nuestra población el 0.5% de ella presenta genes
neandertales, personas que tienen ascendencia europea o indígena (recordemos
que en Africa no hay genes neandertales), eso puede indicar que tenemos alrededor
de 50,000 personas en riesgo de adquirir un Covid-19 grave y una alta tasa de
mortalidad consecuente. Creo que estos estudios son algo a tener en cuenta
cuando hablamos de la pandemia o de su control, aquí en nuestro país.
En su artículo el mismo Päävo y su coautor Hugo
Zeber señalan que sus datos refuerzan la hipótesis de que una infección viral
extinguió a los neandertales y con esa oración cierran el artículo. Me parece
que nos están diciendo que hay que investigar más a los virus y al ser humano,
con más intensidad, más dinero y más atención de parte de todos los gobiernos y
sociedades, pues ahí puede estar nuestra futura extinción también.