Publicado en Acento.com.do el 31 de mayo de 2021.
Dedicado a todas las
madres del mundo y a nuestro recién fallecido profesor de entomología Abraham
Abud, Bamban, por su dedicación de por vida al estudio de los insectos.
En su reciente libro The
Language of Butterflies (El Lenguaje de las Mariposas, Simon & Schuster,
N.Y., 2020) Wendy Williams, periodista científica, nos trae una fabulosa
historia y llena de nuevos datos científicos sobre estos animalitos, tan frágiles
y tan hermosos como son las mariposas.
Las mariposas pertenecen
al orden de los insectos llamado lepidópteros, lo que significa alas con
escamas, el segundo con mas especies (180,000) después de los escarabajos. Y no
todas son mariposas, solo unas 14,500, el resto son polillas, que aquí llamamos
mariposas nocturnas; aunque algunas
vuelan de día y presentan coloración variada (a propósito, el gusano de la seda
es una polilla y no una mariposa).
Una mujer, poco menos que
desconocida hoy día, fue durante el siglo XVII la naturalista mas conocida y
respetada en la Europa civilizada y estudiosa de entonces.
María Sibylla Merian (1647-1717)
nació en Frankfurt, Alemania, como se ve, a mediados del siglo 17. El siglo del
1600 no fue un tiempo muy atractivo para vivir. En 1600 se condenó a la hoguera
a Giodano Bruno en el Vaticano; matemático, cosmólogo y monje, por afirmar que
la Tierra era la que giraba alrededor del sol y 8 años después Galileo inició
su viacrucis con la misma iglesia que condenó a Bruno, produciendo en su interín
la escapada de pensadores y naturalistas de Europa Central y España
principalmente.
Era la época de
Aristóteles o muerte (como vemos el Patria o Muerte viene de lejos), no
aparecía aún siquiera los inicios del Método Científico y la creencia en la generación
espóntanea de la vida era una de las ideas communes que se conocía de siempre
(las moscas nacen de la carne putrefacta, paja y calzones viejos y sucios
producían ratones, las abejas aparecían de los restos de bueyes viejos y hasta
el gran artrónomo Johanes Kepler, quien descubrió y demostró matemáticamente la
ruta elíptica de los planetas alrededor del sol, escribió que los gusanos se
generaban espontaneamente del sudor de los árboles. Y no solo los grandes
matemáticos, ¡Shakespeare escribió que los cocodrilos se generaban
espontaneamente del lodo del Nilo!).
Maria Sibylla Merian,
enamorada de las mariposas desde su infancia y observando, dibujando y pintando
estos atractivos insectos durante toda su vida presentó la innovación
científica mas importante del siglo que vivió: la observación cuidadosa. La
búsqueda de hechos o datos que se repetían una y otra vez y constituían un patrón.
Desde adolescente estudió
las larvas de las mariposas, los gusanos, descubriendo que muchas se alimentaban
de ciertas hojas mientras evitaban otras y que mudaban la piel creciendo,
varias veces, hasta volverse pupas o crisálidas, un “cocoon” o capullo, que no
se movía ni se alimentaba y de donde emergía una mariposa adulta y notando que
cada larva distinta producía su mariposa específica. ¡¡Descubrió la metamorfosis!!
e inició la desaparición de la idea de la generación espontánea de la vida.
Pero era el siglo 17,
M.S.Merian no podía publicar en las revistas “científicas” y académicas de la
época porque era una mujer, a pesar de haber demostrado que, como bien dice
W.Williams:“el mundo natural era ordenado y racional y las asociaciones en ese
mundo eran consistentes y dependientes. Las asociaciones no eran al azar”.
Tanto en Alemania,
como en Amsterdan, Meriam publicó sus
trabajos, pagándolos ella, y por su precisión científica y belleza estética se
convirtieron de inmediato en “best-sellers” de su tiempo.
También, por ser mujer,
le negaron fondos para investigación y con su propio dinero y la venta de sus
obras, se costeó el primer viaje exclusivamente científico al Nuevo Mundo,
llegando con su hija de 21 años, y ella de 52, a Surinam, en Suramérica.
En 1705 su libro, producido
y costeado por ella, “Transformaciones de los Insectos de Surinam”, atrapó a
los europeos en su totalidad. Ella no solo mostraba, con exquisitos dibujos y
acuarelas (las mujeres no podían pintar
al óleo) los huevos, larvas o gusanos, crisálidas y mariposas adultas sino su
contexto, las plantas que las alimentaban.
Los entomólogos de todo el
mundo siempre mostraron su aprecio y respeto por esta extraordinaria mujer.
Linneo utilizó sus obras en sus trabajos y tan reciente como en siglo XX el premio
Nobel en literatura y lepidopterista Vladimir Nabokov la menciona en su “Speak
Memory” como una gran influencia en su niñez. Y ni que decir de sus seguidores
entomólogos del siglo XIX en la América tropical Wallace y Müller y su ayuda e
influencia a Darwin y su Teoría de la Evolución.
En este siglo XXI varios
trabajos tratan de su influencia y conocimientos, aunque es en estos dias cuando
sus libros están siendo traducidos por vez primera al inglés. Mas de un
historiador de la Biología la considera la primera ecóloga, 200 años antes del
advenimiento de esta rama de la ciencia.
Mariposas, esas tenues y
hermosas criaturas aún hoy nos asombran y nos fuerzan a seguir su vuelo cuando
vemos una. ¡No en balde psyque en griego significa alma o espíritu, así como
también mariposa!
Y es a una mujer, una
madre con su hija, curiosa, disciplinada, observadora y dispuesta a que su
trabajo se conociese y llegase a cambiar las formas de investigar y de pensar,
a quien debemos el inicio del estudio de estos insectos y su mundo, que aún nos
causa sorpresas y deslumbramientos en nuestros dias.