publicado en Acento.com.do, el 16 de agosto del 2021
Entre personas educadas la importancia de la ciencia, y de
su hijastra la tecnología, no es algo que amerite discusión. Y muchos han propuesto que
el desarrollo de la ciencia- hoy día cada vez mas con ayuda de lo tecnológico-
es el único
avance real que ha tenido nuestra especie, nuestro ambiente y nuestro planeta.
No es el interés de este escrito discutir si lo
arriba expresado es válido o no; nuestro pensar va en otra dirección.
Si aceptamos la validez de la idea de que solo en ciencias hay progreso y
desarrollo y que, por ende, solo el conocimiento básico de qué
es y cómo
se hace ciencia nos puede dirigir hacia una manera bastante exitosa de
enfrentar problemas ( resultados basados en evidencias, le llaman hoy), la
creación
de una “cultura de la ciencia” debería ser una de las preocupaciones de todo
comglomerado humano.
Pero resulta que la realidad nos muestra que una “cultura de
la ciencia” no existe en casi ninguna
parte del mundo de hoy. Muchos estudios y encuestas en paises
desarrollados muestran que el conocimiento de realidades científicas
no obtiene buenas notas. Ni que decir de paises “en desarrollo”. En nuestra República
Dominicana, ni los estudiantes, ni los profesores, sacan buenas notas en este
aspecto de la instrucción y la educación, tal como nos lo recuerdan cada
cierto tiempo estudios y encuestas internacionales al respecto.
Pudiera ser que los paises desarrollados si posean una mayor cultura de “respeto por la
ciencia”, aunque la visión de la comprensión científica del mundo no sea conocida
y hasta sea despreciada o simplemente considerada de poca importancia real.
Es por lo arriba expuesto que en muchas latitudes el papel
de la noticia científica dirigida hacia no especialistas se ha convertido en
una actividad muy apreciada, tanto entre la colectividad científica
como por la generalidad de las personas. Este tipo de comunicación,
que ha sido llamada divulgación científica, se ha constituido en una
de las patas de la mesa de toda persona con cualificaciones profesionales en cualquier sociedad. Y en nuestros dias la Internet, con la
comunicación
instantánea
de los teléfonos
inteligentes dirigida a todos y enviada
por todos, hace de la divulgación científica algo mas urgente y
necesario como aporte a nuestra cultura general de qué se sabe y conoce hoy y qué
es ruido y desinformación.
Hay varios detalles que conviene recordar. Solo un profundo
conocedor de una ciencia hará una aceptable divulgación
sobre ella. Los científicos, con años de entrenamiento para poder
comunicarse efectivamente entre si, no siempre resultan muy buenos para divulgar
a un público
culto y menos aún a uno común.
Por otro lado, los esfuerzos de periodistas, autodidactas y
formadores de opinión en general resultan de graves errores de conceptualización
en una ciencia que desconocen y que solo saben de ella lo que escriben buenos y
malos divulgadores.
Muchos creen que un texto de divulgación
debe acompañarse
de referencias y hasta bibliografía, pero los buenos divulgadores no lo
hacen, consideran que es parte de ofrecer un barniz científico
sobre algo que no lo es. Claro hay excepciones, a veces se quiere informar de
una fuente importante no solo al público, sino a otros especialistas.
Lo que si debe ser considerado es el ofrecer, siempre que se
pueda, un contexto de la institución o sociedad donde se ha descubierto
el referido trabajo que se divulga, ya que le hace ver al lector que el trabajo
científico
es en nuestro tiempo un trabajo como otro cualquiera, donde las personas
iguales a ellos (los lectores) permanecen de 8 a 5 diariamente como cualquier
otra ocupación
humana. La experiencia nos dice que presentar a los científicos
como habitantes de un cosmos especial es contraproducente, pues enfoca a los
trabajadores de la ciencia como unos seres especiales, espirituales o
extraterrestres, lo que por supuesto no son.
Nada mejor que lo expresado por Sarah Gilbert, la principal
científica
en el desarrollo de la vacuna anti-covid Astra-Zeneca en su libro: “Somos
personas normales…que hicimos algo extraordinario. No tenemos sirvientes,
choferes ni niñeras y como todo el
mundo, tenemos otras cosas en nuestras vidas” ( Vaxxers:The Inside Story
of the Oxford Astra-Zeneca Vaccine and the Race Against the Virus, 1921, Hodder
& Stoughton Ltd., London).
Todo este asunto viene al caso por lo que ocurre en nuestro
país.
Durante la pandemia los periódicos todos han producido y ofrecido
noticias sobre la enfermedad y opiniones de médicos. Pocos trabajos sobre virus,
eso si, y algunos sobre vacunas.
Se ha dicho que para comprender una sociedad basta con visitar
sus cementerios. Como tratan a sus muertos y sus recuerdos. Me da la impresión
de que también
hoy dia entendemos una sociedad observando como enfocan la divulgación
de la ciencia, el mundo de la ciencia y sus resultados en nuestras vidas, como
la ciencia es o no parte fundamental de su cultura.
Nuestra UASD está de elecciones. Algo que créalo
ud. o no, casi no tiene que ver con lo académico y si con “política
de grupos”, quien apoya a quien, que gran partido nacional apoya a cuales y a
quienes no, bueno, es un reflejo de nuestro país. (aunque no hay que negar
que con su ejemplo, la UASD ayudó y mucho al desarrollo democrático
que hemos presentado como sociedad). Entre los puestos a elegir se encuentra
una Vicerectoría de Extensión.
La función de extensión siempre ha sido con la
rondalla, el coro, el grupo de danza, la banda de música de la universidad, grupos
de literatura y folclor, pero nunca hemos tenido profesores contratados como
divulgadores científicos, que escriban en nuestros periódicos
sobre ciencias, que vayan a los centros universitarios regionales, a los clubes
culturales , a reuniones profesionales y ofrecer sus charlas sobre tópicos
científicos
contemporaneos, sobre ecología ( no ecologismo), sobre el mundo de
los matemáticos,
el mundo cibernético, la importancia de la física, la actualidad de las
neurociencias , etc. Nunca ha habido conferencias sobre estos tópicos
en extensión,
a pesar de los variados institutos de investigación que tenemos.
Hay muchas universidades privadas en nuestro país,
y aunque pudiera equivocarme, tampoco veo mucha extensión cultural de tópicos
científicos
(científicos,
no profesionalizantes) en éstas.
Asi, un instrumento que valida la ciencia, sus historias,
los grandes científicos, el mundo de hoy, no llega a nuestros pueblos, no alcanza
a nuestros ciudadanos. ¡No hay divulgación científica!
¿Pudiéramos pensar un poco en esto? ¿Pudieran los candidatos a Vicerectores
de Extensión
de la UASD opinar al respecto? Creo que tenemos muy buenos profesores para esa
tarea, solo que esa puerta nunca se ha abierto.