Publicado en Acento.com.do, agosto 23 del 2021.
¿Nadie se cansa de escuchar
que los dominicanos no leemos? ¿Nadie cree que en tiempos de tantos cambios también
hay que modificar eso? Y bien, ¿cómo se vuelve una persona un lector? Pues eso
todos lo sabemos, leyendo, leyendo y leyendo, no hay de otra. Y eso si, mucho
se ha escrito en nuestro país de la importancia, la riqueza, el deleite y la
amplia visión de la vida que ofrece el ser un lector.
¿Y cuándo hay tiempo para
iniciarse como lector? Pues a mi parecer (y puedo estar muy equivocado) es la época
de estudio en una Universidad. No creo que, en el bachillerato nuestro, con
tantos problemas y tanto para aprender, ni veo que es después de graduado de
profesional, que hay que conseguir trabajo, aprender el oficio que se estudió,
organizar su vida, se marcha de su casa, hace una familia y tantas cosas mas.
¿Y qué hacen nuestras
universidades para que nuestros estudiantes lean? Nada, absolutamente nada.
Tenemos medio millón (mas o menos) de jóvenes ciudadanos en nuestras manos y no
hemos pensado qué hacer para que se desarrollen mejor, para que amplíen sus
miras, para que vivan mas intensamente conociendo muchas vidas y
circunstancias. Simplemente les ofrecemos algo de instrucción y muy poco de
educación.
Y como aquí todo el mundo
tiene una propuesta para algo, quiero presentar la mia. Leo y escucho tantas
por la prensa, la radio, la tv, que es una mas y si lo amerita hay toda la libertad
de hacer lo que yo hago con tantas que me llegan, tirarla al zafacón, Y por
favor no nos comparemos con países desarrollados. Los bachilleres de muchos de esos
lugares van a la Universidad o a la vida laboral con 10 a 15 libros, de
cultura, no de texto, bien leídos y analizados en su época escolar.
Bien, propongo que en el
primer año universitario sigamos como estamos. Una lengua española I y II que
llenan variadas lagunas y refuerzan muchas cosas. Hay
que conocer algo de nuestra lengua.
En el segundo año, todas las
carreras y todos los estudiantes recibirán Lengua Española III y IV. ¿Cómo? Un
profesor seleccionará tres textos (novelas) o seis cuentos clásicos (III) y se discutirán
y leerán en clase. Los estudiantes deben entregar un trabajo escrito (a mano) sobre
cada texto y de ahí su nota. Cada profesor escogerá libremente los textos que
enseñará y deben ser aprobados por su departamento el cual será el responsable
de la calidad de estos. Cada tres años debe cambiar sus obras para estudio por otras.
No importa que dos profesores del mismo nivel presenten una sola misma obra. No
mas de una. En lengua española IV, por igual, pero con textos de literatura
dominicana contemporánea (digamos, posteriores a 1960).
El tercer año Lengua V y VI,
literatura latinoamericana clásica y contemporánea. Dejemos atrás ver y
escuchar a nuestros profesionales (y a veces muy buenos) que confunden a Borges
con Neruda. (Puede ser discutible, pero me parece que Confieso que he Vivido,
vale como novela).
En cuarto año (o su
equivalente) Lengua VII y VIII. Textos de escritores españoles clásicos y contemporáneos.
No ensayos, no libros de divulgación de lo que sea, solo novelas y cuentos.
El quinto año Lengua IX y X, literatura
universal clásica y contemporánea. Nuestros profesionales todos, saldrán
graduados de sus estudios particulares y además habrán leído, discutido y
pensado un mínimo de 24 textos de cierto nivel cultural.
¿Y de dónde vamos a sacar los
profesores? Estos serán entre todos nuestros escritores activos hoy, los
consagrados y los que van por esa via. Los ganadores de premios y menciones en
concursos nacionales y regionales y si aparece, algún premio internacional, por
supuesto que si, o algún extranjero contratado.
Pudieran ser tres créditos
académicos, o sea tres horas presenciales a la semana (el zoom es también
presencial, pues están presentes, ¿no?) dedicadas a leer y discutir un texto.
Las universidades invertirán en libros para sus bibliotecas, (con ayudas del
Ministerio) pero los escritores saben como conseguir muchos textos en la
Internet.
Para la UASD, sería un muy
serio esfuerzo, aunque tiene el mayor departamento de letras del país, con
muchos y buenos escritores. Las universidades privadas estarán de plácemes de
tener mas créditos para cobrarle a sus estudiantes. Educación Superior pudiera
dar un plazo de tres años a todas nuestras universidades para ponerse al dia.
¡¡ Basta una resolución, que no solo sean para repartir becas!!
Si me han leído hasta aquí,
permítanme una disgresión, por si algún escritor endémico pone a volar su ego.
En 1941 el poeta y ensayista angloestadounidense W.H. Auden dictó un curso en
la Universidad de Michigan, U.S.A., llamado “Destino y el Individuo en la
Literatura Europea”, que desde entonces se conoce como “El Curso de Auden”.
En su “syllabus” (lista de
temas o lecturas de un curso, algo obligatorio de entregar a los estudiantes),
descubierto recientemente, se pueden observar unas 6,000 páginas a estudiar
¡Para un semestre!: desde Esquilo y Sófocles, Horacio, San Agustín, Dante hasta
Rilke y Kafka, aparte de 9 libretos de ópera, Morfeo, Carmen, La Traviata y
ensayos de pensadores de la época. Para un curso de 2 horas semanales. Claro,
hasta libros de cómo sobrevivir a Auden se han escrito. Y si alguno aquí piensa
en emularlo, no es para tanto, ni estamos para tanto.
En cinco años veremos como nos
va. Habrá tramposos, por supuesto. Se venderán los informes sobre obras
estudiadas en los diversos puestos que rodean a todas nuestras universidades,
como dudarlo. Pero un estudiante le podrá decir a otro: a mi me tocó el
profesor tal y que buen libro leo ahora y su amigo le dirá, los tres de mi
profesor lo que me dan es sueño, me prestarás ese en vacaciones. Y habrá de
todo, como siempre.
Pero también miles de
estudiantes universitarios, decenas de miles, leerán libros, conocerán otros
mundos, otras vidas, otras épocas, otras circunstancias. Compararán sus ideas y
sus ideologías con las mejores mentes del planeta…y quizás, solo quizás,
dejemos de ser solamente un paisito de sol, cocos y maqueyes y una sola libreria
para 11 millones de personas. ¡Y nadie jamás podrá decir, los dominicanos no
leen! Pudiera ser. Pudiéramos cambiar.