Freud se graduó de médico en 1881 y abandonó una carrera de investigación en neurología por una práctica médica que le retribuyera mayor beneficio económico.
El texto Historia de la Psiquiatría, 1966, de los doctores Alexander y Selesnick, dos psicoanalistas norteamericanos, aunque nacido en Budapest y entrenado en Budapest y Berlín el primero, lo dice todo:
“La introducción prematura de diseños de investigación pedantes y pseudoexactos” para referirse al modelo experimental y materialista de la ciencia a inicios del siglo XX; y ¿por qué triunfó Freud?, agregan los citados autores, “porque realizó la aplicación de la causalidad psicológica (de una manera) operacional”.
Y así continúan defendiendo lo indefendible ya en 1966; justificando palabras con más palabras, con muchas más palabras, pero sólo con palabras.
Este pasado 6 de mayo se cumplieron 150 años del nacimiento de Freud; nacido en 1856 primogénito de ocho hermanos, en lo que era Freiberg en el imperio Austro-Húngaro y que hoy es Pribor en la República Checa.
A sus cuatro años la familia se traslada a Viena. Sigismund Schlomo Freud, Sigmund para su familia y el resto del mundo, se graduó de médico en 1881 y abandonó una carrera de investigación en neurología por una práctica médica que le retribuyera mayor beneficio económico.
Desde 1891 hasta 1938 que tuvo que escapar de los nazis (nacionalistas socialistas, no lo olvidemos) su casa, 19 de la Berggasse en Viena constituyó su centro de investigaciones, con su famoso diván para sus pacientes, centro de peregrinación obligada y de estadía para sus seguidores, como la conocida psicoanalista, escritora y amante de personalidades como Nietzche y Rilke, Lou Andreas-Salomé, y el hogar para su familia de seis niños.
Sigmund Freud publica en noviembre de1899 su libro La Interpretación de los Sueños, en el cual establece los principios de su teoría psicoanalítica. El hecho curioso de que en la página del título se muestre la fecha de 1900, enfatizando el cambio de siglo, algo debe decirnos de este personaje.
Freud escribió en el citado texto: “recordando que las representaciones, las ideas y los productos psíquicos en general no deben ser localizados en elementos orgánicos del sistema nervioso, sino, por decirlo así, entre ellos (itálicas de Freud). ¿Entre ellos?, ¿dónde?, ¿separando los elementos orgánicos?, ¿pasando de uno a otro?, ¿fuera de los elementos orgánicos?
¿Por qué las ideas de este hombre que fundó un “Comité Secreto” a inicios del siglo XX para mantener “una doctrina psicológica pura” (como si estuviese prohibido o algo así) influenciaron tanto que todavía en 1966 dos psiquiatras académicos como Alexander y Salesnik son tan ríspidos en su defensa como vimos en nuestro primer párrafo?
¿Por qué hoy, cuando las ideas de Freud se consideran, a lo sumo marginales, se siguen vendiendo sus libros y los estudiantes de psicología, medicina, literatura, cuando pueden, compran por impulso sus obras completas, aunque un 90% de sus profesores les insisten que Freud es más literatura que ciencia; tan pseudociencia como la astrología como insistentemente señala el filósofo de la ciencia Mario Bunge y aunque el psicoanálisis que dice que lo cura todo no haya curado nunca a nadie?
Bueno, fue el propio Freud, ni mas ni menos, ¿quién más?, quien dijo que Copérnico y Einstein nos sacaron del centro del universo, Darwin del centro de lo vivo y Freud del centro de lo consciente, al “demostrar”, palabra que en su léxico particular tenía muchas acepciones, el valor del inconsciente en nuestras vidas, llamando a esas tres instancias las tres grandes revoluciones de la humanidad.
Las ideas principales de Freud no fueron aceptadas por la medicina vienesa de su época, se dice que por su insistencia en lo sexual como fuerza o energía principal de nuestros procesos mentales. Por esas mismas ideas se le separaron algunos de sus discípulos; pero sus ideas no eran tan originales: En 1803 J. C. Reil presenta el primer tratado sistemático
de psicoterapia insistiendo en un enfoque psicológico para tratar las enfermedades mentales y J. C. Heinroth (1773-1843) ya hablaba de tres niveles para explicar lo psíquico, las fuerzas del instinto ( que Freud llamó el Id), un segundo nivel que Heinroth llamó Ego ( ich) ( nombre que adoptó Freud) y un tercer nivel, el de la consciencia ( que Freud rebautizó como Superego). Kart B. Carus (1789-1869) por su parte expuso que: “la comprensión de la esencia de los procesos mentales descansan en la región del inconsciente”; entonces, ¿qué fue lo nuevo y original en Freud?: “por actualmente descubrir un método operacional para penetrar” en el inconsciente: la interpretación de los sueños y la asociación libre de ideas, nos recuerdan Alexander y Selesnick, antes citados. Muchos otros simplemente dicen: ¡sueña Pilarín!
Hoy, a 150 años de su nacimiento, los modernos “neuropsicoanalistas” quieren decirnos que lo que dijo Freud está de acuerdo con los nuevos descubrimientos de las neurociencias. Escogen pasajes de lo expresado por Freud y lo comparan positivamente con interpretaciones de resultados recientes. Creemos, como muchos, que simplemente interpretan otro sueño más. Pero nos falta por conocer por qué Freud hoy todavía es tan conocido que su nombre es una palabra común en nuestra cultura contemporánea, por qué editoriales serias tienen una Biblioteca Freud y sus obras aún hoy son negocio, por qué los psicólogos y psiquiatras y sus estudiantes adoptan un aire tan “froidiano” cuando nos hablan de la mente, de nuestros instintos…y de Freud. Materia para un segundo artículo sobre Sigismund Schlomo.